jueves, diciembre 28, 2006

Artículo El Occidental 27/12/2006

Ironía e hipocresía: aumento del salario mínimo

Jorge Gómez Naredo

“Salario mínimo al presidente / para que vea, lo que se siente” es una frase de una canción popular inmortalizada por Óscar Chávez; hoy, sin duda, valdría la pena reflexionar sobre ella y pensar, ¿qué pasa en el país con el salario mínimo? En días pasados la Comisión Nacional de Salarios Mínimo (CNSM), presidida por Basilio González, estableció un aumento del 3.9% para el año 2007. El país se divide en tres zonas geográficas con distintos salarios mínimos: para la zona A, donde se encuentra el Distrito Federal, la percepción por jornada laboral (de 8 horas) será de 50 pesos con 57 centavos; para la B (Jalisco pertenece a esta zona) se estableció un salario mínimo de 49 pesos; en la C (donde se ubican Puebla, Querétaro y Chiapas, entre otras entidades), de 47 pesos con 60 centavos.

Dentro de la CNSM se discutió la percepción mínima para el pueblo mexicano. Ahí están representantes del gobierno federal, de los sindicatos y, por supuesto, de la iniciativa privada. A la salida de la junta para acordar las percepciones salariales, los “representantes” de los trabajadores (en voz de Adolfo Gott Trujillo, líder sindical) argumentaron que decidieron no protestar por el ínfimo aumento para con ello dar “un voto de confianza al gobierno de Felipe Calderón”. Los empresarios, por su parte, se congratularon del aumento, ya que mantendrá, dijeron, la estabilidad en los mercados. Basilio González, representante del gobierno federal, argumentó que los recién incrementados salarios serán una buena oportunidad para todos los desempleados.

La representatividad de los trabajadores en estas negociaciones para establecer el monto de salarios mínimos quedó, sin duda, muy menguada: ¿qué trabajador estaría de acuerdo con este irrisorio aumento del 3.9%? Por su parte, los empresarios vieron cumplidos sus propósitos, pues entre menos ganen sus empleados, mejores beneficios tendrán sus empresas. El gobierno federal, por su parte, simple y llanamente obedeció las órdenes y deseos de sus amos, es decir, quienes posibilitaron la imposición de Felipe Calderón como presidente.

En Estados Unidos el salario mínimo, a partir de un reciente acuerdo entre el presidente y el Congreso, se estableció en 80 pesos la hora. ¿Qué nos indica ello? Una hora de trabajo en el vecino país del norte es mejor pagada que una jornada entera en México. Ello explica en parte el éxodo de millones de mexicanos por el “sueño americano”, pues además de las diferencias salariales, habría que agregar la falta de empleo y el trato denigrante de una parte del empresariado mexicano y extranjero en el país hacia los trabajadores.

El salario mínimo es un ejemplo claro de la ineptitud y falta de miras de parte del gobierno federal panista, siempre presto a pavonearse de su falta de tacto, su lejanía del pueblo y su completa ignorancia de la realidad mexicana. Se argumenta que un aumento digno al salario provocaría inflación generalizada, sin embargo, se calla la importancia para fortalecer el mercado interno (mayor comercio, industria, empleos, dinero) de un aumento significativo en las percepciones de los mexicanos.

Mientras no exista un aumento del salario mínimo (por cierto, una de las propuestas más importantes de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México), existirá la migración ilegal a Estados Unidos, la pobreza, la miseria y la desigualdad. El gobierno fraudulentamente impuesto no lo entiende y no lo comprende por qué simple y llanamente no sabe lo que es vivir con el mínimo. Por eso habría que proponer “salario mínimo al presidente / para que vea lo que se siente”; sin ajuar, sin viáticos, sin transporte, sin gastos, sin nada. Eso sería un buen ejemplo de congruencia, no la hipócrita e irónica propuesta de “bajarse” el 10% de su salario. Pero no nos engañemos, Calderón y compañía no lo harán: ellos llegaron al poder a cumplir órdenes de sus amos, no a beneficiar y gobernar para el pueblo mexicano, ¿hasta cuándo lo entenderán quienes votaron por él y, principalmente, quienes sufragaron en contra de López Obrador? No se sabe a ciencia cierta, pero lo harán, de ello no hay dudas.