domingo, marzo 18, 2007

Algo sobre regresar a Benedetti

No hace mucho tiempo regresé a las páginas de Benedetti. Siempre retorno a él, especialmente cuando hay amor, pasión, una lucha que parece vencida y que, sin embargo, no ha se ha extinguido. Regresé como siempre, con los ojos llenos de puerilidad e ingenuidad, con mis manos, más añosas, pero las mismas; con una sonrisa en el rostro: cuánto amor y cuánta sensibilidad. Y a pesar de los críticos sagaces que se dicen “intelectuales”, de los poetas barrocos y de quienes se creen en otro nivel de sensibilidad y de capacidad creativa, a mí Benedetti siempre me ha gustado y siempre lo encuentro fresco, lleno de vida; esa vida que a muchos poetas de nuevas generaciones les falta, y aunque la busquen en sus amores, en el sol y la luna, en el sacrilegio y en el viaje largo, jamás la encontrarán, porque quien nace jodido, jodido se queda: y ni Dios ni el mundo ni las becas ni los libros publicados (y que nadie compra), pueden rescatarlos. Nadie ni nada.