jueves, marzo 29, 2007

Artículo La Jornada Jalisco 25/03/2007

La Convención Nacional Democrática

Jorge Gómez Naredo

La Convención Nacional Democrática es, hoy en día, una válvula de escape para millones de mexicanos que desconocen a Felipe Calderón como presidente de México. Pero no solamente eso, también es un acto de rebeldía, de dignidad: la esperanza de construir un país más justo e igualitario.

Desde el proceso de desafuero contra López Obrador, las cosas quedaron claras: por un lado los dueños del dinero, el gobierno de la derecha y la mayoría de los medios de comunicación (en especial los electrónicos) trataban de desprestigiar al ex jefe de gobierno del Distrito Federal; por el otro, millones de personas en torno a uno de los movimientos sociales más importantes en la historia de México buscaban transformar las insoportables condiciones de pobreza, humillación y desigualdad que se viven diariamente. La batalla había comenzado. Durante la campaña presidencial, el PAN, aliado con los empresarios temerosos de perder sus influencias en el gobierno y sus prebendas, intentaron todo: guerra sucia, desprestigio, irresponsabilidad al enconar a la población. Cualquier medio era válido para impedir el triunfo de López Obrador. Como no pudieron frenarlo, decidieron, como última estrategia, organizar y llevar a cabo un fraude electoral, con el cual quedaron cancelados los pocos avances democráticos que se habían logrado en el país.

Nada les importó a los que se creen dueños del país: ni la situación de ver un país al borde de la guerra civil ni el retroceso en materia de organización social y libertad de expresión. No pensaron en los excesos que podría provocar una presidencia débil encabezada por un personaje que no era apto para gobernar una nación. Todo se valía para detener al “peligro para México”.

Hoy, después de una larga campaña de desprestigio y de silencio (todo lo que tenga que ver con AMLO está condenado a desaparecer de los medios de comunicación), el movimiento entorno a López Obrador continúa vivo, se mueve, se manifiesta. No han podido los dueños del dinero derrotarlo. Esto impacienta a Felipe Calderón y a todos los que atrás de él le ordenan qué hacer, cómo y cuándo. La segunda asamblea de la Convención Nacional Democrática significa eso, el decir: “aquí estamos y no nos movemos”. Es la terquedad de un pueblo que ha decidido luchar y ha optado por la resistencia civil pacífica, de un pueblo cansado de la iniquidad, la desigualdad y la falta de oportunidades. El desempleo, la inflación y la carestía se viven, se sienten, se experimentan en los estratos populares. Los discursos triunfalistas de Felipe Calderón, de los miembros de su gabinete, de los grandes empresarios y los banqueros nada le dicen a ese pueblo cansado de estar siempre abajo.

Los primeros meses del gobierno de Felipe Calderón han resultado un fracaso; el inquilino de Los Pinos continúa inmerso en esa burbuja que habitaba su antecesor: foxilandia. El pasado jueves, en un arranque de triunfalismo, Calderón se pavoneó de la reducción de los índices de desempleo cuando, paralelamente, el INEGI daba a conocer el escandaloso aumento de mexicanos sin trabajo alguno. Por un lado el “desarrollo” y “progreso” que los gobernantes panistas creen ver en el país y, por el otro, la realidad, la miseria de millones de mexicanos; un país con el tercer hombre más rico del mundo y con más de cincuenta millones de pobres.

Por eso cientos de miles de personas asisten a la segunda asamblea de la Convención Nacional Democrática. La esperanza puesta en ella es mucha, es quizá la última. El sufrimiento y la impotencia se han encauzado en el gobierno legítimo que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Ha significado una válvula de escape ante la injusticia y la desazón, ante la humillación de un nuevo fraude.

Quienes desmeritan al gobierno legítimo y a los convencionistas se olvidan que, sin este movimiento social y sin la esperanza de tener un gobierno popular, en el país hubiera habido cientos de estallidos sociales. Muchos medios de comunicación, “analistas políticos”, empresarios y funcionarios públicos de derecha estigmatizan a López Obrador, de manera racista y discriminatoria, como megalómano; lo colocan como un hombre en el ridículo. Sin embargo, no observan ni reflexionan: sin la esperanza de millones de mexicanos en la Convención Nacional Democrática y en su presidente legítimo, México ahora sería un país inviable, lleno de encono (todavía mayor) y al borde de la guerra civil. La irresponsabilidad al cometer un fraude electoral y al dividir a la población fue detenida por la cordura, no a través de las armas ni la confrontación, sino con las ideas, con la manifestación popular y con la paciencia. Quien ha mostrado amor por el país en estos últimos años no son los empresarios corruptos ni la derecha recalcitrante, sino el pueblo, ese pueblo que desea, anhela y busca dejar de ser humillado. Ojalá lo entiendan quienes se creen dueños de este país, ojalá comprendan que una nación con altos índices de desigualdad, tarde o temprano, explotará, y explotará con furia.

Artículo El Occidental 25/03/2007

López Obrador y la Convención Nacional Democrática

Jorge Gómez Naredo


Le apostaron al desgaste, a la inveterada costumbre del pueblo mexicano al olvido; a una campaña de desprestigio en contra del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Le apostaron al “posicionamiento” mediático de Felipe Calderón como presidente fuerte y legal; a los medios de comunicación masivos (especialmente a los electrónicos) para silenciar toda actividad que realiza el gobierno legítimo y la oposición. Le apostaron a todo y no escatimaron ni recursos ni influencias para lograr sus objetivos. Estuvieron de acuerdo los dueños de las televisoras –Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego–, los presidentes del PAN, PRI, PANAL y PASC, los potentados, quienes invirtieron en la campaña electoral de Felipe Calderón. Y a pesar de todo, el movimiento lopezobradorista está vivo, se mueve y se manifiesta.

Millones de personas tienen sus miras puestas en la segunda asamblea de la Convención Nacional Democrática. Y es totalmente normal. ¿Qué sería de México si no existieran este tipo de manifestaciones?, ¿qué harían millones de mexicanos sin la esperanza de ver a López Obrador como presidente?, ¿qué detendría la ira del México bronco ante la usurpación del poder ejecutivo? Cuando se concretó el fraude electoral el 2 de julio, la derecha y los dueños del dinero envidaron la estabilidad nacional. Hubo momentos en que el país estuvo a un paso del estallido social violento. Miles de personas, llenas de frustración ante el robo, pensaron más de una vez en llevar a cabo medidas mucho más drásticas que un plantón en la ciudad de México: se habló de guerrilla, de armas y de atentados. La desesperanza se transformó en odio ante quienes realizaron el fraude electoral: los ánimos encendidos hubieran fácilmente provocado violencia y descontrol, represión, lucha fratricida, sangre, lágrimas, dolor.

Le postura de Andrés Manuel López Obrador fue, sin embargo, de moderación. No llamó al pueblo a las armas (y de verdad, millones de personas lo hubieran seguido y este país se hubiera sumido en una nueva guerra civil), pero tampoco fue débil y timorato como Cuauhtémoc Cárdenas cuando, en 1988, le robaron el triunfo obtenido en las urnas. AMLO y buena parte del pueblo de México prefirieron la lucha pacífica, la inteligencia y la arena política: por eso se realizó la Convención Nacional Democrática y ésta nombró presidente legítimo a López Obrador (es una nefanda mentira, como dice la derecha, que AMLO se “autoproclamó”). Fue una válvula de escape, sin duda, al odio, al rencor y al recelo de un pueblo expoliado.

La derecha ha buscado estigmatizar a López Obrador como un loco, megalómano, irresponsable y mal perdedor. Sin embargo, se le olvida a esta irracional derecha que fue él, López Obrador, y nadie más, quien detuvo el estallido social. Los malos perdedores son Felipe Calderón y el PAN; megalómano fue el gobierno que encabezó Vicente Fox; irresponsables son los empresarios que se creen dueños del país y que apoyaron el fraude electoral. No entienden, no quieren comprender que la Convención Nacional Democrática es una válvula de escape ante la desesperanza, el robo, la humillación provocada por quienes decidieron abolir los pequeños avances democráticos.

Pero la Convención significa más: es el aliento, la esperanza, el creer en algo. Al mismo tiempo, es un semillero de ideas y una fuerza motriz que busca cambiar a México, que lo quiere rescatar. Nuevamente la derecha se llena de miedos. Calderón, tan débil y manipulable como siempre, no sabe qué hacer. El pueblo decide, se organiza y busca derrotar a quienes lo expoliaron y lo robaron. Por eso en los medios de comunicación continúan los ataques (muchos “analistas políticos” –un día sí y el otro también– atacan a AMLO) y se montan campañas mediáticas para continuar el montaje de un presidente que dizque tiene control de lo que pasa. Por eso se pagan más facturas (Elba Esther Gordillo se llena de “regalos”) y se busca, a como dé lugar, el apoyo de quien sea. El miedo es mucho, y no es para menos: un pueblo despojado, lleno de carencias y harto de mentiras e hipocresía es, no cabe la menor duda, de temer. Seguramente, en estos momentos, el presunto ganador en las elecciones presidenciales estará temblando (resguardado por un cerco policíaco-militar que se parece mucho a una jaula, a una jaula de oro) en Los Pinos; mientras, en el zócalo, el supuesto perdedor estará lleno de energías y vitoreado por el pueblo ¡Vaya diferencias!

sábado, marzo 24, 2007

Dos cartones

Dos cartones de La Jornada, uno del Fisgón y el otro de Helguera.



jueves, marzo 22, 2007

Después de todo...

Jorge Gómez Naredo
Después de todo
uno se siente jodido
cómo no hacerlo
si el cielo es grande
y no hay estrellas
si los labios nuestros
que no son nuestros
está lejos
lejos lejos muy lejos;

cómo no acongojarse
ante los nubarrones
de un país que se viene abajo
ante la noche oscura
de una imagen
que se desmorona;

cómo no amilanarse
cuando la lealtad
no es reconocida
y la entrega y el amor
son defectos más que virtudes.

Después de todo
uno se siente jodido
y más jodido
se siente uno
cuando hay que tragarse todo
y mover los pies
caminar, pues.

Elba manda, Felipe obedece

Elba Esther Gordillo manda, Felipe Calderón obedece. Así de simple, así de claro. ¿Dónde quedó el cambió, si los “nuevos funcionarios” dependen, obedecen, respetan y halagan a la vieja guardia? Basta de simulación, basta de corrupción, basta de tanta pinche tranza, basta ya de PAN, PRI y Elba Esther Gordillo. Basta.



El gobierno de derecha, sin rumbo...

Los cartones de Rocha y el Fisgón. Uno de de la biblioteca José Vasconselos, cerrada por daños estructurales en su construcción (a unos meses de su inauguración) y por hacerse, como se dice popularmente, “con las patas”. Así son los proyectos del PAN, los de Vicente Fox y quizá los que haga (si a caso tenga algún proyecto) Calderón: mal hechos, de relumbrón, elefantes blancos pues. La Biblioteca Vasconselos se inauguró con bombo y platillo, pensando que un edificio grande, con libros mal acomodados y mucha tecnología eran suficientes para la educación del país, de los mexicanos. Eso es ver el problema de manera superficial. No cabe duda que debería haber más y más y más bibliotecas, mayor acceso a la lectora, mayor facilidad para leer un libro, ver una película, escuchar música, un concierto, teatro, danza, etcétera. Sin embargo, estos hábitos se deben inocular en la población, se deben enseñar. Una biblioteca sin lectores convencidos es algo que no sirve. Por eso, la educación se debe dar en las escuelas, con profesores BIEN PAGADOS, infraestructura de calidad y con dinero invertido en el bienestar de los mexicanos. Sin esto no se hará nada. Y claro, se debe dar la batalla contra la televisión, ese invento que pudiendo ser de gran apoyo para la educación, se ha convertido en un lastre para los desarrollos intelectual y espiritual de los mexicanos. Si los panistas dicen preocuparse por la educación, pues deberían, en primer lugar, luchar contra las estupideces que a diario recetan las televisoras a sus televidentes. Sin esa lucha, la batalla, desde ya, está perdida, por más bibliotecas que se hagan (aunque estuvieran hechas bien). Así que, ya saben, para una educación de calidad, primero contra la tele, después apoyo a la educación pública (y no a la privada como los panistas pretenden), y un sistema integral de educación... Pero bueno, ¿qué se puede esperar de gente como Fox y Calderón?

Calderón se mete en todas partes, y ahora resulta que también se comienza a confrontar con la Asamblea de Diputados del Distrito Federal. ¿Dónde quedó la autonomía?, ¿dónde el respeto a la ley? El usurpador es un hipócrita, hipócrita-cínico y, además, mocho, como quien loa compaña en la aventura de la usurpación, su caníbal preferido, el inefable Ramírez Acuña.



miércoles, marzo 21, 2007

A la Convención

“menos mal que existen
los que no tienen nada qué perder,
ni siquiera la muerte”

Silvio Rodríguez

Cuando perdimos todo
todo se llevaron:
las lágrimas y los cielos
el viento con sus necedades

perdimos todo
o nos robaron todo
desde siempre
desde que mi madre
me puso nombre
desde que yo puse nombre
a mis hijos

perdimos el pensamiento
las luces, las letras
un periplo lleno de lisonjeras
miradas delicadas

perdimos también lo que nunca tuvimos
las paredes de una casa
que siempre imaginamos
pero jamás nos dejaron tocar

perdimos el ánimo para esperar
la bondad, la comprensión
el “se puso en mi lugar”
perdimos la esperanza de morir
sin ser
una losa
un mundo encima
para los demás

perdimos todo
y nos quitaron todo
pero
-ah, ¡cuántos peros!-
aún así
sin nada qué perder
me uno a los míos
a los que nada tienen que perder
y voy con sueños
a la Convención

ahí estaré
mi presidente
mi legítimo
presidente.

Sobre el calor y Guadalajara

Camilo Ná
Hace calor, sí, mucho calor: en la playa habría más sol, pero también agua y mujeres muy bien formadas con muy pocas ropas; y también habría arena, descanso y cervezas que se calientan rápidamente y que, por ende, se deben tomar a gran velocidad. Pero hace calor y no hay playa ni albercas ni mujeres con pocas ropas ni nada de nada, solamente concreto y unos camiones que expulsan hacia arriba un gas negro negro negro. Y también hay edificios donde gente muy bien vestida sube y se siente y se pone enfrente de una pantalla y trabaja en no sé qué. Nunca me ha gustado meterme en la vida de los demás, no, jamás, aunque algunas personas buscan introducirse en la mía.

El caso es que hay sol, mucho sol, y ruido de ciudad con gente que viene y va sudorosa. El calor, dicen los que saben, se ha incrementado por el calentamiento global de la tierra. Yo no soy experto en esos temas pero, seguramente, algo tendrán de razón. Hasta un ex-candidato estadounidense metido en esos temas y, junto con un multimillonario, ofrecieron un premio para revertir ese proceso producido por el hombre. A mí me importa el asunto, pero a mi vecina no, ni tampoco a quien vive a dos cuadras de aquí. Los habitantes de esta ciudad se interesan poco por los temas profundos, esenciales y de gran importancia para el bienestar de las mayorías. Como que se les murió algo y ya no lo han podido revivir, y en cambio, lo enterraron muy hondo y nada de él hay, ni recuerdos ni vivencias ni nada. Por eso salgo a la calle y la gente mira indiferente a los pobres, y todos van pensando en cómo sacar dinero lo más pronto posible para comprar una tele o un DVD o quizá el último aparatejo de la tecnología. Y a nadie le importa que como representantes en la cámara de diputados tengamos a un montón de inútiles ni tampoco prestan interés a los excesos del anterior gobernador ni a los del nuevo. Nada les importante, y les molestan las manifestaciones y que alguna persona un día decida decir no. Sí, eso les molesta y mucho. Ellos creen que el progreso es lo único que importa y se miran como hombres de futuro, y siguen votando por el partido de blanco y azul. Y eso, sin duda, me molesta a mí, y me molesta mucho. Pero, ¿qué hacer?

Notas desde una ciudad que se llama Guadalajara y está en México

Tres cartones

Tres cartones de La Jornada con un tema que da miedo: la iniciativa a la reforma de pensiones en el ISSSTE que quiere darle en la madre a las conquistas sociales y agenciar para unos cuantos (como Elba Esther Gordillo) los fondos de los obreros, de los trabajadores. La intención es que esta “honorable profesora” maneje los ingresos de las pensiones como una empresa privada y, por supuesto, muy redituable. El ISSSTE y toda la seguridad social precisan en México reformas y adecuaciones, pero siempre se debe pensar PRIMERO en el bienestar de los trabajadores y no en el de unos cuantos privilegiados y corruptos. Así que NO A LA REFORMA A LA LEY DEL ISSSTE.



abajo / arriba

Abajo un silencio de gritos
lleno de miradas opacas
arriba el cielo las flores
las nubes y dos ojos fulgurantes

abajo mi rostro triste congoja
una mano yerta de frío insaciable
arriba el cielo las flores
una niña recién nacida en cuna

abajo las palabras de los mudos
y los versos y poemas y el presente
arriba el cielo las flores
mundos distantes tan cercanos

abajo las lágrimas de todos
o de casi todos mis compañeros
arriba el cielo las flores
y una casa grande con jardín

abajo yo y tú y el de enfrente
y todos cantando sin voz
arriba el cielo las flores
y un puñado de pocos
sonriendo desde la risa

martes, marzo 20, 2007

Cosas del más allá

Lentamente abrió los ojos
-tenía cien años
de no alzar la mirada-:
observó el cielo
y aún, todavía
era azul;
después el color de la piel
las miradas de otros
los versos las manos
el verde que hay
y el concreto que se había construido
durante tanto tiempo

todo lo miró
todo lo observó
solamente
un suspiro hizo:
se había perdido
cien años

y cien años más
se perdería
o doscientos o mil
pues los muertos:
nada más
una vez
en toda la muerte
pueden abrir los ojos
y mirar
mirar / mirar / mirar
como niños
como nacimiento
como vivos...

Dos cartones sobre PEMEX: días de lucha se vislumbran

Felipe Calderón está dispuesto y desesperado por privatizar PEMEX, la riqueza de todos los mexicanos. Su intención es formar un clima de “necesidad”, de “imperiosidad”, de “falta de capital” y de “ya no sirve”, para entregar la industria a las empresas privadas y que éstas obtengan grandes beneficios, mucho dinero. Ésa es la intención de Felipe Calderón, de todo su equipo y de sus patrones, quienes lo llevaron a la presidencia (a través del fraude), y que no son, por supuesto, el pueblo de México, sino los potentados y millonarios de este país. Nos esperan días duros, muy duros, de marchas, manifestaciones y consignas, nos esperan, pues, días de lucha. Por cierto, en la caricatura de Hernández se ve, claramente, cómo Calderón se alía rápidamente con la corrupción, representada por Romero Dechamps...

lunes, marzo 19, 2007

El pelele en la mente de un niño pequeño

Camilo Ná
En la pantalla de la tele un pelón, chaparro y de lentes camina junto a una mujer rubia y también de lentes. Dicen los presentadores que son “los presidentes” de México y Chile. Ella va vestida con un conjunto negro; él, de azul, como el color de su partido. Los rodean o los cercan o los acompañan (o quizá sea una escenografía común en la películas de caricaturas) militares vestidos de verde, con armas muy grandotas y bien formados. Me enteré que ella venía a mi país, a México, en visita oficial. Dizque es de izquierda, aunque en la izquierda (hasta en la moderada), no la ven con muy buenos ojos; eso me dijo mi hermano grande que sabe mucho de política y que cada vez que ve la televisión se enoja y grita y dice malas palabras. Mi mamá trata de calmarlo, pero él sigue gritando y un día, cuando aparecía el mismo señor pelón, chaparro y de lentes en una tribuna con mucha gente abajo gritándole y con un montó de señores con trajes defendiéndolo arriba, mi hermano casi rompe la televisión, y dijo palabras muy feas que no quiero recordar, y que el padre de la iglesia dice que están prohibidas por el señor, por Dios. Pero parece que a mi hermano no le importa y también para el padre tiene sus malas palabras, y como el padre no es nada de mí, pues yo apoyo a mi hermano, que es mi hermano y que me cae bien.

Pero esta vez mi hermano se fue con su novia (es decir, mi cuñada) al zócalo a una manifestación de no sé qué. Dice mi hermano que un día me va a llevar a una de ellas, pero como soy pequeño mi mamá no lo deja, aunque yo llore y le diga y le explique y le dé pruebas a mi mamá que no soy pequeño, sino grande, y que los niños grandes, como mi hermano, van a las marchas. Pero ella dice que no y no y no y nadie la hace cambiar de parecer. Pero el caso es que esta noche mi hermano no está, y el señor de lentes, chaparro y pelón, salió en la tele y dijo que era bueno que Chile fuera moderno. Yo no entiendo de eso, pero mi hermano me ha dicho que ese señor chaparro y de lentes y pelón es un “pelele” y un “usurpador”, y aunque no sé bien todavía qué quieran decir esas palabras, yo pienso que sí es un pelele y un usurpador, y además pienso que no me cae bien, como el otro señor que sí me gusta cómo habla y que se llama Andrés Manuel López Obrador: él sí me cae bien, pero este señor chaparro, de lentes y pelón, él no, por eso, como mi hermano lo haría, le comienzo a gritar palabras feas (aunque después el padre me regañe), muy feas y me enojo con él, y mi mamá sale de la cocina (prepara la cena para mi hermano y mi papá que siempre llega cansado de trabajar muy noche) y me dice “no, hijito, no digas eso”, pero ve la televisión y ella también dice malas palabras y es bonito que toda la familia le diga malas palabras al señor chaparro, de lentes y pelón, y a mi me gusta, y a mi mamá parece que también, y no se diga mi hermano y mi papá, que siempre está cansado y siempre trabajando. Por eso me gusta ver la televisión cuando sale ese señor chaparro, de lentes y pelón, porque siempre, todos, le decimos cosas feas y malas, aunque el padre de la iglesia después nos regañe, pero también nos comprende, porque, según me le dijo mi mamá a mi tío, el padre también le decías cosas feas al señor de lentes, chaparro y pelón, y por eso aunque nos regañe, siempre nos perdona y dice que Dios, allá, en el cielo, también le dice cosas feas al señor chaparro, de lentes y pelón. Yo pienso que sí, que Dios le dice eso y por eso Dios me cae bien.

domingo, marzo 18, 2007

Cosas de la vida...

Camilo Ná
Cuando sufragó por el PAN y depositó –temeroso de la victoria del maligno “peligro para México”– su voto en favor de Felipe Calderón, tenía cincuenta pesos en el bolsillo (sin deber a nadie nada-)y una familia que alimentar. Después de tres meses, al llegar a mitad de quincena, en su cartera solamente tiene 10 pesos (ya debe trescientos) y una familia que alimentar. Ahora piensa lo caro que está la comida, el zapato, el vestido, lo poco que le alcanza con el mísero sueldo que aumentó nada, los malos tratos del patrón y el miedo a enfermarse (“es mejor morir que enfermarse –dice su achacoso padre que no tiene seguro ni seguridad social–, porque muerto uno cuesto menos que enfermo”), pero aún así se dice y se repite y la televisión le indica: “qué bueno que no ganó el loco de López Obrador, nos iba a llevar a la miseria, al endeudamiento, a la crisis”.

Reflexión: Hay quienes jamás entienden que cuando se habla de “jodidos”, “pobres” y “míseros”, se están refiriendo a él, y no al de enfrente. Y cuando se habla de "ganancia de la bolsa mexicana de valores", se piensa en sólo unos cuantos, unos cientos, unos privilegiados que se cuentan en cifras de cuatro números (en un país con más de 100,000,000 -cifra de 12 números- de habitantes)

Dos realidades

Dos realidades: por un lado el supuesto ganador de las elecciones, Felipe Calderón, rodeado siempre de efectivos del ejército y de policías; por el otro, el presidente legítimo de México, el verdadero ganador de las elecciones, con el pueblo al lado, enfrente, junto. La realidad siempre contradice los discursos de la derecha y de quienes usurparon el poder. Ellos dicen que ganaron, que triunfaron, que todo fue legal, pero, ah, esa realidad tan terca y necia todos los días les recuerda que son ilegítimos; no pueden salir a las calles sin el peligro a ser abucheados, vilipendiados y agredidos. En cambio, Andrés Manuel López Obrador recorre la república con dos elementos de seguridad y solamente ve muestras de apoyo. ¿Quién es el presidente de México? Para los ricos potentados, para quienes buscan, a toda costa, mantener sus privilegios, es Calderón. Para el pueblo, para quienes engrandecen esta nación con su trabajo y sus sueños, el presidente es López Obrador. Dos imágenes que dicen mucho y en las que sobran las palabras.



Artículo La Jornada Jalisco 18/03/2007

Funcionarios panistas: incongruencias y falta de visión

Jorge Gómez Naredo

Uno mira hacia arriba, abre los ojos y trata de entender: todo es caos, incongruencia y falta de sensibilidad; en muchas partes hay sorpresa, asombro, miradas que no comprenden qué pasa en las administraciones panistas, en las declaraciones de quienes dicen gobernar al país, a los estados y a los municipios: ¿tan lejos están los representados de sus representantes?, ¿acaso es posible tanta falta de sensibilidad y congruencia?

Por un lado, allá, en el Distrito Federal, en el marco de las “celebraciones” de los “cien días” de gobierno, Felipe Calderón, después de haber “hecho política” en Mérida con un presidente estadounidense de salida, sin capacidad para lograr reformas migratorias o mejoras para los mexicanos indocumentados en el vecino país del norte, declaró solucionada la crisis política provocada por las elecciones del 2 de julio. Ante más de mil asistentes, se dijo complacido de su labor como presidente y afirmó que México ya tenía rumbo. Cosas de la vida, cosas de la realidad tan terca y necia: afuera del paraíso calderonista, la situación se observa diferente, hay crisis política, inseguridad en ascenso, desconfianza ante las instituciones supuestamente “fortalecidas”, movimientos sociales reprimidos y sojuzgados, menor libertad de expresión, intimidación y decadencia de la clase política. Parecería que en estos cien días de “gobierno” se está forjando nuevamente una visión idílica del país por parte de quien ocupa la presidencia, una nueva versión de foxilandia.

En Jalisco, haciendo consonancia con la situación federal, también hay complacencia e incongruencia. Por un lado, Emilio González Márquez habla fuerte ante empresarios, les reclama su falta de responsabilidad social, el desprecio que tienen hacia los magros salarios de sus trabajadores y les exige mayor compromiso con el estado, pero, por otro lado, su gabinete (el formal y el ampliado) está conformado por personas que no tienen el perfil indicado. Por ejemplo, el secretario de Trabajo y Prevención Social, Ernesto Espinosa Guarro, se caracterizó como alcalde interino de Guadalajara por el desprecio a los débiles y a los menos favorecidos, ¿por qué, pues, se le coloca en una secretaría donde se dirimen los conflictos entre trabajadores y patrones, entre quienes nada tienen y quienes todo lo poseen?

Hay casos verdaderamente grotescos y que dibujan nítidamente el prototipo del funcionario público panista jalisciense: José Méndez Gallegos es uno de ellos. Fue nombrado por González Márquez director del Sistema del Tren Eléctrico Urbano y, con cinismo rayano en lo inefable, arguyó que tan sólo cinco o seis veces, ¡en toda su vida!, se ha subido a dicho medio de transporte. Una cosa es inexperiencia en el ramo y otra es que simple y llanamente desconozca por completo los problemas del transporte público urbano.

Otro caso interesante de la falta de experiencia de los funcionarios públicos nombrados por González Márquez es el de Sergio Tabares Orozco, nuevo director del Instituto Jalisciense de la Juventud. Hizo recortes al presupuesto en el Centro de Investigaciones y Estudios de la Juventud, lo que dejó sin un pilar al instituto mismo: ¿cómo poder atender la problemática de la juventud si no se conoce nada de ella? Diplomado en el CISEN y con experiencia en las bases juveniles del PAN, Tabares Orozco hace declaraciones tan emblemáticas de su falta de capacidad que asombran a cualquiera: “Hoy en día la herramienta más utilizada por la juventud se llama celular, yo creo que los jóvenes en su mayoría enviarán 10 o 12 mensajes sms al día, y recibirán la misma cantidad; creo que tenemos que hacer del instituto un instrumento de comunicación como tal”. ¿Se puede comparar al Instituto de la Juventud con un celular?, ¿se puede partir, para conocer la problemática de la juventud, de una reflexión tan rudimentaria y que demuestra el desconocimiento total de la realidad de los jóvenes?

Mientras Felipe Calderón va creando una imagen idílica de México que le impide observar la realidad existente, en Jalisco, González Márquez se muestra contradictorio, por un lado el discurso “de las mejoras” y “el bienestar” y, por el otro, los nombramientos en puestos claves de personas con nula capacidad y que desprecian a los más necesitados.

México y Jalisco se merecen más. Los funcionarios públicos panistas se han caracterizado por su falta de visión, por no observar los problemas sociales de una manera profunda e integral. Cada día que pasa la situación se agrava: los representantes y los representados se encuentran en polos opuestos. Nada bueno se puede esperar de una relación tan lejana, tan distante, tan contradictoria.

Artículo El Occidental 18/03/2007

¿Crisis política superada?

Jorge Gómez Naredo

Ahora resulta que la “crisis política” ya está superada. Así lo afirmó Felipe Calderón, pero para poder decirlo con “tranquilidad”, contó con la protección de cientos de elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) que cerraron medio zócalo, golpearon a más de cinco manifestantes y cercaron palacio nacional con vallas de más de dos metros de alto.

La crisis política que menciona Calderón no está superada y ha sido mal atendida. Se originó con la campaña de odio en contra de un candidato presidencial: Andrés Manuel López Obrador; se encendió aún más con el fraude electoral cometido el 2 de julio y por la imposición de Calderón el 1° de diciembre. Y continúa: las calles que pisa el supuesto candidato “ganador” son cercadas para “superar la crisis”. Aunado a esto, la estrategia para legitimar al panista no ha dado resultados, pues todo se apostó a la seguridad pública, a la lucha en contra del narcotráfico y a una táctica mediática donde, a escasos cien días de gobierno, se pretende hacer creer a la ciudadanía que todo va bien y marcha sobre ruedas. Pero la realidad, ah, esa necia realidad, viene y lo arruina todo. La batalla en contra del narcotráfico, mal planeada y hecha para la televisión, ha resultado un fracaso: ahora los capos de la droga matan policías en donde más les duele a los panistas, en los centros de mayor concentración de riqueza, como es el caso de Monterrey.

La crisis política viene acompañada de una descomposición institucional, donde los valores de honradez, justicia, lealtad y compromiso social han quedado fuera. Los funcionarios públicos sólo luchan por enriquecerse gracias o a partir de dichas instituciones. Además, el organigrama de gobierno parece una casa de colocación, donde el trabajo de “político” se observa no como un espacio privilegiado para mejorar la situación económica, cultural y social de muchos mexicanos, sino como un trampolín hacia otros puestos de mayor poder y con posibilidades de un ingreso mejor.

Casos hay muchos, muchísimos. Por ejemplo, Alberto Cárdenas Jiménez ha estado en nómina gubernamental desde su paso por la alcaldía de Zapotlán el Grande, en 1992; después como gobernador y durante el sexenio de Fox, como comisionado y secretario de estado. Actualmente ocupa la secretaría de Agricultura; si no tuviera dicho cargo, sería senador. La pregunta clave es, ¿ha luchado Cárdenas Jiménez por el bienestar de los mexicanos? Como este caso hay muchos más, y no solamente panistas, sino también del PRI y del PRD. De los partidos chicos, ni se diga; no importa “hacer el bien”, sino “conseguir puesto”.

La cuestión que se debe resaltar es la decadencia del trabajo político, el cual se realiza no por el bien de los demás, de los más necesitados, como debería ser, sino por interés propio, de unos cuantos potentados. Cada empresa invierte en ciertos candidatos para, una vez que éstos hayan ganado, seguir laborando sin interrupciones y tener la posibilidad de mayores beneficios. ¿acaso esta crisis no es importante?, ¿acaso la decadencia y corrupción en el sistema político no es una crisis? Pero, oh, necia irrealidad de los de arriba, Felipe Calderón adujo que la “crisis política” se había “superado” por la firmeza en las instituciones.

La tensión política existe y se observa. Agreguemos, además, la existencia de carestía, inflación, falta de empleo que, si no se atienden de una manera expedita, crearán mayor disgusto y, posiblemente, en un tiempo no muy lejano, estallidos sociales de consideración. La Convención Nacional Democrática, a celebrarse del 21 al 25 de marzo, trata por todos los medios de encauzar pacíficamente los descontentos. Pero llegará un momento en que ni la figura de López Obrador como jefe de la oposición y presidente legítimo de México podrá detener la furia y el enojo de la ciudadanía. El fraude electoral, las ilusiones robadas vilmente con una guerra sucia, la descomposición de las instituciones y una delincuencia organizada inteligente, junto con la incapacidad, insensibilidad y falta de visión por parte de quienes se adueñaron de la presidencia, eso, señores, se llama “crisis política”, aquí, en China y donde sea.

Algo sobre regresar a Benedetti

No hace mucho tiempo regresé a las páginas de Benedetti. Siempre retorno a él, especialmente cuando hay amor, pasión, una lucha que parece vencida y que, sin embargo, no ha se ha extinguido. Regresé como siempre, con los ojos llenos de puerilidad e ingenuidad, con mis manos, más añosas, pero las mismas; con una sonrisa en el rostro: cuánto amor y cuánta sensibilidad. Y a pesar de los críticos sagaces que se dicen “intelectuales”, de los poetas barrocos y de quienes se creen en otro nivel de sensibilidad y de capacidad creativa, a mí Benedetti siempre me ha gustado y siempre lo encuentro fresco, lleno de vida; esa vida que a muchos poetas de nuevas generaciones les falta, y aunque la busquen en sus amores, en el sol y la luna, en el sacrilegio y en el viaje largo, jamás la encontrarán, porque quien nace jodido, jodido se queda: y ni Dios ni el mundo ni las becas ni los libros publicados (y que nadie compra), pueden rescatarlos. Nadie ni nada.

sábado, marzo 17, 2007

Salir y regresar

Camilo Ná

Cuando salí
nunca pensé en regresar
tan rápido:
quizá dos años se me hacían poco
un momento fugaz
una mirada que no terminaba de nacer.

El caso es que salí
y regresé
no sé bien a qué
no sé bien por qué
pero aquí estoy nuevamente
desconociendo lo conocido
y pensando
que cada día
me vuelvo más viejo
o menos joven
para el caso
es lo mismo.

Regresando a la ciudad donde nací

Camilo Ná
Uno regresa al lugar donde nació y como que no es la mismo, algo cambia, o todo, o quizá sea uno quien se transmuta. Vaya usted a saber. ¿Alguna vez ha regresado a la ciudad que no ve desde tiempo atrás? Dicen que las ciudades cambian, que se transforman: una calle se amplía, un edificio se levanta, alguno más se quema y los bomberos y protección civil y los ingenieros dicen: “a tumbarlo”, y se tumba así nomás, y caen las piedras y cuando uno llega se dice: “ah cary, acá como que algo cambió”. Las ciudades cambian, de eso no hay duda. Y uno, ¿también cambia? Claro. Me veo al espejo y las patas de gallo están marcadas más fuertemente; la voz también sufre variaciones, más cuando los cigarrillos en la boca no se cansan de seguir prendidos. Unos kilos de más, el cabello más largo, pero menos abundante; y claro, la experiencia no es la misma, aunque a veces pienso que, en mi caso, sigo siendo el mismo ingenuo que cree en los cuentos de hadas y en las flores que triunfarán sobre los tanques. El caso es que regresé a una ciudad que me parece, hoy más que nunca, ignota. Tiene algo conocido, pero en términos generales, la desconozco, o me desconoce, vaya usted a saber.

martes, marzo 13, 2007

El Pancho de Paco: Villa reivindicado por Taibo II

Artículo publicado en La Jornada Jalisco el 13 de marzo de 2007.


El Pancho de Paco: Villa reivindicado por Taibo II

Jorge Gómez Naredo

“Tengo el honor de manifestar a usted que,

según todos los informes que he recabado

y que considero completamente verídicos,

Villa se encuentra ahora mismo en todas partes

y en ninguna”

Parte de Guerra, según Rafael F. Muñoz,

enviado a Venustiano Carranza en 1916, durante

la persecución a Francisco Villa.

El inicio, el contacto, el conocimiento, la pasión

Paco conoce a Pancho, lo sondea, le pregunta, trata de meterse en su vida, en su cabeza y en su corazón. Lo acompaña de aquí para allá, lo observa, inquiere dónde está, hacia dónde se dirige, cuáles son sus principios, sus bases, la fuerza motriz de ese hombre que, durante años, muchos y largos años, no entró en la lógica del sistema, de los ganadores, de quienes triunfaron en la Revolución Mexicana.


Paco recolecta documentos, analiza, ve fotos, las compara, piensa, reflexiona, escribe. Paco va también de aquí para allá y Pancho lo acompaña, aunque él no quiera que lo acompañe, ahí está y punto. Paco se mete en la vida de Pancho y Pancho, como respuesta, como contraataque, como una jugada militar sorpresiva, también se adentra en la vida de Paco. Así cinco años, ambos juntos, unas veces más, unas veces menos, pero siempre ahí, pensando Paco cómo Pancho pensaba, y Pancho, siempre en la cabeza de Paco.


Por fin un día ya está listo todo: Pancho Villa, una biografía narrativa, aparece en las librerías. Vaya mamotreto que Paco entrega al público. Y Pancho así nomás deja la mente de Paco, o la deja un poquito, para meterse en la mente de todos los que compran, leen y se apasionan con la vida de Pancho, de Pancho Villa, del general Villa, jefe de la División del Norte, la temible, la feroz, la ganadora y perdedora, la que destruyó, así nomás, a un régimen entero y que no pudo, o no quiso, construir el suyo. Sí, Pancho Villa, el bandido, el militar, el hombre que llora y abraza, que mata y piensa, que se esconde y aparece cuando nadie se lo espera: el azote de Carranza, de Obregón, de Calles. Sí, Pancho Villa, el revolucionario, el poco instruido que tenía en su corazón la justicia marcada indeleblemente. Pancho Villa, el Pancho de Paco, y ahora, el Pancho de todos los mexicanos, o de muchos, porque no es bueno pensar que todos (como los panistas o los derechistas, que son lo mismo) quieran a un Pancho que los mira retadoramente.

La primera presentación: junto al pueblo

La primera presentación de Pancho Villa, una biografía narrativa no pudo haber sido en otro lugar más ad hoc: los campamentos que miles de ciudadanos instalaron en la ciudad de México para protestar por el fraude electoral cometido por Vicente Fox, el IFE, el TRIFE y el PAN en contubernio con los monopolios empresariales. Pancho y Paco juntos, ahí, con el pueblo, el mismo pueblo que hizo, ganó y perdió la Revolución de 1910, el mismo pueblo que fue defraudado por un discurso democrático que jamás llegó a los hechos. Paco Ignacio Taibo II, el autor de una cantidad inmensa de novelas policíacas, fumador incansable y luchador social como pocos, sentado en un estrado humilde, con la concurrencia, comenzó a leer las primeras páginas de su voluminoso libro: “Aquí se cuenta la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, en un lugar diferente del que originalmente había elegido para dormir”. La gente lo escuchaba atenta, lo seguía, se imaginaba a ese ranchero poco instruido dirigiendo batallas, escondiéndose, promulgando, en el Estado de Chihuahua, una ley que imponía pena de muerte a quienes hicieran fraude electoral. Más coincidencias no podía haber. Una tarde inolvidable para muchos.

Y el autor, el literato, el historiador

Paco ha escrito decenas de novelas, notas autobiográficas, reportajes periodísticos, una biografía de Ernesto “el Che” Guevara y ahora, después de cinco años de trabajo arduo y sin “esclavos” que hagan la investigación en los archivos, entrega al público, al pueblo de México, su visión de Pancho Villa, la historia de este perdedor de la revolución que luchó por la justicia, una justicia muy a su manera, una justicia donde no hubiera hambre y sí escuela, educación, cultura; una justicia que repugnaba a los aristócratas del viejo y del nuevo régimen, una justicia digna, una justicia que fuera eso, la justicia del pueblo.


Taibo II demuestra a la academia y a los historiadores de oficina que hacen la vida entre conferencias y seminarios y que jamás se acercan al pueblo, que una historia divertida, bien contada, magistralmente narrada, es posible. No hay notas al pie de página que hacen cansada la lectura y quizá eso lo desprestigia ante el gremio de los científicos sociales, pero hay mucha información, una bibliografía inmensa, fotos, interpretaciones, reflexiones eruditas y una buena pluma: una pluma de literato.

El Pancho de Paco

El Pancho de Paco es un hombre de principios, ágil en lo militar, precavido en todos los aspectos de la vida; mujeriego, o mejor dicho, un enamorado incansable. Lloraba y se llenaba de furia, asesinaba, era valiente y poco apto para la política. Sabía sus limitaciones y por eso pugnó por un gobierno de civiles comprometido con el pueblo y no uno lleno de militares que reclamaran sus triunfos en detrimento de lo principal: el beneficio de las masas. Ganó y perdió muchas veces; triunfó con Madero y con éste también perdió, pues la acostumbrada “conciliación” del demócrata por excelencia casi lo llevó al paredón. Ganó también con Carranza, cuando la División del Norte, aquel ejército temido y bien dirigido, derrotó al golpista Victoriano Huerta. Pero perdió cuando la escisión, cuando Carranza se quiso hacer del poder, cuando los pactos no se respetaron y cuando el grupo coahuilense-sonorense conquistó un triunfo que no le pertenecía del todo. Y perdió muchas veces más, pero siempre regresaba para ganar y volver a perder. Su entrada triunfal a la ciudad de México, acompañado de Emiliano Zapata, fue el clímax de la revolución que triunfaba por sus bases y no por sus dirigentes. Después de eso comenzaría la corrupción de un régimen revolucionario convertido en institucional, si acaso nada más salvado por la presidencia de Lázaro Cárdenas.


La biografía que hace Paco de Pacho es incansable: datos y más datos, fotos y más fotos. La última, por cierto, tiene una nota crítica hacia el hoy, hacia el México del PAN, de la derecha, de la gente protestando y reclamando sus derechos, la justicia y la dignidad. Así termina un libro que no podía concluir de otra manera: “Por razones que el autor no se ha podido explicar, siempre quiso que este libro terminara con esta foto del rostro de Villa tomada por autor desconocido en la ciudad de México en diciembre de 1914. De alguna manera quería que esta historia culminara con Villa mirándonos, mirando el México de 2006 y nosotros mirándolo a él”. En la foto aparece un Villa observando, un Villa sagaz, un Villa con mirada escrutadora. Es un Villa que ve a México, que lo siente y lo sufre, la conciencia de la lucha, de no dejarse vencer, de estar, a pesar de todo, jugando a lo perdido, porque sólo así se gana, porque las luchas que parecen perdidas son las que verdaderamente valen la pena. Así lo hizo Villa y así, ojalá, en este México de principio de siglo XXI, lo hagan cientos, miles, millones de mexicanos.


Pancho Villa, dijo Paco en la primera presentación del libro en los campamentos lopezobradoristas, debía ser reivindicado. Pero para hacerlo se necesita conocerlo, adentrarse en su vida, en sus penas, sus desventuras y sus errores. Conocer a Pancho es reivindicar una parte del México profundo, de la lucha contumaz ante las injusticias y ante el poder. Leer Pancho Villa, una biografía narrativa es una manera de reivindicarlo; quien se adentre en la prosa de Paco, del Paco de Héctor Belascoarán Shayne (aquel ingeniero convertido por necedad de Taibo II en detective) y de Olga Forever (aquella periodista atractiva que también, por necedad de Taibo II, se inmiscuye en peripecias policíacas), se adentrará en una mirada crítica, comprometida, pasional y reivindicatoria de Pancho Villa. Y ah, cómo hacen falta hombres como él, el Pancho de los mexicanos, el Pancho de la revolución, el Pancho de la lucha, el Pancho de jugar a lo perdido, el Pancho que todos llevamos dentro.

domingo, marzo 11, 2007

Artículo La Jornada Jalisco 11/03/2007

Nada nuevo en el gobierno panista

Jorge Gómez Naredo


Viajes al extranjero para “vender” a Jalisco como una opción para la inversión mundial; canchas de squash en la Casa Jalisco; gastos de remodelación aquí y allá, acá y acullá; extraños nombramientos de parientes del gobernador en puestos muy bien remunerados y discursos de acercamiento a las masas, por un lado, y de cercanía real con los empresarios, por el otro. Todo se vale en los primeros días de una administración estatal. Todo parece un sueño.


Emilio González Márquez comienza su gestión con un gabinete, según la página electrónica del Gobierno del Estado, conformado por veintidós personas, de las cuales sólo la secretaria del Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable, Martha Ruth del Toro Gaitán y la Contralora del Estado, María del Carmen Mendoza Flores, son mujeres. Sí, tan sólo dos mujeres en un gabinete de veintidós miembros. Eso no impide, por ningún motivo, que González Márquez, en una reunión para celebrar el día internacional de la mujer dijera “pasemos de los discursos a los hechos” para apoyar a las mujeres y para lograr la igualdad de géneros. ¡Eso es congruencia!, no cabe duda.


El titular de la Secretaría de Promoción Económica, Guillermo Martínez Mora, ni tardo ni perezoso anunció próximos viajes al extranjero para “vender Jalisco”, pues “no podemos hablar de que no se va a salir”. Los periplos son una constante en las administraciones municipales, estatales y federales y el pretexto más recurrente es la promoción económica. A veces no importan los logros alcanzados en las giras a varias partes del globo: si se consigue un empleo mal pagado en una visita hecha a una lejana nación (con cargo, por supuesto, al erario), es un éxito y hay que repetir la experiencia. El proyecto de país enarbolado por el PAN (en todos los niveles de gobierno) contempla el rescate de México desde afuera y no desde adentro. El fortalecimiento del mercado interno y el establecimiento de políticas económicas para consolidar al empresariado mexicano más desprotegido no son tan importantes como hacerse de las migajas de los “grandes capitales”. Por eso Martínez Mora repite: “no nos podemos quedar encerrados”.


La nueva administración estatal está realizando “mejoras” a la Casa Jalisco, pues no es bueno, ni ético ni digno, no remodelar ni dar una manita de gato a lo que dejó el anterior mandatario de gris recuerdo. Hay que dar un toque diferente al lugar que se habitará los próximos seis años y, claro, tener estilo propio. Por eso se ha iniciado la construcción de una cancha de squash, aunque ésta se niegue y se aduzca que todas las “mejoras” son en áreas “administrativas” y que terminadas “se invitará a los medios de comunicación para que conozcan las obras realizadas y, a través de esto, los ciudadanos estén informados”.


El nepotismo es uno de los graves vicios que se tienen en México: “entró ahí porque es hermano de...”. Quizá sea legal, en algunos casos, pero jamás va a ser ético. Varios parientes de González Márquez están en la nómina del Estado y sus organismos dependientes. No es lo mismo ser “hermano del gobernador” que cualquier persona que tiene sólo sus cualidades profesionales como carta de presentación. Parecería que, en este aspecto, los gobiernos panistas parecen una agencia de colocación donde no hay ni tapujos ni remordimientos de conciencia, sino simples beneficios económicos para el ganador de la “democracia”.


La propaganda televisiva y radiofónica para “anunciar” a los ciudadanos que hay nuevo gobernador parece el inicio de la campaña presidencial de González Márquez. Se le ve entre la población, subiéndose a un camión urbano, intercambiando saludos y abrazos y también pronunciando el discurso de toma de posesión, en el que dijo que se “jugaría la vida” por el bien de los jaliscienses. Propaganda muy al estilo foxista que tantos resultados le dio al guanajuatense. ¿Por qué gobernar a través de las pantallas de televisión?, ¿por qué tanta propaganda?, ¿qué se busca?, ¿acaso colocarse en la mejor posición para, en un futuro, ser el posible candidato panista a la presidencia?, ¿acaso González Márquez ya comienza a soñar con la grande?


El nuevo gobierno panista parece que no cambiará el estado de cosas en Jalisco. Si bien es cierto ha tendido lazos con instituciones marginadas en las anteriores administraciones (como la Universidad de Guadalajara), no se observan cambios fundamentales. Continuará la frivolidad, los gastos excesivos e innecesarios, la falta de sensibilidad con el pueblo, con los pobres. Pero eso sí, se montará un estrategia propagandística de gran envergadura. Nada cambiará a nivel estructural, los siempre beneficiados seguirán siendo beneficiados y los siempre oprimidos continuarán igual (aunque en los discursos y en las pantallas de televisión se diga lo contrario); delincuentes tan conspicuos como Francisco Ramírez Acuña seguirán libres y la corrupción y la falta de una nueva política para Jalisco continuarán. Se votó por la derecha, ¿qué se puede pedir?

Artículo El Occidental 11/03/2007

De ricos y pobreza

Jorge Gómez Naredo

Según la revista Forbes, que periódicamente hace un análisis de las fortunas de los multimillonarios en el mundo, Carlos Slim Helú incrementó su capital el año pasado en 19 mil millones de dólares y logró amasar en total la cantidad de 49 mil millones, solamente superado por Billes Gates, fundador de Microsoft (que cuenta con 56 mil millones) y por Warren Buffett (con capital de 52 mil).


Carlos Slim es el hombre más rico de América Latina y el tercero más acaudalado del mundo. Muchos “analistas financieros” harán fiestas ante el incremento económico de la fortuna del magnate mexicano y lo pondrán como un paradigma en el mundo de los negocios; algunos quizá hasta en santo lo querrán convertir y muchos lo pondrán como ejemplo para el empresario mexicano. Sin embargo, los datos emitidos por la revista Forbes solamente muestran la desigualdad existente en el país, donde un hombre tiene absolutamente todo y millones carecen de lo mínimo indispensable.


¡49 mil millones de dólares! Dicha cantidad no dice nada a la “gente común” porque simple y llanamente no se puede imaginar tanto dinero, porque sus cuentas se hacen en pequeñas cantidades y no en miles de millones de dólares. No cabe duda que Slim es un empresario sagaz que ha sabido aprovechar los momentos de coyuntura económica en México. Compró empresas paraestatales a precio de ganga cuando debió hacerlo y ha sabido diversificar sus negocios. Conoce a la clase política mexicana, cabildea cuando es necesario y benéfico para sus negocios; en pocas palabras, es el dueño del país. Nadie le puede decir “no” y su influencia en las decisiones político-económicas es indiscutible y determinante.


Por otro lado, la empresa mexicana Cemex, encabezada por Lorenzo Zambrano, está negociando la comprar de la cementera australiana Rinker Group Ltd. valuada en 11 mil 700 millones de dólares. De concretarse la venta, el grupo mexicano se convertirá en el mayor productor mundial en el ramo. Muchos “analistas financieros” alabarán, zalameramente, la sagacidad del consorcio neoleonés y será colocado como un nuevo paradigma empresarial para los mexicanos. Dirán: “si Slim o Zambrano lo pudieron hacer, por qué no cualquier mexicano”.


El problema no son los ricos ni sus fortunas, no se trata de capacidades financieras en el país, ni de si existen verdaderos “hombres de negocios” en México, el verdadero problema es la desigualdad y la injusticia. ¿Cómo un país puede ser viable si, por un lado, tiene al tercer hombre más rico del mundo y, por el otro, a más de sesenta millones de personas viviendo en la pobreza (más del 50% de la población)?


La clase empresarial tiene también sus clases, aunque el concepto de “clase” acuñado por Carlos Marx les produzca escozor y aunque hablar de “luchas de clases” y de burgueses y proletarios para ellos sea cosa del pasado. Dentro del empresariado mexicano están los empresarios de primer nivel, Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean, Salinas Pliego, los dueños de Cemex... y, por el otro, los pequeños empresarios, aquellos que con duras penas sostienen su negocio, que luchan día a día por la falta de apoyos al mercado interno. Es ahí donde la injusticia y desigualdad tan características en México se insertan en la clase empresarial.


Carlos Slim es el hombre más rico de México y de América Latina y el tercer millonario del mundo; junto a él, a unos cuantos kilómetros de distancia de su hogar, habitan millones de personas que no tienen para sobrevivir, que viven con menos de un dólar al día. No existe trabajo digno y bien remunerado para los jóvenes, y los ancianos que dieron su mano de obra durante tantos años generalmente no tienen una vejez digna y justa. ¿Hacia dónde se dirige México? Tenía razón Carlos Slim al decir que México es un país “kafkiano”, y él es uno de sus protagonistas, junto con millones de pobres que, pese a su desfavorable condición y gracias a las televisoras y a la desinformación, siguen votando por los partidos y los candidatos que generan mayor desigualdad y no justicia y dignidad, las cuales, sin lugar a dudas, no se regalan, sino se ganan.


jueves, marzo 01, 2007

Fotos del juicio popular en contra de Francisco Ramírez Acuña (0)

La lucha por la mesa
Policías, policías y más policías
¿Cuántos policías ve usted?, ¿cuántos hombres peligrosos violando el "estado de derecho"?

Cuidando la mesa, la policía intimidadora


Al resguardo de la mesa: óbjeto de alta peligrosidad.


La tensión por la carpa



La policía secuestró unos tubos y una lona, ¿dónde está el estado de derecho, la libre manifestación?






Estaban los policías armados y hubo un momento en que se encolerizaron (ya ven como son de machos). ¡Qué falta de responsabilidad! Mientras tanto, AlfonsoPetersen estaría ligando a una doña de los barios ricos, ya ven que se cree el Casanova de Guadalajara...


Tan serios se ven...



Se recupera la mesa, pero la intimidación sigue

Fotos del juicio popular en contra de Francisco Ramírez Acuña (1)

Fotos, fotos, fotos...

El "brazo fuerte" de la ley...


La peligrosidad de los manifestantes debe ser contenida con estos seres extraños (vestidos antiestéticamente -seguramente el uniforme lo escogió Ramírez Acuña o Emilio-) que se hacen llamar "antimotines"

Momento de mayor tensión


La policía que resguarda una manifestación, va armada. ¡Qué falta de responsabilidad! ¡Qué ineptitud!


No toquen la carpa, no la toquen (seguramente era peligrosa, ¿no?)




Resguardando el "mobiliario", son de alta peligrosidad... Dos gorilas defendiendo el gran tesoro: la carpa de los manifestantes






Atrás los gendarmes "cuidando" el orden y el "estado de derecho"





En la esquina de Ramón Corona y el andador Pedro Moreno, los antimotines esperando órdenes





La policía impidiendo el tribunal popular



Por fin se recupera la mesa y se puede instalar el tribunal

Fotos del jucio popular en contra de Francisco Ramírez Acuña (2)

Más fotos...

Los denunciantes


La asamblea popular vista desde la plaza de armas


Respetando el "estado de derecho" panista


Tanta policía..., ¿qué, querían intimidad, provocar?


Una denunciante de la colonia Miravalle.







Cantando el himno nacional.



Cantando, cantando, cantando...




Los asistentes, escuchando la denuncias.





El resolutivo leído por Óscar González Garí.




El tribunal popular antes de emitir su resolutivo.

Juzgan a Ramírez Acuña

Piden la renuncia y una disculpa pública de Ramírez Acuña

* El “Tribunal Popular” lo encontró culpable de violentar la ley.
* Policía municipal impidieron colocar un toldo y equipo de sonido.
JORGE GÓMEZ NAREDO

Bajo un clima de tensión siempre constante, provocado por la presencia de más de cuarenta policías, el “tribunal popular” juzgó la actuación de Francisco Ramírez Acuña al frente del ejecutivo estatal y resolvió inhabilitarlo para cualquier cargo público por las omisiones hechas a la ley bajo su mandato y por la sistemática violación a las garantías constitucionales y a los derechos humanos.

La asamblea popular pretendió instalarse a las 12:00 hrs. en la plaza de armas, sin embargo, más de cuarenta policías, la mayoría portando armas de fuego, impidieron que se colocara un toldo, una mesa y un equipo de sonido. La tensión en ese momento fue creciendo y hubo empujones y gritos, entre los cuales destacó el de “gobierno, panista: represor y fascista”. Las fuerzas del orden lograron apoderarse de una lona, una mesa y dos bocinas que llevaban los manifestantes para proceder a la asamblea popular que juzgaría al ahora secretario de Gobernación.

Los uniformados aducían que no había permiso para colocar “mobiliario permanente” en la plaza de armas, mientras que los manifestantes trataban de explicar que todo duraría a lo mucho cinco horas. El enviado de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), César Orozco, trató de informarle a un gendarme que el ayuntamiento precisaba garantizar el derecho de manifestación, pero el uniformado lo confundió con los asistentes a la asamblea popular y le respondió: “Ustedes pueden estar en cualquier punto que ustedes quieran, lo que yo les digo es que necesitan un permiso”.

Adrián Ramírez López, presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDH), trataba de calmar los ánimos y mencionaba que lo único que querían era “una mesa para tener lo mínimo indispensable para poder seguir con el tribunal” y pedía “que se nos permita ya colocar la mesa, colocar el sonido y que no halla confrontación”. Mientras tanto, los policías resguardaban con uso de la fuerza una carpa (varios tubos y una lona) y dos bocinas.

Cuando los gendarmes estaban resguardando estos implementos, varios manifestantes lograron poner en pie una mesa y no dejaron ya que los policías se acercaran a ella, y fue entonces que comenzó, con una constante tensión, el juicio en contra del todavía gobernador jalisciense con licencia.

Con un altavoz conectado a un micrófono iniciaron las denuncias en contra de Ramírez Acuña. Hubo de todo: por la violación a los derechos humanos, por intimidación y persecución, por la falta de diálogo con los diversos sectores sociales y por no respetar el estado de derecho. Una de las causas por las cuales se acusó más al ahora secretario de Gobernación fue por la insistencia en construir la presa de Arcediano, la cual, dijeron varios de los oradores, causará un grave mal a los habitantes de Guadalajara, pues las aguas que ahí se concentren no serán potables y provocarán infinidad de enfermedades, entre ellas cáncer.

Mientras el “tribunal popular” escuchaba a los denunciantes, los uniformados seguían resguardando la lona, los tubos de una carpa y dos bocinas. En la calle Ramón Corona, dieciocho patrullas de la policía estaban aparcadas, aunque las señales viales anunciaran “no estacionarse”. Por esa misma arteria estaban apostados más de veinte elementos del Grupo Táctico “Eric”, de la Secretaría de Seguridad Pública municipal. Pasada la 1:00 pm llegaron alrededor de ocho elementos de los guardabosques para apoyar a sus compañeros en el resguardo de la carpa y el equipo de sonido. En suma, más de 40 elementos de la policía municipal vigilaban a los poco más de cincuenta asistentes que escuchaban atentos las denuncias. Marcelino Vidal Ballesteros, uno de los gendarmes, declaró a este diario que los policías encargados de cuidar el centro histórico estaban vigilando el juicio popular.

El jurado encargado de deliberar si Francisco Ramírez Acuña fue culpable o no de las imputaciones de los denunciantes estuvo compuesto por siete personas: Manuel García Navarro, médico miembro de varias organizaciones civiles de vigilancia y transparencia; José Vázquez Villaseñor, abogado litigante; Óscar González Gari, abogado y defensor de los derechos humanos; Mónica Pérez Taylor, periodista; María del Rayo Calderón, perteneciente al movimiento ambientalista; Martín Márquez Carpio, ex regidor del Ayuntamiento de Guadalajara; y Jorge Ceja Martínez, investigador de la Universidad de Guadalajara.

La resolución del tribunal se esquematizó en doce puntos, donde se enfatizó que “existen suficientes evidencias, testimonios y pruebas para establecer la plena responsabilidad política, administrativa, civil y penal del inculpado Francisco Ramírez Acuña por hechos cometidos por omisión, comisión, promoción y hostigamiento” por los delitos de lesa humanidad, tortura y ecosidio.

Igualmente, los miembros del tribunal instaron a Ramírez Acuña a presentar su renuncia y dar una disculpa pública al pueblo de Jalisco, México y a la humanidad. En caso de no hacerlo, se le pidió a Felipe Calderón que procediera a la destitución inmediata de su secretario de Gobernación y a iniciar una averiguación previa en su contra. Se llamó al poder legislativo de Jalisco y a la Suprema Corte de la Nación a iniciar una indagatoria de los delitos cometidos por Ramírez Acuña. A las Comisiones Nacional y Estatal de Derechos Humanos se les pidió presentar las pruebas suficientes para coadyuvar en un juicio contra el todavía gobernador jalisciense con licencia.

El “tribunal popular” hizo un llamado a organizaciones internacionales para “sumar esfuerzos con la sociedad en la lucha contra la impunidad y la corrupción”; en especial se le pidió a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos que interpusieran todos los recursos “para la presenta causa”.

Por último, los integrantes del tribunal popular instaron al pueblo de Jalisco, al de México y a toda la Comunidad Internacional “para [impedir] que ningún espacio público o monumento lleve el nombre de Francisco Javier Ramírez Acuña”. Cuando Óscar González Gari, que leyó el resolutivo, concluyó su participación, los poco más de cincuenta asistentes a la asamblea popular aplaudieron, muchos de ellos no ocultaron su alegría y comenzaron a gritar vivas a lo miembros del tribunal.

Terminado el acto, los policías permitieron que los manifestantes recogieran sus pertenencias. Mónica Pérez Taylor, en entrevista con este diario, comunicó que el “tribunal popular” tendrá sesiones mensuales para discutir el cumplimiento de los resolutivos. Los gendarmes esperaron a que todos se retiraran para ellos hacer lo mismo y dedicarse, nuevamente, a vigilar la zona centro de Guadalajara.