domingo, marzo 18, 2007

Artículo La Jornada Jalisco 18/03/2007

Funcionarios panistas: incongruencias y falta de visión

Jorge Gómez Naredo

Uno mira hacia arriba, abre los ojos y trata de entender: todo es caos, incongruencia y falta de sensibilidad; en muchas partes hay sorpresa, asombro, miradas que no comprenden qué pasa en las administraciones panistas, en las declaraciones de quienes dicen gobernar al país, a los estados y a los municipios: ¿tan lejos están los representados de sus representantes?, ¿acaso es posible tanta falta de sensibilidad y congruencia?

Por un lado, allá, en el Distrito Federal, en el marco de las “celebraciones” de los “cien días” de gobierno, Felipe Calderón, después de haber “hecho política” en Mérida con un presidente estadounidense de salida, sin capacidad para lograr reformas migratorias o mejoras para los mexicanos indocumentados en el vecino país del norte, declaró solucionada la crisis política provocada por las elecciones del 2 de julio. Ante más de mil asistentes, se dijo complacido de su labor como presidente y afirmó que México ya tenía rumbo. Cosas de la vida, cosas de la realidad tan terca y necia: afuera del paraíso calderonista, la situación se observa diferente, hay crisis política, inseguridad en ascenso, desconfianza ante las instituciones supuestamente “fortalecidas”, movimientos sociales reprimidos y sojuzgados, menor libertad de expresión, intimidación y decadencia de la clase política. Parecería que en estos cien días de “gobierno” se está forjando nuevamente una visión idílica del país por parte de quien ocupa la presidencia, una nueva versión de foxilandia.

En Jalisco, haciendo consonancia con la situación federal, también hay complacencia e incongruencia. Por un lado, Emilio González Márquez habla fuerte ante empresarios, les reclama su falta de responsabilidad social, el desprecio que tienen hacia los magros salarios de sus trabajadores y les exige mayor compromiso con el estado, pero, por otro lado, su gabinete (el formal y el ampliado) está conformado por personas que no tienen el perfil indicado. Por ejemplo, el secretario de Trabajo y Prevención Social, Ernesto Espinosa Guarro, se caracterizó como alcalde interino de Guadalajara por el desprecio a los débiles y a los menos favorecidos, ¿por qué, pues, se le coloca en una secretaría donde se dirimen los conflictos entre trabajadores y patrones, entre quienes nada tienen y quienes todo lo poseen?

Hay casos verdaderamente grotescos y que dibujan nítidamente el prototipo del funcionario público panista jalisciense: José Méndez Gallegos es uno de ellos. Fue nombrado por González Márquez director del Sistema del Tren Eléctrico Urbano y, con cinismo rayano en lo inefable, arguyó que tan sólo cinco o seis veces, ¡en toda su vida!, se ha subido a dicho medio de transporte. Una cosa es inexperiencia en el ramo y otra es que simple y llanamente desconozca por completo los problemas del transporte público urbano.

Otro caso interesante de la falta de experiencia de los funcionarios públicos nombrados por González Márquez es el de Sergio Tabares Orozco, nuevo director del Instituto Jalisciense de la Juventud. Hizo recortes al presupuesto en el Centro de Investigaciones y Estudios de la Juventud, lo que dejó sin un pilar al instituto mismo: ¿cómo poder atender la problemática de la juventud si no se conoce nada de ella? Diplomado en el CISEN y con experiencia en las bases juveniles del PAN, Tabares Orozco hace declaraciones tan emblemáticas de su falta de capacidad que asombran a cualquiera: “Hoy en día la herramienta más utilizada por la juventud se llama celular, yo creo que los jóvenes en su mayoría enviarán 10 o 12 mensajes sms al día, y recibirán la misma cantidad; creo que tenemos que hacer del instituto un instrumento de comunicación como tal”. ¿Se puede comparar al Instituto de la Juventud con un celular?, ¿se puede partir, para conocer la problemática de la juventud, de una reflexión tan rudimentaria y que demuestra el desconocimiento total de la realidad de los jóvenes?

Mientras Felipe Calderón va creando una imagen idílica de México que le impide observar la realidad existente, en Jalisco, González Márquez se muestra contradictorio, por un lado el discurso “de las mejoras” y “el bienestar” y, por el otro, los nombramientos en puestos claves de personas con nula capacidad y que desprecian a los más necesitados.

México y Jalisco se merecen más. Los funcionarios públicos panistas se han caracterizado por su falta de visión, por no observar los problemas sociales de una manera profunda e integral. Cada día que pasa la situación se agrava: los representantes y los representados se encuentran en polos opuestos. Nada bueno se puede esperar de una relación tan lejana, tan distante, tan contradictoria.