jueves, diciembre 28, 2006

Guadalajara: saldos de la actual administración panista

Foto de Arturo Campos Cedillo


Publicado -en tres entregas- en La Jornada Jalisco los días 26, 27 y 28 de diciembre de 2006.

Jorge Gómez Naredo

Pocos días faltan para que concluya la actual administración municipal tapatía, iniciada por Emilio González Márquez, –hoy virtual gobernador del estado de Jalisco– y concluida por Ernesto Espinosa Guarro. Durante tres años, el gobierno panista ha sido blanco de numerosas críticas por parte de amplios sectores sociales que han cuestionado su actuación: viajes poco fructíferos para el municipio, intolerancia, gastos excesivos y falta de sensibilidad social. Pese a ello, al finalizar su gobierno interino, Espinosa Guarro se siente satisfecho y con la conciencia tranquila por haber actuado conforme al estado de derecho.
¿Y la equidad de género?

Si alguien entra a la página electrónica del ayuntamiento tapatío y tiene la curiosidad de observar el apartado “organigrama”, notará rápidamente la ausencia de mujeres en los puestos de mayor relieve. En dicha página de internet aparecen los cargos existentes y, en la mayoría de ellos, el nombre de las personas que los detentan. De todos los funcionarios municipales mostrados en el organigrama citado, tan sólo tres son mujeres. Ello es preocupante, pues de 66 puestos que aparecen con el correspondiente nombre del titular, solamente tres están detentados por mujeres. Cada gobernante tiene la facultad de decidir quién ocupa un cargo, sin embargo, en la búsqueda de un México plural y tolerante, es menester mayor equidad de género, cuestión que para las autoridades municipales poco importó. ¿Se trata acaso de discriminación?

En la sección “funcionarios” de la misma página electrónica también se observa la falta de mujeres. Hay tres divisiones: presidencia, secretarías y funcionarios. En la primera encontramos tres mujeres que ocupan los puestos de secretaria del presidente, asistente del presidente y coordinadora de agenda del presidente. En las secretarías (puestos de primer nivel) no aparece ninguna mujer. Dentro de los funcionarios hay dos, las cuales son la directora del instituto municipal de las mujeres y la presidenta del DIF. Es decir, en las secretarías no hay mujeres y dentro de los funcionarios solamente dos, lo cual nos muestra que entre los cargos de mayor jerarquía tenemos 48 puestos y solamente dos son detentados por mujeres. Ello demuestra, sin duda, una especie de misoginia dentro del gobierno panista de la ciudad de Guadalajara. La equidad, la justicia entre géneros y el apoyo a una mayor igualdad entre hombres y mujeres, simple y llanamente no tiene cabida en la concepción de quienes gobiernan el municipio de Guadalajara.

Trabajar mucho y ganar bien

Ernesto Espinosa Guarro, en una entrevista concedida a La Jornada Jalisco, defendió y justificó su sueldo y su capacidad como gobernante y administrador, además de las percepciones económicas recibidas por su equipo de trabajo. Para él las labores son arduas y se necesitan personas capacitadas para cumplirlas. No se trabaja con horarios fijos: “aquí el trabajo no se acaba con un reloj checador de horario fijo, aquí no hay horarios fijos, aquí los horarios son prácticamente de 24 horas, igual que yo los llamo a las siete de la mañana, los llamo a las diez de la noche”. Seguramente esta percepción de Espinosa Guarro sea cierta: en las labores administrativas los horarios muchas veces no son fijos. Sin embargo, demuestra un desconocimiento del trabajo de millones de mexicanos que no tienen horarios fijos, que son explotados y que, a pesar de ello, no tienen las percepciones que recibe su equipo de trabajo.

Cientos de miles de mexicanos trabajan ocho, nueve, diez y más horas para recibir un salario irrisorio; y hacen bien su labor; además, estas personas no obtienen viáticos ni viajes y pagan de su bolsillo su transporte. Desde la concepción de Espinosa Guarro hay distintas clases de trabajo: el que hace la gente como él y el que hacen los millones de personas que laboran con un “horario fijo”. El primero debe ser bien remunerado, el segundo, no tanto; el primero es importante, el segundo, no tanto. ¿Discriminación o una concepción del mundo muy obtusa?

Muestras de austeridad: ¡qué bonito es viajar!

En la plataforma política del PAN en el estado de Jalisco para el período 2007-2013, intitulada “El Estado que queremos”, se hace un pequeño resumen de las bondades de las administraciones panistas: “A lo largo de estos casi once años de gobiernos panistas, se han establecido las condiciones para hacer de la administración pública una organización más moderna, transparente y eficiente”. Seguramente todo ello se refiere a la “internacionalización” de Jalisco y de sus municipios, en especial de Guadalajara. Durante la administración de Espinosa Guarro los viajes al extranjero han sido la constante. El alcalde interino también los defiende y hace una reflexión de la viabilidad, justificación y necesidad de los periplos alrededor del mundo: “creo que desde el momento en que se autorizan los viajes es porque son positivos; [...] hubo planteamientos de otros viajes que nunca se hicieron porque no tenían sentido o no tenían el sentido que buscábamos para la administración, que no se autorizaron porque tenían objetivos raros”. Viajar al extranjero ha sido una de las constantes en los gobiernos panistas. El ahora secretario de gobernación, Francisco Ramírez Acuña, hizo constantes viajes al extranjero arguyendo beneficios inimaginables para los jaliscienses; esta dinámica fue seguida por el ayuntamiento tapatío.

En la página electrónica del municipio de Guadalajara se pueden observar los costos de los boletos de avión que el municipio contrató con la agencia Visatur S. A. de C. V. Tenemos, por ejemplo el pago de 10,446.53 pesos para un billete aéreo de Ismael Rentería Paz, director de egresos y control presupuestal para asistir a las 14°. Conferencias Nacionales de Empresas Públicas y Privadas en la ciudad de Ontario, Canadá. Hay viajes a la ciudad de México y a Estados Unidos, además de varios a Europa. La internacionalización del municipio cuesta y cuesta mucho, pero los resultados para la gente de abajo, para los tapatíos, para los que día a día trabajan con horarios fijos no se observan de una manera nítida. En el mes de noviembre de 2006, tan sólo a la agencia Visatur S. A. de C. V., se erogaron alrededor de 120,000 pesos por conceptos de boletos de avión, incluyendo uno a la ciudad estadounidense de Albuquerque para visitar el Festival de Globos Aeroestáticos. Ello, claro está, son sólo los billetes aéreos, a lo cual habría que agregarle los viáticos. ¿Acaso son tan necesarios dichos periplos para el bienestar de la sociedad tapatía? ¿Es válido que un gobierno municipal gaste tan elevadas cantidades tan sólo en boletos de avión, mientras la población tapatía carece de tantos servicios? El viaje, en las administraciones panistas, ha sido una de las sangrías al erario público. Pero, como lo dice Espinosa Guarro, son “positivos” porque están aprobados.

Espacios de libertad

El 28 de mayo de 2004 cientos de jóvenes fueron golpeados y arrestados en el centro de Guadalajara. Fue un operativo en conjunto entre las administraciones municipal, estatal y federal; hubo indignación nacional e internacional por dichos acontecimientos; varias organizaciones, entre ellas Amnistía Internacional, denunciaron la violación sistemática a los derechos humanos. El presidente municipal interino de Guadalajara habló al respecto en entrevista con La Jornada Jalisco: “yo no tengo nada de qué arrepentirme [...] yo estoy perfectamente de acuerdo en lo que se hizo [...] yo creo que lo que se hizo fue proteger el derecho de terceros, y yo creo [que] como se actuó, se actuó en el terreno del derecho; yo creo que no hubo tal violación, así se hizo aparecer, pero yo creo que en Jalisco el resultado final que tenemos de todo esto es que es un estado que está tranquilo y que está sujeto a la ley”. Muchos de los encarcelados fueron liberados al poco tiempo por desvanecimiento de pruebas o porque pagaron altas fianzas: al salir, los jóvenes se veían golpeados, se observaban las huellas del maltrato físico y contaron cómo se les amenazó e intimidó. Todo ello, según Espinosa Guarro, es actuar dentro de la ley. Una ley extraña, sin duda, que permite y premia a quien golpea y tortura.

En meses pasados el quiosco de la ciudad de Guadalajara fue tomado por las fuerzas públicas del municipio y del Estado. El antaño espacio del pueblo está ahora rodeado de policías y, cuando hay alguna manifestación, decenas de granaderos lo “protegen”. Seguramente a ello se refiere el PAN Jalisco cuando arguye los logros de las administraciones blanquiazules: “Los espacios de libertad se han ampliado y la participación social ha encontrado nuevos cauces institucionales de expresión”. Espinosa Guarro, por su parte, observa una Guadalajara tranquila, lo cual significa que no hay protestas, y si las hay, se respeta la “ley”.

¿Gobierno del cambio?

Cuando Vicente Fox llegó a la presidencia de la república se hablaba de un “gobierno del cambio”, de un “ya, ya, ya”, de un “hoy, hoy, hoy”; en las elecciones intermedias de 2003, el gobierno federal hacía campaña electoral y repetía en miles de espots: “quítale el freno al cambio”. Las palabras “austeridad”, “cambio” y “honestidad” se han usado constantemente y han perdido su valor, se han desgastado semánticamente. Ahora todos hablan de austeridad pero realizan viajes al extranjero “vitales” para el bienestar de las mayorías. A los paseos con cargos al erario habría que agregarle viáticos, comidas opíparas, gastos en combustible y un sinfín de dispendio. Sin embargo, aún existen personas que defienden la desigualdad salarial y el despilfarro de dinero: el ejemplo es el presidente interino de Guadalajara.

Los gobiernos panistas amparan los altos gastos en materias innecesarias (o no prioritarias) aduciendo su eficacia y sus capacidades administrativas. Los ciudadanos no deben reclamar, al contrario, deben agradecer. Espinosa Guarro, por ejemplo, arguye: “los sueldos que tienen establecidos [su equipo de trabajo] no están fuera del contexto de una responsabilidad como las que tienen”. El gobierno como función social, representación popular y a favor de todos los ciudadanos ya no está de moda, ahora lo importante es estar bien pagado porque se tiene delicada “responsabilidad”. Muchos se preguntan: ¿cuándo se darán cuenta, los funcionarios panistas, que gobernar no es dirigir una empresa?

El comercio como delito
Quien visite el centro de la ciudad ya no verá a comerciantes en la vía pública. El ayuntamiento encabezado por Ernesto Espinosa Guarro decidió reubicarlos: ahora, en el sótano de la plaza Guadalajara hay una especie de centro comercial donde los otrora comerciantes ambulantes tienen pequeños espacios para ofrecer sus productos. Ahí están los vendedores de papas, globos y artesanías. Hace calor, hay filtraciones de agua y todos coinciden al decir que las ventas han bajado de manera drástica: “lo que sacamos aquí en dos semanas, allá, afuera, lo sacábamos en un día”. En la plaza Liberación se ha erradicado el ambulantaje; los niños ya no pueden comprar un globo o una pelota ahí, ahora tienen que ser llevados por sus padres al sótano de la plaza Guadalajara.

Con esta medida draconiana el ayuntamiento tapatío comenzó a romper con varias tradiciones: ir al centro, comprar un globo, unas papas y pasar una tarde reconfortante. Algunos comercios establecidos (que respetan el “estado de derecho”) han sido los beneficiados. Los locatarios del sótano de la plaza Guadalajara sufren; saben que pronto les será imposible mantener sus negocios. En una declaración a Jorge Convarrubias, reportero de La Jornada Jalisco, Silvia Estrada, quien vende globos y golosinas, expresó elocuentemente: “no son locales para nosotros, son locales para gente que tenga dinero, que pueda acondicionarse bien, nosotros somos de la calle, ambulantes”.

Persecución y “soluciones” inmediatas
A partir de la reubicación de comerciantes ambulantes, quien venda fritangas, globos, pelotas o cualquier producto en la vía pública será perseguido y castigado. Una niña tiene un cartón lleno de bolsitas con papas: mira hacia la izquierda, hacia la derecha, está asustada. Sabe que pronto vendrán los inspectores del ayuntamiento con sus radios y le quitarán su mercancía, la amenazarán. Por eso está atenta, primero correr, esconderse, escapar, que perder sus productos. Comerciar en la calle se ha convertido en un crimen, un delito: el tan cacareado estado de derecho ha sentado sus reales en el centro histórico de Guadalajara.

Esta medida del ayuntamiento tapatío ha sido, como tantas otras, guiada por la incomprensión y desde una perspectiva obtusa. Se ha actuado siempre en lo inmediato, sin observar la compleja problemática de los conflictos. En el caso del comercio informal, se ha querido tener una “mano dura”, pero se ha olvidado la pobreza, la desigualdad, la necesidad de cientos de familias de un ingreso a través de salir a la calles a vender su mercancía. En un país de “libre comercio”, el comercio de los pobres ha sido criminalizado.

El ayuntamiento ha desalojado a los vendedores ambulantes no porque sea la voz del pueblo u obedezca a una demanda popular, sino porque es la voz de intereses económicos fuertes. Quienes asisten constantemente al centro de Guadalajara, las personas que lo disfrutan y gozan caminar por sus calles, saben bien que los vendedores de papas, pelotas o papalotes no violentan la paz ni afean una ciudad que ha sido descuidada arquitectónicamente por sus autoridades. La intención es otra: beneficiar a los fuertes en detrimento de los pobres.

El ayuntamiento tapatío, encabezado por Ernesto Espinosa Guarro, no abundó en otras soluciones: zonas específicas al aire libre para el comercio ambulante, organizar el sótano de la plaza Guadalajara para crear ahí librerías y un espacio cultural, remozamiento de fincas artísticas e históricas, en fin, no se actuó con una visión de largo plazo, que solucionara los conflictos no de una manera inmediata y represora, sino integral y pensando siempre en el beneficio de la sociedad tapatía. Seguramente no se razonó en ello porque, ah, los viajes, los viajes, en éstos se gasta tiempo, ideas y energías.

Política e incomprensión social

El gobierno municipal que terminará en estos días ha estado marcado por la incomprensión hacia las demandas populares, su acercamiento con los grupos de poder y su negativa a solucionar los conflictos de una manera integral. Existen muchas carencias: las vías de comunicación están siendo rebasadas por el crecimiento de la urbe y no se ha potenciado el transporte colectivo ni se ha buscado minar la dictadura del automóvil. En materia cultural poco se ha hecho: la cultura no ha llegado a las masas y aunque en este aspecto se han realizado algunas medidas encomiables, siempre han resultado limitadas. Guadalajara es una ciudad que crece a pasos agigantados y sus autoridades no han estado a la altura de las circunstancias.

Las políticas sociales, culturales y económicas emprendidas por el ayuntamiento tapatío son de miras estrechas, donde el interés de la sociedad es desbancado por los deseos y privilegios de los más poderosos. Tenemos una ciudad con infinidad de carencias y desespera que las autoridades actúen con insensibilidad social. Los conflictos no se solucionan con desalojos, toletes, bravuconería, hipocresía, buenos propósitos y espots de televisión (como hasta ahora lo ha hecho el ayuntamiento encabezado por Espinosa Guarro). Hace falta una visión más amplia, con mayor conocimiento de la realidad social y profundidad en la planeación de las soluciones, todo lo cual le ha faltado a la administración blanquiazul que va llegando a su fin. Guadalajara merece más: necesita autoridades que, en lugar de viajar alrededor del mundo, se preocupen por el desarrollo integral del conjunto de la sociedad: ¿cuándo lo entenderán quienes piensan que administrar un municipio es dirigir una empresa y manejar un tolete?

Artículo La Jornada Jalisco 24/12/2006

Salario mínimo e incomprensión social

Jorge Gómez Naredo

La semana pasada la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM), en voz de su presidente, Basilio González, anunció un aumento de 3.9 % al salario mínimo. En el cónclave donde se acordó la medida, “representantes” de los trabajadores (líderes sindicales cercanos al gobierno panista), de los empresarios y del gobierno federal acordaron por unanimidad el incremento. Los líderes sindicales no expresaron inconformidad porque quisieron dar “un voto de confianza al gobierno de Felipe Calderón”; la iniciativa privada se congratuló y adujo que con el ínfimo aumento se mantendrían las variables macroeconómicas y la tranquilidad en los mercados; por su parte, el gobierno federal se dijo contento, pues los desempleados podrían acceder a un mejor salario.

En cantidad contante y sonante, el aumento salarial representa un peso con noventa centavos más al día. Si lo comparamos con los sueldos que se pagan en Estados Unidos observamos diferencias abismales: mientras en el vecino país del norte la hora se paga como mínimo a ochenta pesos, en México un día completo merece la cantidad de 50 pesos con 57 centavos. Este desequilibrio en los sueldos entre México y Estados Unidos es uno de los motores principales de la multiplicación de inmigrantes ilegales, quienes arriesgan su vida para cruzar la línea fronteriza, además de dejar su familia, sus tradiciones, su pueblo y su cultura. Cualquier medida para erradicar todo este sufrimiento pasa, necesariamente, por el aumento de sueldo en México y, como se ha visto, al gobierno impuesto de Felipe Calderón poco le interesa solucionarlo.

El recién nombrado secretario de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, es un tipo poco informado de los problemas laborales en México y de la situación de millones de personas que viven desempleadas o con percepciones salariales insuficientes. Poblano egresado de la Escuela Libre de Derecho, tiene experiencia en la iniciativa privada y en el sector público (en economía y comunicaciones); cuando Felipe Calderón intentó nombrarlo como secretario de comunicaciones, las televisoras y varias radiodifusoras que ocultaron el fraude electoral en contra de López Obrador lo vetaron y tuvo que conformarse con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.

Entre abrazos, halagos y lambisconería por parte de líderes sindicales charros (Joaquín Gamboa Pascoe –CTM– y Víctor Flores Morales –Congreso del Trabajo–) Lozano adujo que el incremento salarial es suficiente para los trabajadores, pues la inflación “esperada” para 2007 es del 3%, lo cual redunda en un aumento real del 0.9%. ¿Qué pensarán de dicha declaración cientos de miles de trabajadores mexicanos que viven con una ingreso mensual de alrededor de 1,500 pesos?

Las cifras desde arriba siempre se ven bien. Allá, en los análisis de los economistas neoliberales y de las élites empresariales, un 0.9% es una dádiva que todos los obreros deben agradecer. Abajo, sin embargo, la inflación y los irrisorios aumentos salariales se sienten en los bolsillos, en la carne que no se come, en los hijos que dejan de estudiar para poder trabajar. Son dos mundos distintos, dos percepciones completamente divergentes. Los gobiernos panistas se han caracterizado por tener una visión idílica de México, donde la inflación ha sido detenida y los salarios mejoran como nunca. Todo esto es producto de su lejanía respecto al pueblo y de su falta de sensibilidad: nunca han vivido ni estado cerca de la pobreza y jamás se han puesto a pensar en ella fuera de las cifras que día a día conocen de primera mano. Ellos piensan en porcentajes, en números, en ceros, pero jamás se adentran en sentimientos, imposibilidades para mantener una familia, en la impotencia y en el “¡no hay qué comer!”.

El gobierno impuesto que encabeza Felipe Calderón, además de estar maniatado política y económicamente, está conformado por personas que jamás se han vestido de pueblo, que nunca han tenido el deseo ni el interés de comprender a los pobres (la inmensa mayoría de los mexicanos). Su visión es obtusa y obcecada; sus propuestas, por ende, están hechas desde arriba y no solucionan los conflictos más apremiantes del país. Para lograr mantenerse en el poder han pactado con lo que antes criticaban acerbamente. El PAN como gobierno ha demostrado, en tan sólo seis años, ineficacia, prepotencia y corrupción y, lo más importante, ha exhibido su desprecio hacia las grandes mayorías. En un país hundido en la pobreza, el estancamiento económico y la apatía política, este tipo de acciones y declaraciones terminarán, un día, por despertar a millones de personas hartas de la hipocresía y la incomprensión panistas. No falta mucho: se huele, se siente, se escucha.

Artículo El Occidental 27/12/2006

Ironía e hipocresía: aumento del salario mínimo

Jorge Gómez Naredo

“Salario mínimo al presidente / para que vea, lo que se siente” es una frase de una canción popular inmortalizada por Óscar Chávez; hoy, sin duda, valdría la pena reflexionar sobre ella y pensar, ¿qué pasa en el país con el salario mínimo? En días pasados la Comisión Nacional de Salarios Mínimo (CNSM), presidida por Basilio González, estableció un aumento del 3.9% para el año 2007. El país se divide en tres zonas geográficas con distintos salarios mínimos: para la zona A, donde se encuentra el Distrito Federal, la percepción por jornada laboral (de 8 horas) será de 50 pesos con 57 centavos; para la B (Jalisco pertenece a esta zona) se estableció un salario mínimo de 49 pesos; en la C (donde se ubican Puebla, Querétaro y Chiapas, entre otras entidades), de 47 pesos con 60 centavos.

Dentro de la CNSM se discutió la percepción mínima para el pueblo mexicano. Ahí están representantes del gobierno federal, de los sindicatos y, por supuesto, de la iniciativa privada. A la salida de la junta para acordar las percepciones salariales, los “representantes” de los trabajadores (en voz de Adolfo Gott Trujillo, líder sindical) argumentaron que decidieron no protestar por el ínfimo aumento para con ello dar “un voto de confianza al gobierno de Felipe Calderón”. Los empresarios, por su parte, se congratularon del aumento, ya que mantendrá, dijeron, la estabilidad en los mercados. Basilio González, representante del gobierno federal, argumentó que los recién incrementados salarios serán una buena oportunidad para todos los desempleados.

La representatividad de los trabajadores en estas negociaciones para establecer el monto de salarios mínimos quedó, sin duda, muy menguada: ¿qué trabajador estaría de acuerdo con este irrisorio aumento del 3.9%? Por su parte, los empresarios vieron cumplidos sus propósitos, pues entre menos ganen sus empleados, mejores beneficios tendrán sus empresas. El gobierno federal, por su parte, simple y llanamente obedeció las órdenes y deseos de sus amos, es decir, quienes posibilitaron la imposición de Felipe Calderón como presidente.

En Estados Unidos el salario mínimo, a partir de un reciente acuerdo entre el presidente y el Congreso, se estableció en 80 pesos la hora. ¿Qué nos indica ello? Una hora de trabajo en el vecino país del norte es mejor pagada que una jornada entera en México. Ello explica en parte el éxodo de millones de mexicanos por el “sueño americano”, pues además de las diferencias salariales, habría que agregar la falta de empleo y el trato denigrante de una parte del empresariado mexicano y extranjero en el país hacia los trabajadores.

El salario mínimo es un ejemplo claro de la ineptitud y falta de miras de parte del gobierno federal panista, siempre presto a pavonearse de su falta de tacto, su lejanía del pueblo y su completa ignorancia de la realidad mexicana. Se argumenta que un aumento digno al salario provocaría inflación generalizada, sin embargo, se calla la importancia para fortalecer el mercado interno (mayor comercio, industria, empleos, dinero) de un aumento significativo en las percepciones de los mexicanos.

Mientras no exista un aumento del salario mínimo (por cierto, una de las propuestas más importantes de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México), existirá la migración ilegal a Estados Unidos, la pobreza, la miseria y la desigualdad. El gobierno fraudulentamente impuesto no lo entiende y no lo comprende por qué simple y llanamente no sabe lo que es vivir con el mínimo. Por eso habría que proponer “salario mínimo al presidente / para que vea lo que se siente”; sin ajuar, sin viáticos, sin transporte, sin gastos, sin nada. Eso sería un buen ejemplo de congruencia, no la hipócrita e irónica propuesta de “bajarse” el 10% de su salario. Pero no nos engañemos, Calderón y compañía no lo harán: ellos llegaron al poder a cumplir órdenes de sus amos, no a beneficiar y gobernar para el pueblo mexicano, ¿hasta cuándo lo entenderán quienes votaron por él y, principalmente, quienes sufragaron en contra de López Obrador? No se sabe a ciencia cierta, pero lo harán, de ello no hay dudas.

martes, diciembre 19, 2006

Artículo La Jornada Jalisco 17/12/2006

Dos semanas

Jorge Gómez Naredo

“Regresión”, así se podrían titular las dos primeras semanas del gobierno impuesto de Felipe Calderón. Parecería que las lágrimas vertidas, la sangre derramada y las movilizaciones de miles y miles de mexicanos durante todo el siglo XX no sirvieron de nada, pues la derecha ha implantado, nuevamente, un régimen de intimidación, represión y guerra sucia. Oaxaca es el inicio, el principio, el mensaje hacia todo aquel que quiera protestar, alzar la voz, marchar.

La Policía Federal Preventiva, junto con los grupos paramilitares auspiciados por el gobierno estatal encabezado por Ulises Ruiz, han hecho una labor digna de las dictaduras militares sudamericanas del siglo pasado: golpear, encarcelar e intimidar. Francisco Ramírez Acuña, quien verdaderamente planeó y ordenó la represión en Oaxaca el 25 de noviembre, ha implantado su fórmula jalisciense de gobernar: infiltrar en las marchas a grupos violentos y, a raíz de una pequeña escaramuza, realizar un operativo donde se encarcela a todo aquel que esté en el lugar de los hechos. Posteriormente golpear a los detenidos e infundarles miedo con frases como: “te vamos a matar”, “te vamos a violar”, “te vamos a aventar al mar”. Bajo esta presión psicológica y física, los detenidos son obligados a firmar declaraciones falsas. Durante todo este calvario, nunca se les deja de intimidar ni de golpear. Con la ayuda de los medios de comunicación, el gobierno cimienta la necesidad de la “defensa del estado de derecho”, mientras es auxiliado por jueces que inventan cargos y dictan autos de formal prisión a los detenidos inocentes.

En Oaxaca, por ejemplo, el alcalde de San Juan Yaeé, Javier Sosa Martínez, estaba el 25 de noviembre esperando a su hija en el centro de la capital del estado. Vio pasar la manifestación y, de repente, observó a policías corriendo. Sin tener nada que ver en el conflicto, fue detenido y golpeado, llevado a una cárcel estatal para, después, ser trasladado a Nayarit, a cientos de kilómetros de su lugar de residencia. Durante todo este trayecto fue golpeado e intimidado. Ésta es la forma como actúa Francisco Ramírez Acuña.

La intimidación será una característica en el nuevo gobierno. El viernes pasado, a las afueras de la Suprema Corte de Justicia en el centro de la ciudad de México, algunos manifestantes en contra de la usurpación de Felipe Calderón fueron agredidos por elementos del Estado Mayor Presidencial simple y llanamente porque portaban unas cartulinas con mensajes en contra de la imposición y a favor de la libertad de los presos políticos oaxaqueños. Hubo al menos tres personas golpeadas por los militares, una de ellas resultó con fractura en la nariz. La táctica es clara: intimidar, golpear y amenazar, es decir, la forma de hacer política de Francisco Ramírez Acuña y, por supuesto, de Felipe Calderón.

Parecería que México se encuentra de cabeza: los asesinos, golpeadores y hacedores de fraudes electorales viven libres y ocupan puestos de renombre en el gobierno federal; e cambio, los manifestantes, los que piden justicia e igualdad, están encarcelados o son intimidados y golpeados por las fuerzas represivas. La llegada de Felipe Calderón a la presidencia de la república no solamente representó una afrenta y retroceso democrático en el país, sino que, además, significó la llegada de prácticas que pensábamos olvidadas y erradicadas.

Dos semanas de regresión y simulación, de política desde arriba y siempre para los de arriba; dos semanas de olvido, de violaciones a las garantías individuales y a los derechos humanos; dos semanas de realidad y no de campaña; dos semanas que han desenmascarado al “presidente del empleo” y lo han colocado como el “presidente de la mentira”. Dos semanas de soportar a un individuo que no mereció la presidencia, que no la ganó y que, sin embargo, sonríe en la pantalla de televisión sin ningún remordimiento ni asomo de ética; dos semanas de sufrir una imposición; dos semanas, dos largas semanas. Y por supuesto, dos semanas de un pueblo cada día más cansado y más harto de la hipocresía. Dos semanas..., ¿cuántas más?

Artículo El Occidental 17/12/2206

Un presidente débil y maniatado

Jorge Gómez Naredo

Felipe Calderón, presidente de la república gracias a un fraude, a una campaña de odio, rencor y a una infinidad de irregularidades –el apoyo del Consejo Coordinador Empresarial, de la presidencia de la república, del IFE y TRIFE–, no puede gobernar simple y llanamente porque las personas nombradas en su gabinete fueron, cada una, resultado de pago de facturas. Ahí tenemos a Luis Téllez, flamante secretario de comunicaciones y transportes cerrándole el paso a una nueva televisora nacional porque, desde Televisa y TV Azteca, le ordenador no permitir competencia en la televisión abierta. También está, en esa misma tónica, Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña, Agustín Carstens, Miguel Ángel Yunes, Fernando González Sánchez, María de los Ángeles Fromow y un largo etcétera.

La segunda presidencia del PAN en el gobierno federal nos ha mostrado nuevamente la realidad: México no es un país democrático. Ha habido avances, como una mayor apertura de los medios de comunicación, pero poco a poco el “gobierno” encabezado por Felipe Calderón quiere, a como dé lugar, volver a cerrar espacios de expresión libres. Ricardo Rocha, por el simple hecho de informar sobre la presidencia legítima de Andrés Manuel López Obrador, fue cesado en sus programas matutinos de información. El equipo de Calderón (por órdenes de su jefe) presionó a Radio Fórmula para que llevara a cabo dicha decisión, pues no podían, por ningún motivo, permitir que alguien pensara distinto a como piensan ellos y, peor aún, que transmitiera desde una radiodifusora. Algo similar pasó con José Gutiérrez Vivó, quien fue, desde antes de comenzar el sexenio de Calderón, instigado a “portarse bien”. No cabe duda, la regresión ha comenzado con un presidente gris, mediocre y sin ideas.

Pero no solamente los medios de comunicación no plegados a la derecha han experimentado los embates de un gobierno rayano en el autoritarismo; la población también. En Oaxaca los derechos humanos y las garantías constitucionales han sido violados y, bajo la rectoría de Francisco Ramírez Acuña y del asesino Ulises Ruiz, se ha llevado a cabo un operativo donde la tortura, la intimidación y las desapariciones son las principales medidas de “seguridad”. Sí, Ramírez Acuña, el mismo que ordenó la tortura, el encarcelamiento y la humillación de cientos de jóvenes el 28 de mayo de 2004, ahora ha iniciado su labor represiva desde la secretaría de gobernación. La intención es intimidar. El viernes pasado, a las afueras de la Suprema Corte de Justicia, decenas de personas protestaban por la presencia de Felipe Calderón. El Estado Mayor Presidencial, con lujo de violencia, arrebató cartulinas a los manifestantes y secuestró a dos personas, golpeando a otras cuatro, entre ellas una mujer. Todo por alzar la voz, por estar en contra de un fraude y de un usurpador, es decir, por estar comprometidos con el país y su futuro. La orden es clara: intimidar, golpear y desmovilizar, es decir, las prácticas comunes de Francisco Ramírez Acuña.

Pero los represores y usurpadores que dicen “gobernar” al país tendrán que luchar con un pueblo organizado, lleno de coraje y desazón que día a día crecen. Hay inflación, pobreza y falta de perspectivas; son un hecho los recortes en el presupuesto a la salud, educación, cultura, tecnología y al arte. Calderón es un delincuente porque usurpó un puesto que no le correspondía y, a través de él, busca la pauperización del pueblo y el beneficio de unos cuantos. No tiene el control del gobierno, solamente tiene el control de los efectivos policíacos y a un secretario de gobernación conocedor de los métodos de represión y guerra sucia. Cuando un gobierno se basa en la fuerza y los toletes, está condenado al fracaso; y Calderón lo está, porque mintió, porque dividió al país, porque usurpó funciones y cometió un fraude. Llegará el día en que el pueblo, cansado, le diga no. Y cuando eso pase, ni todas las aguas del océano borrarán el encono y el coraje populares en contra de un presidente espurio.

viernes, diciembre 15, 2006

Comentario 14/12/2006

Comienzan los incumplimientos de Felipe Calderón
Camilo Ná
Dos preguntas son fundamentales en el gobierno de Felipe Calderón: ¿hasta cuándo se mantendrá la unidad en el grupo que apoyó e invirtió en la campaña de Felipe Calderón?; y ¿hasta cuándo el PRI seguirá pactando con el gobierno ilegítimo? Dos preguntas importantes, pues Calderón ha comenzado a enemistarse con sus mismos aliados (sus aliados lógicos), no porque quiere hacer mucho por las grandes mayorías de este país, sino porque simple y llanamente no tiene con qué pagar todos los compromisos hechos en campaña. Y claro, el PRI no es un niño jugando a negociar, claro que no, es un viejo lobo de mar que cada día querrá más y más y más y, ¿Felipe Calderón, se lo dará? No cabe duda, el gobierno impuesto comienza a asfixiarse. Y merecido se lo tiene.

miércoles, diciembre 13, 2006

Comentario 13/12/2006

Carlos Marín cada vez peor

Camilo Ná
Hoy (13/12/2006) la columna de Carlos Marín en Milenio (Público) demuestra, una vez más, el maquiavélico proceder de este personaje que se dicen periodista. Recriminó a Andrés Manuel López Obrador por dar un dato sobre una persona que murió el 2 de diciembre y que, en su lecho de muerte, le preguntó a su hija si Felipe Calderón había tomado posesión. El dato hace referencia a una carta enviada al correo ilustrado de La Jornada por América Molina del Villar. Ella es una historiadora, doctorada en El Colegio de México y en su texto narra cómo su padre estaba decepcionado por el fraude electoral y por la imposición de Calderón. Carlos Marín, sin respetar el dolor de América por la muerte de su padre, critica y se burla de Andrés Manuel, del padre de América y del la misma América Molina. No es posible que existan periodistas que se burlen del dolor ajeno. Es verdaderamente denigrante que Carlos Marín dirija un periódico: este individuo está verdaderamente desequilibrado y su megalomanía, no cabe duda, llega a extremos insospechados. Marín es, no cabe duda, un individuo mediocre, lleno de odios y de prejuicios, empecinado en ganarse el favor gubernamental y de las televisoras a través de ataques a AMLO y a sus seguidores.

Milenio fue un proyecto encomiable hasta hace algunos años. Todavía hay personas rescatables, tanto reporteros como analistas políticos, pero la dirección del diario está condenando a este medio de comunicación al fracaso y a convertirse en pasquín injurioso, lleno de odio y obsesionado por destruir la moral y la credibilidad de López Obrador. Pero no lo lograrán, porque mucha gente está consciente de ello. No cejemos en el boicot a Milenio, ni un peso más a esos seudo periodistas.

martes, diciembre 12, 2006

Comentario 12/12/2006

El discurso público de Felipe Calderón
Camilo Ná
James C. Scott, un estudioso de la sociedad (un científico social inclinado por la antropología y la historia), ha hecho importantes aportes a la investigación social sobre las relaciones de poder, los grupos subordinados y las clases dominantes. En México solamente se tiene un libro traducido de él, el cual está editado por ERA y se llama Los dominados y el arte de la resistencia. Muchas son las reflexiones que podemos extraer de dicho texto, dentro de las cuales resalta el término “discurso público”. Este concepto enmarca todo lo mostrado por parte de los grupos dominadores y los dominados, es decir, lo que se busca mostrar ante la sociedad y ante el poder.

Trasladando las reflexiones de Scott al México actual, tenemos que el “discurso público” del gobierno panista encabezado por Felipe Calderón son sus acciones de lucha contra la delincuencia, de austeridad y de “beneficio social”. Sin embargo, el discurso público no indica una realidad; es, al contrario, una especie de legitimación de la dominación, por la cual se le trata de inocular a los dominados su propia subordinación. Es decir, ellos, los panistas, quieren que nosotros creamos que sus discursos son verdaderos y que el sistema actual de cosas (el famoso status quo) es el mejor para todos, aunque en realidad, en el discurso oculto (que pueden ser acciones reales, como el intento de recortar el presupuesto a la educación) se busque lo contrario, es decir, la pauperización de las clases menos favorecidas.

Felipe Calderón utiliza un discurso público de beneficio social, pero sus verdaderas intenciones son el beneficio de unos cuantos, de los que lo llevaron a la presidencia (a través de una campaña costosa y un fraude electoral), es decir, de sus amos. La resistencia de las clases dominadas (que es casi todo México) debe ser enérgica y mostrar su autoridad moral. ¡A resistir!: ningún pelele se puede mofar del pueblo.

lunes, diciembre 11, 2006

Comentario 11/12/2006

Muere Pinochet y la lucha continúa
Camilo Ná
Murió Augusto Pinochet y con él se fueron, simbólicamente, miles de fantasmas que rondaban Chile en las noches, llenando todo de rencor y odio, de miedo y angustia. Murió y se fue, con él, una lágrima siempre presente. Pero no se ausentan ni se olvidan los miles de asesinatos, la guerra sucia, la represión y la humillación de un pueblo heroico que creyó conquistar la democracia y un sistema político y económico mucho más justo e igualitario. No se fueron con Pinochet las ansias de seguir luchando ni los muertos se borraron. Ahí siguen, aunque el dictador no esté, ellos están ahí, esperando que la sociedad chilena los reviva en los ideales y en la ideología. Canta, sí, canta Víctor Jara, y junto con él miles de desaparecidos y de torturados. Hoy es día de canto y poesía: ha muerto el dictador, pero aún, en Chile y en toda América Latina, existe una labor ingente: hacer patrias más justas y sin las abismales diferencias sociales. Sí, murió Pinochet, pero nosotros..., nosotros debemos seguir luchando, allá, en Chile, y en toda América Latina, para que no vuelva a darse una dictadura, para que la derecha no se sienta dueña de la democracia y para que los fraudes (como el cometido por Felipe Calderón), no queden impunes. Y también debemos tener presente que los aciagos años vividos con el dictador chileno están reviviendo aquí, en México: asesinatos y secuestros, guerra sucia y tortura. Como Pinochet, Calderón, a través de un golpe de estado moderno, robó la presidencia de la república. No permitamos que surja un nuevo dictador (chaparro, peloncito y de lentes). Defendamos los derechos humanos de los oaxaqueños y no cedamos en el movimiento (desde distintas izquierdas) de resistencia civil pacífica en contra del presidente espurio. No queremos dictador, queremos un presidente legítimo, con el apoyo de la sociedad y que trabaje por, para y en beneficio del pueblo.

domingo, diciembre 10, 2006

Artículo La Jornada Jalisco 10/12/2006

¡PELIGRO! Embestida de la derecha contra la educación pública

Jorge Gómez Naredo

El diputado federal jalisciense por el PAN, Raúl Alejandro Padilla Orozco, dio muestra de su ignorancia y su falta de sensibilidad, resumiendo, en pocas y elocuentes palabras, la visión de la derecha sobre la educación. Para él, las escuelas privadas son las únicas viables para el desarrollo del país. Tiene esperanza de que “los mexicanos” puedan ingresar a una de ellas, porque, según él, la educación pública no cumple los parámetros de eficiencia; sus palabras dicen más, muestran mucho, resumen una visión obtusa y zafia del mundo: “[Mis hijos] Estudian en escuelas privadas, y me encantaría que todos estudiaran en escuelas que tuvieran mejor capacidad”. La UNAM, la UAM, la Universidad de Guadalajara, todas las universidades públicas no tienen “la capacidad” para dar una buena educación, pero, eso sí, las escuelas privadas, el TEC, el ITAM, la Panamericana y tantas otras, ésas, según el flamante diputado jalisciense, son “mejores” y tienen “capacidad”.

El embate iniciado por el PAN (junto a algunos círculos del PRI) y el gobierno federal en contra de la educación pública exhiben la discriminación de quienes se “sienten” superiores por haber cursado sus estudios en una escuela privada. Ellos son los que intentan gobernar al pueblo mexicano, quienes “buscan mejorar” a las mayorías con “pasión” y “manos limpias”. Sin embargo, lo único que dejan ver es su ignorancia, su exigua visión del mundo y sus prejuicios. Ignoran que la Universidad Nacional Autónoma de México es una de las instituciones educativas más importantes del mundo, que el 50% de la investigación realizada en México sale de dicha universidad y que millones de científicos se han formado en sus aulas.

Pero ¿qué podemos esperar de diputados como Padilla Orozco, miembro de la comisión ejecutiva del Consejo Coordinador Empresarial de 2003 a 2006, ex presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio y de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, además de miembro del consejo consultivo de la Universidad Autónoma de Guadalajara, una de los centros educacionales más retrógrados y racistas de México y del mundo? Padilla Orozco muestra su ignorancia ingente, tanto que ni siquiera puede hilar una oración coherente sin caer en errores de sintaxis. Estos “representantes” populares son una verdadera vergüenza. Y resulta verdaderamente sorprendente cómo los jaliscienses (inoculados por las mentiras de la televisión) continúan votando por un partido que simple y llanamente quiere desaparecer la educación pública y moldear un país de pobres y ricos, con mexicanos de primera, segunda y tercera.

Pero el embate a la educación pública (a la cual, en la propuesta de presupuesto enviada por Felipe Calderón, se le quitan más de 4 mil millones de pesos, monto con el cual se podrían cubrir más de 50,000 becas de estudiantes de posgrado) es a nivel nacional. En la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, la diputada panista Celina Saavedra injurió al rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (institución creada por Andrés Manuel López Obrador) y, sin ambages, argumentó que el apoyo de Calderón a la educación pública “no necesariamente tiene que verse reflejado en el presupuesto”. ¿Debemos enojarnos o reírnos?

Esta embestida bestial por parte del PAN contra la educación pública nos lleva a plantear dos preguntas claves, ¿cuándo saldrán los académicos a la calle para defender la investigación científica, la formación de nuevos científicos y la educación pública que es, sin duda, uno de los imperativos para el mejoramiento de la sociedad mexicana y el despegue del desarrollo económico del país?, ¿cuándo dejarán el confort de sus cubículos y se mezclarán con el pueblo y con los cientos de miles de mexicanos que están indignados por las mentiras y la represión del gobierno encabezado por Felipe Calderón?

La organización de la sociedad mexicana es un imperativo en la lucha contra un gobierno que día a día muestra su rostro represor y discriminatorio. La educación pública, la salud, la seguridad social, la cultura y tantas otras áreas estratégicas en el mejoramiento de un país están siendo atacadas por el PAN, por Felipe Calderón, por Ramírez Acuña y por los empresarios metidos en política (como el diputado blanquiazul Padilla Orozco). Es hora de salir a las calles y decir “basta” al gobierno encabezado por Felipe Calderón que llegó, no debemos olvidarlo, a través de una campaña de odio, miedo y de un fraude electoral. Se necesita alzar la voz y gritar: “Nosotros decimos no” (recordando el título de un libro de crónicas del escritor Eduardo Galeano). Y se precisa hacerlo con enojo y coraje, para que allá, en las oficinas de Carstens, Ramírez Acuña y Calderón, los temblores que les produce el pánico se hagan cada vez más y más insoportables.

Artículo El Occidental 10/12/2206

Calderón y el abismo que se avizora

Jorge Gómez Naredo

Felipe Calderón ha optado por la fuerza y no por la política, por la hipocresía y no por la realidad, por la traición y no por el diálogo. A una semana de haber tomado (si a eso se le puede llamar “tomar”) protesta como presidente de la república (con un caudal de dudas e irregularidades, de protestas y descontento), el panista ha profundizado (en tan solo siete días) la crisis política heredada del foxismo. El encarcelamiento de Flavio Sosa, uno de los dirigentes de la APPO, es la metáfora del régimen que comienza: mentir, mentir y mentir. El oaxaqueño había llegado al DF con la promesa del gobierno federal de entablar un diálogo para distender la tensión en el estado sureño, pero las pláticas nunca llegaron y en su lugar se dio una señal clara de la dinámica del nuevo gobierno: la palabra de Calderón nada vale, es hueca, engaño, mentira. Quienes ahora detentan el poder ejecutivo son personas no confiables, pues ponen trabas para solucionar los conflictos y engañan. ¿Quién podrá ahora confiar en las palabras de Felipe Calderón?

Cuando se dio el apoyo de las televisoras y de las empresas trasnacionales a la campaña electoral del panista, era claro el posterior pago de facturas. Ahora lo estamos viendo. Por una parte el gabinete del michoacano está plagado de hombres “claves” en la perpetuación de los intereses y las prebendas de dichas empresas. Luis Téllez, el flamante secretario de comunicaciones, tiene grandes vínculos con empresas trasnacionales y es un incondicional de las televisoras. Pero la aristocracia empresarial de México no solamente quiere mantener sus privilegios, también desea un “México en paz”, es decir, un país sin oposición, sin disentimiento, sin voces en contra. Para ello Calderón ha colocado a verdaderos represores en puestos claves del gabinete. Francisco Ramírez Acuña es uno de ellos. Cuando estuvo en el gobierno de Jalisco probó sobradamente sus dotes de represor e instaló un régimen de intimidación a todo aquel que se atreviera a protestar. Eduardo Medina Mora, el nuevo procurador general de la República, fue quien ordenó la represión en Atenco (con las violaciones sexuales, los golpes, las torturas, el encarcelamiento ilegal y la intimidación) y en Oaxaca. Por dichas acciones se ganó el actual puesto. Parecería que la consigna es: “si sabes reprimir, te mereces estar en mi gabinete”. Calderón se ha rodeado de represores y, por lo tanto, de su gestión (que seguramente no terminará en nada bueno) sólo se puede esperar represión, represión y más represión.

Paradójicamente, todas estas acciones hacen a Felipe Calderón más débil y más proclive a ser derrocado en cualquier momento. Un régimen mantenido gracias a los toletes, las torturas, las desapariciones y el acotamiento de la libertad de expresión (a Ricardo Rocha se le quitaron sus espacios matutinos en Radio Fórmula y a Gutiérrez Vivó se le amenazó y se le instó a “portarse bien” para conseguir una entrevista con el presidente y “solucionar” los conflictos económicos de la empresa radio Monitor), no es un gobierno fuerte y estable, sino débil y muy cercano al despeñadero.

Felipe Calderón solamente tiene a su favor, además del PAN (ese partido de derecha plagado de yunquistas), a los medios de comunicación. Por eso se le ve a través de las pantallas de televisión con una pala en un municipio humilde, queriendo ser algo que jamás ha sido, un hombre de pueblo, que trabaja para y por el pueblo. La realidad es otra y es simple: en el proyecto de presupuesto mandado por el ejecutivo al legislativo, se recortan recursos a las universidades públicas, a la cultura, a la educación básica, al campo y a los pueblos indígenas. Sí, Calderón es un maestro de la simulación y el doble discurso: por un lado intenta mostrarse allegado a los más desprotegidos, “rebasando por la izquierda a la izquierda” y con una consciencia de la pobreza extrema, pero por el otro, actúa con miedo, como tecnócrata cerrado, obcecado, siempre favoreciendo a los más ricos y perjudicando a las grandes mayorías. No cabe duda, el michoacano es y ha sido un verdadero peligro para la estabilidad y el bienestar del país. ¿Cuándo entenderemos que, con Calderón, México está destinado al abismo?

jueves, diciembre 07, 2006

Comentario 07/12/2006

Hipocresía, hipocresía y más hipocresía
Camilo Ná
La hipocresía comienza: Felipe Calderón se dio una vuelta por Tlacoachistlahuaca, Guerrero, para mirar de cerca la extrema pobreza. En dicho municipio devastado por años y años de indiferencia, inició su primera gira por el país. Sin embargo, al llamado “presidente” de México no le interesa el mejoramiento de las capas sociales más desprotegida. No, claro que no. Su único interés en visitar dicho municipio es su llamada estrategia de “rebasar por la izquierda a la izquierda”. Pero no nos engañemos, la actitud de Calderón es demagógica, hipócrita. Hablar y hablar de pobreza mientras en el presupuesto le quita recursos a la educación y la cultura, aspectos imprescindibles para que el pueblo mexicano salga de la ignorancia, la pobreza y la carestía.

Calderón, aliado a los medios de comunicación cercanos y timoratos a la presidencia (es decir, Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula y muchos otros medio de comunicación), busca colocarse en las pantallas de televisión como el hombre de “abajo”, que busca un mejor futuro para México. Puras palabras e imágenes, porque en los hechos, estos señores que se creen dueños de la nación lo único que buscan es proteger los intereses propios y de sus amos. Así que NO NOS ENGAÑEMOS, Felipe Calderón es un hipócrita. Recordemos cuando Vicente Fox, en su toma de posesión, fue a comerse unos “tamales” con niños de la calle, pero, ¿qué hizo por los pobres? Absolutamente nada. Simple imagen, siempre marketing, porque ante la falta de ideas y de compromiso, lo único que queda son las notas tendenciosos y descontextualizadas de la televisión. Ni un paso atrás. Los represores e intolerantes de Calderón y Ramírez Acuña nos quieren engañar, pero no lo harán: ellos son los asesinos, los que discriminan, los que empobrecen a la gente, los que quieren vender al país y sojuzgar, aún más, a las clases bajas.

martes, diciembre 05, 2006

Comentario 05/12/2006

Camilo Ná
Unidad a duras penas

La división ha sido una de las características del PRD, desde sus inicios se ha singularizado por su constante fragmentación y su subdivisión en las famosas “tribus”. Pese a ello, hasta ahora ha mostrado cierta unidad en torno a López Obrador (con las excepciones de los gobernadores cercanos a Cárdenas), cuestión que puede en cualquier momento cambiar, pues también se han caracterizado sus miembros por el pacto con otras fuerzas políticas en detrimento de las mayorías y de sus propias bases. Otro problema del PRD es su falta de homogeneidad, es decir, en ciertos estados (especialmente en el norte del país), parecería en vez de un partido de izquierda, una franquicia que se vende sin importar lo ideológico y los objetivos principales: la justicia y el bienestar de los más desprotegidos. Pero hasta ahora ha mostrado cierta unidad que no sabemos hasta cuándo terminará y hasta dónde llegará.

La primera fricción

Ahora bien, las facciones del PRI y del PAN se unieron antes (recordemos el desafuero), durante y después de la elección del 2 de julio. Hubo un pacto para impedir el arribo de López Obrador a la presidencia de la república. Cuando terminaron los comicios y el fraude fue evidente, el PRI jamás actuó y se calló, fungiendo como partido palero del PAN. Después vino Oaxaca: ambas fuerzas políticas acordaron la no salida de Ulises Ruiz por la toma de protesta de Calderón. Y así fue. Sin embargo, las divisiones comienzan a darse y hoy, la salida de los legisladores del tricolor de la cámara de diputados, es síntoma de cierta fisura, la cual puede ahondarse o, si se llega a arreglo, erradicarse. Lo cierto es que existe en el famoso PRIAN una división que será utilizada por el PRI para chantajear y tratar de obtener los mejores beneficios.

Yo te doy, tú me das, yo te quito, tú me quitas.
Buscará entonces Felipe Calderón, denodadamente, el respaldo del tricolor para pasar por la cámara de diputados todas sus propuestas (las deudas contraídas durante la campaña electoral con sus amos, los empresarios nacionales y extranjeros); sin embargo, el PRI quiere obtener lo más que se pueda y vender caro su apoyo. La pregunta es ¿tendrá la capacidad política Calderón para pactar nuevamente con el PRI? No lo sabemos. Lo que sí debe ser importante es el impulso por parte de los diputados del Frente Amplio Progresista a las propuestas de AMLO, ya que ahí se verá realmente quién busca el beneficio del pueblo y también se observará cómo el presidente legítimo de México puede, a través del congreso, incidir en la vida política, social y económica del país. Y así se callarán las bocas de estos seudo periodistas (como Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva) que, sin rubor, declararon a la Convención Nacional Democrática y a los millones de delegados como miembros de una “república patito”.

El límite es claro

La no violencia tiene un límite, y el límite está claro.


Imagen tomada de El Sendero del Peje.

Inicia el régimen de mano dura

Camilo Ná
Comienza, con la aprehensión de Flavio Sosa, el estado de “mano dura”. Los “cargos” al dirigente de la APPO son absurdos y recuerdan los peores días de la guerra sucia. No habrá diálogo en este gobierno: no lo quieren. Felipe Calderón, impuesto por los poderes fácticos, busca quedar bien con los empresarios (sus amos que lo impusieron) a través de un impresionante sistema de “mano dura”, intimidación, represión y encarcelamiento de todo opositor al régimen. Lo que se debe buscar, desde ahora, es la caída de Felipe Calderón a como dé lugar. Si se cede y no se protesta, tendremos en un futuro no muy lejano un país maniatado y dócil, lleno de miedo, sin perspectivas de mejoramiento, explotado siempre y siempre humillado.

lunes, diciembre 04, 2006

Comentario 04/12/2006

Ja, ja, ja, rebasar por la izquierda, ja, ja, ja
Camilo Ná
Las medidas tomadas por Felipe Calderón en días pasados demuestran, por una parte, su debilidad política y, por la otra, su hipocresía. Pero veamos más detenidamente. El alza en los sueldos del ejército muestra la búsqueda denodada por obtener la lealtad irrestricta de las fuerzas armadas, además del miedo a un posible golpe de estado por la situación tan caótica en la cual se encuentra el país; es decir, el presidente espurio otorga aumentos de sueldo para conseguir lealtad y evitar un posible descontento mayúsculo en la milicia.

Ahora bien, ¿qué significa el plan de “austeridad”? Es un remedo de una propuesta de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, el 10% ofrecido más que un compromiso es una burla. 10% no es absolutamente nada en los sueldos de los altos funcionarios, porque además de sus estipendios, los rufianes del gabinete calderonista tienen viáticos, telefonía celular, autos, viajes y burocracia con pleitesía, conjunto que es la verdadera sangría al erario. Así que la mentada medida de austeridad es una hipocresía y, con esas propuestas, jamás Felipe Calderón rebasará por la izquierda a la izquierda. Es, más que nada, un golpe mediático (vean las portadas de TODOS los diarios, claro, con la honrosa excepción de La Jornada), el cual ni es impresionante ni es congruente. No hay hasta ahora ningún “quinazo” ni nada, y lo más seguro es que no lo halla, pero esos sí, continúa la guerra abierta en contra del Distrito Federal, lo cual, en lugar de debilitar a Andrés Manuel, lo fortifica. Así que nada de rebases por la izquierda: Felipe Calderón es, a la usanza del viejo PRI, un verdadero demagogo hipócrita y cínico. ¡No nos tragamos sus mentiras!

1° de diciembre: crónica de una marcha en contra de la imposición

Texto aperecido en La Jornada Jalisco 02/12/2006
Multitudinaria marcha en la ciudad de México

* Nutrida respuesta a la convocatoria de AMLO para protestar contra Felipe Calderón.
* “Espurio, espurio, espurio”, la consigna más utilizada.

Jorge Gómez Naredo
Una vez más el zócalo se llenó de almas, miradas, voces, cánticos, consignas y enojo. La cita era a las siete de la mañana, pero pocas personas llegaron puntuales; sin embargo, a las ocho en punto, la plaza pública más grande de México ya estaba completamente llena. Un conjunto de música tradicional michoacana cantaba temas de lucha social; los desmañanados escuchaban atentos, mentando madres cuando se mencionaba a los poderosos o a los panistas. Jesusa Rodríguez, en los intervalos de cada pieza musical, informaba de la situación en San Lázaro: “los diputados del Frente Amplio Progresista (FAP) están a la altura de las circunstancias”; inmediatamente los presentes, de manera espontánea, gritaron: “no están solos, no están solos”. Pocas veces en México se había visto que el pueblo apoyara a sus representantes políticos, que los sintiera suyos, cercanos, defendiendo sus derechos y enojos, sus perspectivas y esperanzas.

Cuando Andrés Manuel López Obrador subió al estrado, las voces que la mayoría de los medios de comunicación tradicionales han silenciado, gritaron y gritaron fuerte, con ansias, enojo e indignación, pero también con apoyo y solidaridad: su presidente legítimo estaba ahí, en la plaza, junto a ellos. En uno de sus discursos más enérgicos, López Obrador sentenció (avizorando la “mano dura” del gobierno calderonista): “Pero que se entienda bien, todo tiene un límite; y como ya lo dije, no vamos a permitir el autoritarismo, queremos la democracia en México, la democracia verdadera”. Las miles de gargantas reunidas no pudieron expresar otra cosa “duro, duro, duro”, seguido del himno de todas las manifestaciones: “El pueblo, unido, jamás será vencido”.

A diferencia del 16 de septiembre, cuando se decidió no marchar ni asistir a las inmediaciones del Palacio de San Lázaro (que estaba tomado por la Policía Federal Preventiva), en esta ocasión las circunstancias eran otras, pues no debía quedar la protesta en una concentración, si bien multitudinaria, solamente visible en el zócalo capitalino. López Obrador lo resumió en una frase: “ésta es una protesta fundamental”; el enojo no podía reducirse a un mitin, había que marchar, y así se propuso, desde el zócalo hasta el bosque de Chapultepec. Los lopezobradoristas, al oír a su líder, respondieron alegres y enérgicos: “sí, sí, sí”, y comenzaron a prepararse para una caminata larga. Antes de iniciar la multitudinaria manifestación, el presidente legítimo de México insistió: “lo vamos a hacer como todos nuestros actos de protesta: de manera pacífica”, impidiendo que los infiltrados y provocadores tuvieran campo de acción. Millones de pasos iniciaron el recorrido por las avenidas 5 de mayo, Madero y Juárez rumbo a Paseo de la Reforma.

Miles de personas marcharon y no hubo altercados ni vidrios rotos ni reyertas ni golpes. Todo pacífico, con energía y enojo, pero siempre dentro del tan lisonjeado por los panistas “estado de derecho”. La concentración en el zócalo y la posterior marcha fueron, sin duda, un triunfo contra el miedo. La víspera, varios locutores radiofónicos cercanos a la derecha habían comenzado a atemorizar a la ciudadanía diciendo “no salgan, será peligroso”. Pero nada sirvió. En cuanto la marcha comenzó y se supo de la relampagueante toma de posesión de Felipe Calderón (entró por atrás, protestó –bajo un cúmulo de gritos de enojo y reclamos–, cantó el himno nacional y salió corriendo nuevamente por la parte de atrás), miles y miles de personas se fueron uniendo al contingente. El miedo había sido vencido y las consignas imaginativas se coreaban con gusto y alegría. La inventiva popular, como siempre, sorprendió a propios y extraños; para muestra basta botón: “Ya vamos, llegando / y el pelele está temblando”.

Paseo de la Reforma se llenó, en sus cuatro carriles, por los olvidados de los medios de comunicación tradicionales. Las imágenes eran elocuentes: cientos de miles de personas alegres y pacíficas, coreando amor y solidaridad a su presidente legítimo. Mientras tanto, el supuesto presidente “legal” se encontraba entre toletes, gases lacrimógenos, policías armados, efectivos de la marina y unos diputados oligárquicos y racistas. Sin duda estampas inolvidables y (siguiendo el caudal literario de Carlos Slim) kafkianas. Las calles pletóricas de personas indignadas por la imposición de Felipe Calderón han mostrado y evidenciado el fraude electoral, ¿cómo es posible que el “candidato ganador” no pueda salir a la vía pública por miedo a las constantes protestas y, el “candidato perdedor”, aglutine a cientos de miles de personas y recorra el país sin incidente alguno?

Mientras Felipe Calderón era repudiado en San Lázaro y se encaminaba al auditorio nacional bajo un impresionante operativo de seguridad, acompañado sólo por sus allegados (ningún seguidor), empresarios y miembros “distinguidos” de la sociedad, López Obrador caminaba por Paseo de la Reforma y recibía el aprecio del pueblo: “no te dejes”, “no nos falles”, “estamos contigo”, “duro, duro, duro”. Los saludos no se hacían esperar y las cámaras fotográficas reportaban cientos de pinchazos por minuto: todos querían tener, de una u otra forma, un recuerdo del presidente legítimo, una foto para presumir, para mostrar, para sentirse orgulloso de ella y seguir luchando, para ser parte de la historia junto con él. Así de simple, porque las muestras de apoyo y la entrega del pueblo suelen ser simples, pero conmovedoras.

El contingente se detuvo en Circuito Interior. Cientos de vallas metálicas impedían el paso. Faltaba todavía mucho para llegar al auditorio nacional, pero el miedo de los “legales” y los “defensores del estado de derecho” era tanto como la cantidad de policía federal resguardando al “ganador” de las elecciones. En un tráiler convertido en escenario hablaron los presidentes del PT y del PRD; vino después la intervención de Rosario Ibarra, senadora del FAP, quien hizo una crónica de lo sucedido, minutos antes, en la cámara de diputados: “tuvo que subir Felipe Calderón a una tribuna llena de panistas, custodiados por el Estado Mayor Presidencial y la PFP. Entró por la puerta de atrás y salió por la puerta de atrás. ¡Solamente estuvo tres minutos! No se escuchó absolutamente nada de lo que dijo cuando dizque tomó protesta porque todos los diputados del FAP gritamos ‘espurio, espurio, espurio’”. Espontáneamente, miles de gargantas comenzaron a corear: “espurio, espurio, espurio”. Allá, en el auditorio nacional, Felipe Calderón presentaba sus propuestas buscando “rebasar” por la izquierda a la izquierda, pero en su cabeza, seguramente, todavía estaba fresca esa palabra tan contundente: “espurio”. Rosario Ibarra concluyó sin ambages: “Vergüenza le había de dar a ese señor que está aquí cerca; debería de darse una asomadita, debería de venir, para ver lo que es pueblo, para ver lo que es triunfo, para que vea quién es el verdadero presidente de este país”.

López Obrador, en su discurso, habló de la histórica lucha del pueblo mexicano por lograr la justicia y el bienestar. Los asistentes comenzaron a sentir una sensación extraña: sabían que ellos eran los que hoy, en 2006, hacían la historia. Y tomaban conciencia de ello, de su labor para construir una patria más justa y con mayor igualdad, para ser parte de la historia desde abajo. La jornada del 1° de diciembre mostró, más que una toma de posesión enrevesada o una estrategia por continuar la simulación a través de los medios de comunicación tradicionales, una verdadera lucha por el reestablecimiento del régimen democrático. Por un lado, el presidente “legal”, resguardado por miles de efectivos policíacos y militares; y, por el otro, un presidente legítimo que sin miedo le habla al pueblo, marcha con el pueblo y es vitoreado por cientos de miles de gargantas. Aunque en las televisoras y en buena parte de las radiodifusoras y de la prensa escrita, Felipe Calderón comienza un sexenio de buenos propósitos y de “conciliación”, abajo, en la calle, con el pueblo, se sabe que comienza no una nueva gestión, sino una lucha por reinstalar el régimen democrático y una carrera contrarreloj para la caída, estrepitosa, de un individuo impuesto por el dinero y la mentira.

Miles de personas regresaban al zócalo. La marcha había concluido, la batalla había sido ganada: aquellos que apostaron al desgaste del movimiento se equivocaron, pues está más vivo, más encolerizado, más maduro y con más fuerzas que nunca, y lo demuestra la multitud que marchó por Paseo de la Reforma. Entre tanto, las cercas, las vallas, los toletes y los gases lacrimógenos se comenzaron a guardar, pero no por mucho tiempo, porque Felipe Calderón tendrá que salir, y cuando lo haga, la consigna “espurio, espurio, espurio”, comenzará a ser gritada de nuevo.

Fotos del 1° de diciembre [1]


Los niños también son testigos y están conscientes de la imposición y el fraude.


AMLO en Paseo de la Reforma y Circuito Interior, al finalizar la megamarcha.


López Obrador observa y la senadora doña Rosario Ibarra habla.


El presidente legítimo...

Fotos del 1° de diciembre [2]


Al final, algunos estudiantes que no apoyaban a AMLO, sino a la Otra Campaña, hicieron una protesta pacífica, aunque se manchó de tensión por una bomba molotov que no pasó a mayores. Los lopezobradoristas intentaron persuadirlos de enfrentarse a los granaderos.


El señor mono, subió, subió y subió, para ver a su presidente.


Como dijo doña Rosario Ibarra: "para que [Felipe Calderón] vea lo que es pueblo".


La atención, siempre presente cuando habla AMLO.


Más elocuente no puede ser.


Entusiasmo, no cabe duda.


Todos apoyando, todos...


Los trabajadores de la construcción (siempre explotados) hicieron un alto en su trabajo para observar al pueblo, apoyando con gritos de felicidad y manos levantadas.


La imagen demuestra la fe que el pueblo le tiene a López Obrador. A Felipe, jamás se la tendrá nadie.


Arriba, a mero arriba, el pueblo que trabaja en los hoteles de lujo (para gente bien), se detuvo en su trabajo y observó a su pueblo, a ese pueblo orgulloso que marchó, junto con López Obrador, para protestar por la imposición de Felipe Calderón.

Fotos del 1° de diciembre [3]


Una consigna era constantemente repetida: "Ya vamos llegando, y el pelele está temblando".


El pueblo saluda, grita, apoya...


La gente marchando con su presidente.


La gente, la gente, la gente.


Caminando rumbo a la victoria...


El espurio presente, con su talante y su carácter.


¿Verdad que somos muchos...? ¿Verdad que mienten las televisoras? ¿Verdad que no tienen madre? ¿Verdad que estamos hartos de ellas? ¿Verdad que el movimiento sigue vivo, demasiado vivo, extremadamente vivo?


La foto es preciosa: cuando el pueblo se moviliza.


Muchos, muchos, muchos...


La lucha sigue....

Fotos del 1° de diciembre [4]



Y la multitud llenó la calle...


¿Un "movimiento en decadencia"? Mentiras, mentiras y más mentiras.


Todos marchamos, marchamos, marchamos..., nos manifestamos.


Fotos de voces, miradas, manos, de esperanzas.


Apoyando al presidente legítimo de México, venciendo el miedo.


Andrés Manuel López Obrador saludó a la multitid.


Y su pueblo lo saluda, lo abraza, lo hace suyo.


La marcha en avenida Juárez.


La tradicional calle 5 de mayo se llenó...


La marcha comienza y se hacer más y más y más grande.

Fotos del 1° de diciembre [5]


Los globos negros, simbolizando el cerco impuesto por los poderosos a la democracia.


La catedral y los globos negros.


Y los globos negros comenzaron a subir.


Todos atentos...


La esperanza en los rostros.


El encono y el coraje hacia Felipe Calderón, expresado de una manera creativa.


El presidente legítimo de México.


La asamblea, el mitin, la relación del presidente con su pueblo.


Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México.

Fotos del 1° de diciembre [6]


Señoras apoyando a AMLO.


Lo que en realidad es el presidente espurio: un ratón.


El traidor y el espurio.


Jesusa Rodríguez, como siempre, al pie del cañón.


La piñata gigante es testigo de la multitud.


Las multitud de miradas, de ojos, de sentimientos.


El espurio no es de Michoacán...


La guillotina, desde el siglo XVIII, espera a los traidores al pueblo.


El zócalo lleno, completamente lleno.