domingo, marzo 18, 2007

Artículo El Occidental 18/03/2007

¿Crisis política superada?

Jorge Gómez Naredo

Ahora resulta que la “crisis política” ya está superada. Así lo afirmó Felipe Calderón, pero para poder decirlo con “tranquilidad”, contó con la protección de cientos de elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) que cerraron medio zócalo, golpearon a más de cinco manifestantes y cercaron palacio nacional con vallas de más de dos metros de alto.

La crisis política que menciona Calderón no está superada y ha sido mal atendida. Se originó con la campaña de odio en contra de un candidato presidencial: Andrés Manuel López Obrador; se encendió aún más con el fraude electoral cometido el 2 de julio y por la imposición de Calderón el 1° de diciembre. Y continúa: las calles que pisa el supuesto candidato “ganador” son cercadas para “superar la crisis”. Aunado a esto, la estrategia para legitimar al panista no ha dado resultados, pues todo se apostó a la seguridad pública, a la lucha en contra del narcotráfico y a una táctica mediática donde, a escasos cien días de gobierno, se pretende hacer creer a la ciudadanía que todo va bien y marcha sobre ruedas. Pero la realidad, ah, esa necia realidad, viene y lo arruina todo. La batalla en contra del narcotráfico, mal planeada y hecha para la televisión, ha resultado un fracaso: ahora los capos de la droga matan policías en donde más les duele a los panistas, en los centros de mayor concentración de riqueza, como es el caso de Monterrey.

La crisis política viene acompañada de una descomposición institucional, donde los valores de honradez, justicia, lealtad y compromiso social han quedado fuera. Los funcionarios públicos sólo luchan por enriquecerse gracias o a partir de dichas instituciones. Además, el organigrama de gobierno parece una casa de colocación, donde el trabajo de “político” se observa no como un espacio privilegiado para mejorar la situación económica, cultural y social de muchos mexicanos, sino como un trampolín hacia otros puestos de mayor poder y con posibilidades de un ingreso mejor.

Casos hay muchos, muchísimos. Por ejemplo, Alberto Cárdenas Jiménez ha estado en nómina gubernamental desde su paso por la alcaldía de Zapotlán el Grande, en 1992; después como gobernador y durante el sexenio de Fox, como comisionado y secretario de estado. Actualmente ocupa la secretaría de Agricultura; si no tuviera dicho cargo, sería senador. La pregunta clave es, ¿ha luchado Cárdenas Jiménez por el bienestar de los mexicanos? Como este caso hay muchos más, y no solamente panistas, sino también del PRI y del PRD. De los partidos chicos, ni se diga; no importa “hacer el bien”, sino “conseguir puesto”.

La cuestión que se debe resaltar es la decadencia del trabajo político, el cual se realiza no por el bien de los demás, de los más necesitados, como debería ser, sino por interés propio, de unos cuantos potentados. Cada empresa invierte en ciertos candidatos para, una vez que éstos hayan ganado, seguir laborando sin interrupciones y tener la posibilidad de mayores beneficios. ¿acaso esta crisis no es importante?, ¿acaso la decadencia y corrupción en el sistema político no es una crisis? Pero, oh, necia irrealidad de los de arriba, Felipe Calderón adujo que la “crisis política” se había “superado” por la firmeza en las instituciones.

La tensión política existe y se observa. Agreguemos, además, la existencia de carestía, inflación, falta de empleo que, si no se atienden de una manera expedita, crearán mayor disgusto y, posiblemente, en un tiempo no muy lejano, estallidos sociales de consideración. La Convención Nacional Democrática, a celebrarse del 21 al 25 de marzo, trata por todos los medios de encauzar pacíficamente los descontentos. Pero llegará un momento en que ni la figura de López Obrador como jefe de la oposición y presidente legítimo de México podrá detener la furia y el enojo de la ciudadanía. El fraude electoral, las ilusiones robadas vilmente con una guerra sucia, la descomposición de las instituciones y una delincuencia organizada inteligente, junto con la incapacidad, insensibilidad y falta de visión por parte de quienes se adueñaron de la presidencia, eso, señores, se llama “crisis política”, aquí, en China y donde sea.