jueves, marzo 22, 2007

El gobierno de derecha, sin rumbo...

Los cartones de Rocha y el Fisgón. Uno de de la biblioteca José Vasconselos, cerrada por daños estructurales en su construcción (a unos meses de su inauguración) y por hacerse, como se dice popularmente, “con las patas”. Así son los proyectos del PAN, los de Vicente Fox y quizá los que haga (si a caso tenga algún proyecto) Calderón: mal hechos, de relumbrón, elefantes blancos pues. La Biblioteca Vasconselos se inauguró con bombo y platillo, pensando que un edificio grande, con libros mal acomodados y mucha tecnología eran suficientes para la educación del país, de los mexicanos. Eso es ver el problema de manera superficial. No cabe duda que debería haber más y más y más bibliotecas, mayor acceso a la lectora, mayor facilidad para leer un libro, ver una película, escuchar música, un concierto, teatro, danza, etcétera. Sin embargo, estos hábitos se deben inocular en la población, se deben enseñar. Una biblioteca sin lectores convencidos es algo que no sirve. Por eso, la educación se debe dar en las escuelas, con profesores BIEN PAGADOS, infraestructura de calidad y con dinero invertido en el bienestar de los mexicanos. Sin esto no se hará nada. Y claro, se debe dar la batalla contra la televisión, ese invento que pudiendo ser de gran apoyo para la educación, se ha convertido en un lastre para los desarrollos intelectual y espiritual de los mexicanos. Si los panistas dicen preocuparse por la educación, pues deberían, en primer lugar, luchar contra las estupideces que a diario recetan las televisoras a sus televidentes. Sin esa lucha, la batalla, desde ya, está perdida, por más bibliotecas que se hagan (aunque estuvieran hechas bien). Así que, ya saben, para una educación de calidad, primero contra la tele, después apoyo a la educación pública (y no a la privada como los panistas pretenden), y un sistema integral de educación... Pero bueno, ¿qué se puede esperar de gente como Fox y Calderón?

Calderón se mete en todas partes, y ahora resulta que también se comienza a confrontar con la Asamblea de Diputados del Distrito Federal. ¿Dónde quedó la autonomía?, ¿dónde el respeto a la ley? El usurpador es un hipócrita, hipócrita-cínico y, además, mocho, como quien loa compaña en la aventura de la usurpación, su caníbal preferido, el inefable Ramírez Acuña.