viernes, enero 23, 2009

Gira de AMLO en zona agavera de Jalisco










Se planteó la defensa de la economía popular y la necesidad de ampliar los programas sociales para dar ayuda a los discapacitados, a las madres solteras, a los ancianos, a los estudiantes. Y la necesidad de dar oportunidades a los jóvenes, evitar la migración para que la gente pueda quedarse en sus lugares de origen teniendo oportunidades de trabajo y no la necesidad de adherirse a conductas antisociales. Mencionó que México tiene cosas que lo dañan: "dos partidos, un pelele y la tele", haciendo alusión al maridaje entre PRI y PAN, un presidente que se rinde ante los intereses imperalistas de E.U. y la tele que elimina a una parte de la sociedad de sus pantallas y que en lugar de informar objetivamente desinforma y es cómplice.

Gira de AMLO en zona agavera de Jalisco






En el marco del recorrido que Andrés Manuel López Obrador realiza por los municipios del país, ayer le tocó el turno a la zona agavera del estado de Jalisco. Visitó los municipios de Hostotipaquillo, Magdalena, Tequila, Amatitán, El Arenal y terminó el día con su visita a Zapopan.

domingo, septiembre 07, 2008

Artículo La Jornada Jalisco, 7//09/2008

Observaciones sobre el conflicto en la UdeG

Jorge Gómez Naredo

jorge_naredo@yahoo.com

La crisis amainó. Sí, la Universidad de Guadalajara parece regresar a la “normalidad”. El combate entre los dos grupos que se disputan el control de la máxima casa de estudios parece haber llegado a su fin. Carlos Briseño Torres perdió. O pronto perderá. O es muy difícil que gane. Muchos análisis se han hecho acerca de lo que se ha vivido estas últimas semanas en la UdeG. Unos se han realizado desde la óptica briseñista, otros, desde la padillista. Algunos más, sin tener filia ni fobia hacia los grupos en disputa. Valdría la pena, sin embargo, realizar algunas observaciones.

a) El enfrentamiento que devino en una crisis para la Universidad de Guadalajara no sucedió en la base, es decir, en el estudiantado, en el profesorado o en los administrativos de a pie: fue en la élite que lleva ya dos décadas dirigiendo la máxima casa de estudios de Jalisco; por ende, no arraigó en la comunidad universitaria. Es decir, la amplia mayoría de los universitarios no se decantaron por ninguno de los grupos en disputa, ya que éstos pertenecen a la élite, y esa élite ha estado la mayoría de las veces alejada de la comunidad.

b) Carlos Briseño Torres siempre perteneció al Grupo Universidad. En sí, llegó a la rectoría gracias a ser uno de los hombres más leales a Raúl Padilla. Cuando se separó de éste, careció de calidad moral para atacarlo. Enarboló banderas como transparencia, democracia, legalidad y dignidad, ciertamente justas, pero en su persona había una contradicción: él, que siempre había sido parte de ese grupo, de repente se transformaba y cambiaba rápidamente la política autoritaria y las prácticas despóticas por discursos de pluralidad y democracia. Muchos no creyeron en Briseño ni en su súbita metamorfosis. Además, el grupo contrario utilizó esta contradicción para denostarlo. Y lo logró.

c) La mayoría de los estudiantes no hizo suyas las causas de Briseño ni de Padilla. Y tampoco se interesó en lo que sucedía en su universidad. Es decir, existe apatía por lo político-universitario: miles de alumnos ni se enteraron del conflicto. Parte de esta indiferencia se debió a la FEU, organización que dice representar a todo el alumnado de la UdeG pero no abona a la participación política estudiantil libre, plural y democrática. Al contrario, busca la cooptación los jóvenes de la máxima casa de estudios de Jalisco.

d) Los académicos de la UdeG permanecieron en su mayoría callados durante todo el proceso conflictivo. La pugna interna del llamado grupo Universidad fue, sin duda, una gran oportunidad para que los profesores e investigadores alzaran su voz, dieran su opinión y discutieran ideas sobre lo que está bien y mal en la Universidad. Pero no hubo intentos, o fueron mínimos. Parece ser que la comunidad académica tiene miedo de participar políticamente. Algunas notas periodísticas lo resaltaron: sí hay inconformidad con el estado de cosas, sí hay críticas hacia los padillistas y briseñistas (que hasta hace algunos meses eran lo mismo), pero no se alza la voz por el pánico a perder posiciones y puestos de trabajo.

e) El conflicto al interior de la UdeG (o de la élite que la domina), demostró que se precisa un cambio en la Ley Orgánica y en el Estatuto General de la máxima casa de estudios. La controvertida destitución de Briseño Torres indica que las leyes no son claras y que eso da motivo a procesos tan mal llevados y cuestionados como el que se vivió en el Consejo General Universitario (CGU) hace ya más de una semana.

f) Parece ser que la Universidad es un reflejo de la sociedad: no existe una verdadera representatividad. Los consejeros que se dieron cita en el Paraninfo de la UdeG el día en que se destituyó a Briseño, aunque formalmente representan a toda la institución, suelen tener poco contacto con la comunidad universitaria. Ahí estaba, por ejemplo, Samuel Romero Valle, que ni en el CGU ni en el Congreso estatal mantiene una relación con sus representados.

g) Para realizar un cambio en la UdeG se necesita un análisis que vaya más allá de rencores, disputas entre las élites y posiciones viscerales. No se puede negar, por ejemplo, la hegemonía de un grupo como es el encabezado por Raúl Padilla, su corporativismo, la falta de transparencia en el ejercicio de recursos públicos, su autoritarismo y un largo etcétera. Tampoco, sin embargo, se deben omitir ciertos logros que ha tenido durante los últimos años, como la FIL. Para llevar a cabo un cambio del actual estado de cosas, se precisa analizar detenidamente qué ha sucedido en la UdeG los últimos años y pensar cómo modificar lo que está mal y cómo potenciar lo que está bien.

h) El sistema por el cual se gobierna la UdeG requiere un cambio radical. Existe un problema en la representatividad. Igualmente, hay varios procesos de elección (como el nombramiento de rectores de centro, jefes de división y departamento, etcétera) que deberían ser votados por académicos, estudiantes y administrativos. Para que se llegue a una verdadera democracia en la Universidad se necesita una transformación en la forma de elegir a las autoridades. Solamente así, con cambios de fondo, se podrá decir que la UdeG es libre, plural y demócrata Y se precisa que estas reformas se den pronto. Urgen, pues.

domingo, julio 13, 2008

Artículo La Jornada Jalisco, 13/07/2008

El caos según González Márquez

Jorge Gómez Naredo

jorge_naredo@yahoo.com

Vivimos en el caos. Sí señor, nuestro gobernador –que, se supone, debe gobernar y tratar de solucionar los conflictos de la comunidad– nos ha dado una cátedra: en algún momento de nuestra historia aún no identificado, Jalisco pasó de ser un paraíso y se convirtió, raudo y veloz, en desorden, confusión: la desorganización en pleno, en fin, quedó a un pasito de la temida anarquía. Emilio González Márquez fue claro: “¿En qué momento aceptamos que nuestra ciudad fuera una caos?, ¿en qué momento decidimos rellenar presas para construir viviendas?, ¿en qué momento decidimos acortar los cauces de los arroyos y los canales para lucrar con la necesidad del pueblo de tener una casa?, ¿en qué momento no nos importó que el patrimonio de la gente, de los que menos tienen, se convirtiera en un riesgo y en su principal preocupación?” Sí, González Márquez se ha convertido en un catedrático de filosofía de la historia.

El gobernador reconoce: “no hay duda, en algún momento, en algún sector de nuestra sociedad perdimos el rumbo”. Vaya, ¡qué dechado de sinceridad! Sin embargo, la cuestión ahora no es encontrar el momento exacto de la “pérdida de rumbo”. Ésa no es la labor del gobernador. Se supone que González Márquez fue votado por los ciudadanos para buscar soluciones, para hacer de Jalisco una entidad con más calidad de vida. Pero el mandatario, en lugar trabajar para mejorar la situación actual de los jaliscienses, se dedica a dar clases de moral, ética e historia.

Resulta paradójico que un gobierno que carece de visión y de eficacia, se pregunte, “¿en qué momento nos ganó la ambición o la falta de planeación, o la falta de visión o compromisos de otra naturaleza?” Sí, el mandatario obnubilado por el poder, que ha desviado a Televisa más de 60 millones de pesos para ser precandidato a la presidencia de la República, es decir, para saciar su ambición, ahora nos dice con tono sincero y lastimero, “¿dónde perdimos el rumbo?” ¿Será acaso una declaración donde acepta su inutilidad para gobernar?

Para González Márquez los culpables somos todos: la historia, nuestro pasado y nuestro presente. Pero no encuentra culpables con nombre, culpables de carne y hueso, culpables de hoy. Sin embargo, si uno observa alrededor, descubrirá hoy muchos culpables que no han sido castigados: y ellos son parte del desorden. Sí señor, Jalisco es un caos porque hay un procurador que está involucrado en casos de pederastia y no ha sido cesado de su cargo; porque hay desvíos de dinero público a empresas privadas (incluida la Iglesia); porque aquí, en este estado, se persigue a los luchadores sociales, se les siembra droga y se les acusa de narcotráfico, como el caso de Raúl Muñoz. Sí señor, Jalisco es un caos porque las obras públicas construidas con bombo y platillo, a los dos años de inauguradas, son inservibles y no hay culpables, jamás hay culpables. Sí señor, Jalisco es un caos porque las autoridades en lugar de pensar en un transporte público no contaminante, eficaz y digno, se emboban haciendo más avenidas para que los automóviles las llenen y hagan las vialidades insoportables. Sí señor, Jalisco es un caos porque ya no sabemos distinguir quién gobierna, si el gobernador constitucional o el gobernador espiritual (es decir, su santidad el muy honorables señor cardenal Juan Sandoval Íñiguez). Sí señor, Jalisco es un caos porque la Zona Metropolitana de Guadalajara crece día a día con desorden, sin un plan y todo manchado de corrupción, con venales regidores, alcaldes, diputados y gobernadores seducidos por los dineros de los honorables y honestos empresarios de la construcción. Sí señor, Jalisco es un caos porque nuestros gobernantes y representantes populares son insensibles, inútiles e ineficaces. Sí señor, Jalisco es un caos porque muchos jaliscienses, en lugar de salir a las calles, alzar la voz y decir “ya basta”, se apoltronan en un cómodo sofá para ver la televisión. Sí señor, Jalisco es un caos porque, quien pidió el voto para gobernar, quien prometió, quien dijo que iba a cambiar las cosas, ahora culpa de su ineptitud a todos los ciudadanos. Sí señor, Jalisco es un caos porque más de doce años de panismo han acrecentado las desigualdades y han dilapidado los recursos públicos, porque pasamos de un gobernador blanquiazul sin experiencia, a uno represor y, ahora “gozamos” de uno fatuo e inepto. Somos un caos porque seguimos eligiendo a representantes populares y a gobernantes caóticos.

González Márquez tiene clara una idea: el mal en Jalisco es responsabilidad de la sociedad y del desarrollo de la historia. Ésta es su visión de mundo. Por lo tanto, para que Jalisco cambie, según esta perspectiva, habría que cambiar a la sociedad en su conjunto. Así, Jalisco por fin sería digno de un mandatario ínclito y abnegado como González Márquez. Parece chanza, pero así es como piensa nuestro el gobernador.

lunes, junio 09, 2008

Artículo La Jornada Jalisco, 8/06/2008

Informes que dicen nada

Jorge Gómez Naredo

Con bombo y platillo, González Márquez, en su primer informe de gobierno, anunció que pronto, rápido, en un ratito, daría más y más informes de gobierno. Muchos, cada cuatro meses: para que la ciudadanía sepa que Jalisco funciona, que Jalisco va y aspira a ser lo mejor, gracias, claro está, a los buenos manejos de los administradores panistas que han dado buena parte de sus vidas por el desarrollo de la entidad: se han inmolado por el bienestar del pueblo jalisciense.

Los ciudadanos, ante tal anuncio, se frotaron las manos para saber, pronto, rápido, en un ratito, qué buenas nos anunciaría el ejecutivo local, qué sorpresas nos depararía la sagacidad y sapiencia de Emilio González Márquez. Y el día, como todos los días, llegó. Y llegó con una magna presentación donde se mezclaron los abrazos, los mea culpa, los “vamos bien”, “muy bien” y los “no hay que confiarnos”, “falta”, “pero falta menos”: Jalisco será uno y será grande y será lo mejor, lo máximo, lo más parecido al paraíso. Sí, en palabras de nuestro gobernador: “Este es el principio de algo […] esto va mucho más allá de lo que la Ley le pide al Gobierno del Estado, este es un primer paso objetivo en la rendición de cuentas. Podrá haber errores, sí, pero no hay maquillaje, no hay simulación; lo que está mal lo decimos, y lo decimos para corregirlo; lo que está bien lo decimos, para entre todos cuidarlo y mejorarlo”.

Emilio González Márquez cumple con sus promesas: cumplió con el cardenal Juan Sandoval Iñiguez y le donó sus dineritos para el Santuario de los Mártires; cumplió con Televisa y le regaló sus abultados fajos de dinero para su inigualable evento Espacio 2007. Sí, González Márquez cumple y ahora, emocionado, también le cumple al pueblo de Jalisco: el primer informe de gobierno cuatrimestral.

La ciudadanía debería estar orgullosa. En las más de 240 páginas del informe se puede apreciar el desarrollo que Jalisco va forjando: números, tablas, dibujos y explicaciones claras y bien redactadas de todo lo que se ha hecho en la entidad. Además, en cada palabra se va descubriendo algo, se aprende mucho, se revela lo que jamás había imaginado nadie. Basta un ejemplo: “El avance tecnológico abre la oportunidad de incrementar la cobertura y brindar mejores servicios Gubernamentales”. ¡Vaya sagacidad!, ¡vaya inteligencia!, ¡vaya descubrimiento! Jalisco, con esta administración, va directo al desarrollo integral. Los ciudadanos, en sus casas, seguramente dan gracias a Dios (y a todos los mártires jaliscienses) de tener a un hombre como González Márquez dirigiendo los pasos del estado.

No cabe duda que el informe cuatrimestral logra dar solución a todos los problemas de la vida diaria de los jaliscienses. Por ejemplo, el subprograma “Mejoramiento de los servicios de vialidad, tránsito y transporte”, indica con una redacción clara y concisa: “consiste en la implementación de estudios y análisis de la situación actual de las vialidades y el transporte en Jalisco, mejorando la calidad y tiempo de respuesta en los servicios en materia de vialidad; eficientando (sic) las condiciones y dotando de infraestructura adecuada a la nueva realidad vial”. Los jaliscienses, llenos de alegría, saldrán a las calles para saludar con albricias a la “nueva realidad vial”.

Todo cabe en las páginas del informe, hasta la democracia. En uno de sus apartados, indica: “El Gobierno de Jalisco buscará fortalecer el sistema democrático que los jaliscienses han conquistado, a través del impulso a la participación ciudadana, a la libre manifestación de las ideas […] se busca garantizar la libertad de expresión estableciendo un diálogo plural con las organizaciones sociales, políticas y económicas”. Seguramente los famosos “me vale madre” y “chinguen a su madre” de nuestro gobernador están incluidos en estos postulados que buscan incrementar la crítica hacia las autoridades y la participación ciudadana.

Quienes gobiernan Jalisco saben bien que la comunicación con el pueblo es importante, pero no esa relación de cara a cara, de estar entre la gente y conocer lo que vive, lo que siente y experimenta, los problemas que la aquejan. No, esa comunicación ya es del pasado, del populismo ido. Ahora, lo importante es la comunicación mediática. Por eso el informe cuatrimestral pone especial énfasis en el programa Jalisco es uno, el cual ha logrado mucho, pues a partir de su “lanzamiento”, “la identificación de la sociedad y el gusto por esta campaña social ha ido en incremento. Son numerosas las solicitudes de personas que piden ser parte de este proyecto que busca destacar sin importar la edad o condición social, los logros de jaliscienses que son reconocidos a nivel mundial”. En el informe, sin embargo, se les pasó (un nimio error) indicar el costo de dicha campaña: hasta el 8 de abril de 2008, se habían invertido en ella 29’465,466.88 de pesos.

El informe cuatrimestral presentado por Emilio González Márquez, sin duda, es un ejercicio de simulación, de datos engañosos y de sincera hipocresía. Dice nada diciendo mucho. La realidad que sufren millones de personas en Jalisco, la falta de empleos, la carestía y la ausencia de oportunidades, no se ve reflejada en él. Gobernar, sí, es informar, pero informar con sinceridad y con inteligencia, no con “informes” que lo único que demuestran es el alejamiento que los “representantes populares” tienen de sus representados.

lunes, junio 02, 2008

Eduardo Galeano y los espejos del mundo

Jorge Gómez Naredo

Los espejos están llenos de gente. / Los invisibles nos ven.

Los olvidados nos recuerdan. / Cuando nos vemos, los vemos

Cuando nos vamos, ¿se van?

Eduardo Galeano

I

Espejos donde nos vemos, espejos donde necesitamos mirarnos, espejos que nos dicen quiénes somos, hacia dónde fuimos, hacia dónde nos callamos. Espejos que nos dibujan, que nos pintan; espejos aquí y allá, en cada retazo de pasado, en cada jirón de mirada. Sí, espejos: los espejos que Eduardo Galeano nos trae, nos regala, nos murmura con su ironía llena de palabras.

El 15 de abril del presente año apareció simultáneamente en México, Argentina y España, editado por Siglo XXI, el más reciente libro de Eduardo Galeano: Espejos. Una historia casi universal. Galeano es un referente en el pensamiento iberoamericano. Nació en Uruguay, pero pudo haber nacido en cualquier país de América Latina. Ha dicho con palabras exactas y frases precisas lo que los demás han callado. Su obra abarca más de treinta y cinco libros (la mayoría traducidos a decenas de lenguas), entre ellos, quizá el más conocido en el mundo, Las venas abiertas de América Latina. Galeano es historiador, literato y poeta; es activista, filósofo y pensador, es viajero, fue exiliado y continúa ejerciendo el periodismo. Pero ante todo, Galeano es palabra pletórica de ironía.

II

El nuevo libro de Galeano es un recorrido por la historia del mundo. Pero no es una alabanza de lo que hemos sido y en lo que nos hemos convertido. No. Espejos es la historia de cómo los seres humanos han explotado a otros seres humanos, de cómo nos convertimos en una sociedad llena de injusticias y de desigualdad, de cómo nos hemos engañado pensando que somos buenos, que somos los mejores, que hemos hecho el bien. Espejos es una piedra en el zapato: una crítica al “progreso” del cual la mayoría de nuestros líderes se enorgullece cuando escuchan hablar de las hazañas del ser humano por arribar a la modernidad.

Espejos inicia cuando la injusticia hace su arribo en las relaciones sociales: “Y descubrimos las palabras tuyo y mío y la tierra tuvo dueño y la mujer fue propiedad del hombre y el padre propietario de los hijos”. Galeano se adentra en la historia, entra en ella, la analiza y la cuestiona, la critica. Por eso va de Grecia a Roma, de Egipto a Mesopotamia, de la Edad Media a la Segunda Guerra Mundial, del hoy al Renacimiento. Y en todo este recorrido lo que nos regala Galeano es la ironía, porque el hombre siempre está lleno de ironía: ¿cómo entender, por ejemplo, los discursos de paz que llaman y piden la guerra? Galeano es irónico, un irónico incurable: cuando habla del príncipe Yamato Takeru, quien pacificó casi todo el Japón “hace un par de milenios”, Galeano nos regala ironía: “y haciéndolos picadillo [a quienes desafiaban el orden imperial] los pacificó, como entonces se decía, como se dice ahora”.

III

La mujer, en la historia y en el presente, ha sido explotada y vejada, ha estado abajo, siempre abajo del hombre, del macho. Aquí, allá y acullá, la mujer tiene desde siempre que luchar para hacerse respetar, para no ser denigrada cotidianamente, para estar en igualdad con el hombre. La batalla ha sido desigual y a pesar de eso, las mujeres han logrado conquistar espacios, pero todavía falta mucho, demasiado. En sociedades como las latinoamericanas, la mujer sigue teniendo poco acceso a la educación y a la representación popular. Basta mirar los nombres de los jefes y jefas de estado: ¿cuántas mujeres hay? Siempre minoría. Y Galeano lo explica irónicamente, con las palabras precisas, con las frases exactas: “el derecho de propiedad y el derecho de herencia permitieron que ellas fueran dueñas de nada; la organización de la familia las metió en la jaula del padre, el marido y el hijo varón; y se consolidó el estado, que era como la familia pero más grande”.

La historia está llena de machismo, de denigración hacia la mujer. Galeano lo menciona claramente con un ejemplo que extrae de la mayoría de los libros de historia oficial: “En tiempos de Pericles, Aspasia fue la mujer más famosa de Atenas. Lo que también se podría decir de otra manera: en tiempos de Aspasia, Pericles fue el hombre más famoso de Atenas”. El hombre ha hecho, durante varios milenios, todo lo posible por continuar arriba, explotando a la mujer, denigrándola y vejándola. Son los espejos donde nos vemos, los espejos que nos dicen lo que no fuimos y lo que callamos, los espejos que nos miran y nos pintan. Y cómo duele que los dibujos del pasado sean tan precisos, tan iguales a los que ahora forjamos.

III

Eduardo Galeano es un recolector de historias: un campesino de la palabra. Observa, escoge y escribe: así nació Espejos y así han nacido muchos de sus libros anteriores. Cada texto que nos entrega en este nuevo trabajo es un descubrimiento, una ventana donde nos vemos, un pasado que reconocemos como nuestro. Hay ironía en todas sus palabras porque Galeano es irónico, porque Galeano encuentra con facilidad ese espacio donde el ser humano se contradice, es incongruente y miente. Cada palabra nos descubre como somos, como fuimos, como seremos.

La ironía está en todas partes, en todos los textos que Galeano estructura. Cuando habla de la educación que durante muchos años se aplicó a los niños, menciona: “Para evitar que los niños sean niños, los padres pueden castigarlos, siempre que los golpes se apliquen en medida razonable y sin dejar marcas”. La ironía es clara, la ironía es obvia, la ironía está y es presente porque no se puede ser de otra manera ante el desarrollo de la historia: el ser humano es, sin duda, un ser irónico, un ser que llama a la ironía, un ser que se caracteriza por la ironía.

Pero además de ironía, Galeano nos muestra la inocencia, y la dibuja con maestría, con palabras exactas, con frases precisas. Basta un ejemplo: “Allá en la infancia, supe que China era un país que estaba al otro lado del Uruguay y se podía llegar allí si uno tenía la paciencia de cavar un pozo bien hondo”.

IV

¿Por qué el mundo está de cabeza? ¿Por qué hay unos cuantos que lo tienen todo y millones que poseen nada?, ¿por qué no nos cansamos de convivir a diario con las desigualdades, las injusticias y las necedades de unos cuantos? Preguntas que todavía no hemos resuelto, que están en nuestras mentes y que no sabemos si algún día tendrán respuestas. Galeano en Espejos describe los males de la humanidad, porque no podría ser de otra forma, porque Galeano siempre lo ha hecho y porque no sería él si no lo hiciera. Y sus críticas son siempre a los poderosos, a quienes vejan, a quienes hacen daño, a quienes dominan, explotan e inventan enemigos y guerras, a quienes pauperizan a buena parte del mundo, a quienes mienten y no se cansan de mentir: “En el año 2003, Ibn al-Shykh al-Libi, dirigente de Al Qaeda, fue torturado hasta que confesó que Irak lo había entrenado en el uso de armas químicas y biológicas. Acto seguido, el gobierno de los Estados Unidos blandió alegremente su testimonio para demostrar que Irak merecía ser invadido”.

¿Se entiende el ser humano?, ¿nos comprendemos?, ¿los pueblos cómo se interpretan ellos mismos? Galeano no pretende comprender todo, quiere, más bien, dejar una puerta abierta a la reflexión. Y son muchas las frases que nos invitan a pensarnos y a pensar al ser humano: “La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo. Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta”; “Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres. ¿Será porque su hambre nos alimenta y su desnudez nos viste?”; “Bolivia demoró ciento ochenta y un años en enterarse de que era un país de amplia mayoría indígena. La revelación ocurrió en el año 2006, cuando Evo Morales, indio aymara, pudo consagrarse presidente con una avalancha de votos”; “En 1889, murió la monarquía en Brasil. Esa mañana, los políticos monárquicos despertaron siendo republicanos”; “algún estudioso llegó a la conclusión de que los Estados Unidos eran el único país donde no había golpes de estado, porque allí no había embajada de los Estados Unidos”.

V

Espejos, espejos y más espejos. Nos miramos en esos espejos, nos encontramos, nos adentramos en ellos. Y con esos espejos Galeano nos enseña que la historia sirve, que la historia no solamente es una ciencia aburrida, una disciplina que se estudia en las universidades y nada más, sino que es una manera de mirarnos y de ubicarnos. Y vaya que hay relaciones claras, iguales, espejos nítidos. En la viñeta titulada “Carlos”, Galeano escribe: “El hijo de Juana la Loca fue rey de diecisiete coronas heredadas, conquistadas o compradas. En 1519, en Francfort, se hizo emperador de Europa convenciendo, mediante dos toneladas de oro, a los electores del trono del Sacro Imperio. Le prestaron ese argumento decisivo los banqueros alemanes Fugge y Welter, los genoveses Fornari y Vivaldo y el florentino Gualterotti. Carlos tenía diecinueve años y ya estaba preso de los banqueros. Fue rey reinante y rey reinado”.

¿Acaso Felipe Calderón no llegó al poder de igual manera: vendiendo la poca dignidad que le quedaba, ofreciendo puestos de gobiernos, subastando las reformas que intentaría aprobar después? ¿Acaso Calderón no es un “gobernante gobernado”?, ¿acaso no es esclavo de quienes lo apoyaron en su campaña electoral? Sí, Galeano nos regala espejos donde nos miramos, donde se deberían mirar quienes gobiernan, quienes explotan, quienes vejan y traicionan.

VI

Las venas abiertas de América Latina es un libro que ha marcado a varias generaciones de latinoamericanos. Y los ha marcado porque en él se muestra, se demuestra y se explica que América Latina ha sido pauperizada por los ricos de afuera y los ricos de adentro, por la unión de esos dos bandos. En Espejos, en la viñeta “Americanos”, Galeano retoma el tema de su obra más conocida y lo hace con su acostumbrada ironía: “Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos? / ¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América?, ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos? / Lo escucharon los peregrinos del Mayflower: Dios decía que América era la Tierra Prometida. Los que allí vivían, ¿eran sordos? / Después, los nietos de aquellos peregrinos del norte se apoderaron del nombre y de todo lo demás. Ahora, americanos son ellos. Los que allí vivimos en las otras Américas, ¿qué somos?”

VII

Las críticas a los medios de comunicación masivos han sido una constante en los textos de Eduardo Galeano. En una conferencia celebrada en Italia, hace casi un lustro, argumentó una frase que muestra parte de la manipulación que, especialmente las televisoras, hacen de la realidad: “Nos mean y la prensa dice llueve”. En Espejos, hay muchas críticas hacia la prensa y sus constantes mentiras, mentiras que dicen lo que no es y mentiras que ocultan lo que es. En una viñeta, Galeano escribe: “Cada año, los pesticidas químicos matan a no menos de tres millones de campesinos. Cada día, los accidentes de trabajo matan a no menos de diez mil obreros; Cada minutos, la miseria mata al menos de diez niños. Estos crímenes no aparecen en los noticieros”.

¿Por qué los medios de comunicación, en especial la televisión, ocultan las llagas, esconden las cuitas, encubren las necesidades primarias del ser humano? Vemos la pantalla y ella nos da “felicidad”; vemos la pantalla y los presentadores nos inoculan enseñanzas básicas: cómo ser felices, a pesar de la tristeza, de nuestra tristeza, a pesar de la pobreza, de nuestra pobreza. Pero no nos observan, no nos conocen, no nos dan un espacio de su pantalla. Galeano lo argumenta con palabras exactas, con frases precisas: “Los grandes medios, que inventamos para comunicarnos, no nos escuchan ni nos ven”.

VIII

Espejos. Una historia casi universal, es una ventana que nos abre el nosotros, un espacio donde nos podemos ver: quiénes hemos sido, quiénes somos, hasta dónde nos hemos callado…, hasta dónde nos hemos engañado. Galeano llena de ironía sus palabras, pero no solamente de ella: las llena también de poesía. Y describe lo que hemos matado y lo que hemos creado, lo que hemos silenciado y lo que hemos gritado. Y a pesar de la melancolía, de ver, por todas partes, injusticias, desigualdades, “representantes populares” que mienten y que quieren privatizar lo poco que queda de soberanía y de riquezas nacionales, a pesar de todo, hay esperanza, una esperanza que nace y renace al mirarnos, al observarnos, al conocernos.

Y también hay, en Espejos, esas miradas que debemos tener siempre presentes, miradas que nos dan congruencia, miradas que nos dan esperanzas, miradas que nos dan energías para continuar luchando por un mundo más justo, más igualitario: mejor. Miradas como las que describe Galeano en la viñeta intitulada “El nacedor”: “¿Por qué será que el Che tiene esa peligrosa costumbre de seguir naciendo? Cuanto más lo manipulan, cuanto más lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. ¿No será que el Che decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?”

Espejos. Una historia casi universal, es una invitación a mirarnos, entendernos y comprendernos. Y claro, como todo lo que escribe Eduardo Galeano, es una invitación a empuñar las manos y seguir gritando “nosotros decimos no”.


Artículo El Occidental, 02/06/2008

"Argumentos" para privatizar a Pemex

Jorge Gómez Naredo

Cuando el Frente Amplio Progresista tomó las tribunas de las cámaras de senadores y de diputados, las televisoras, buena parte de las radiodifusoras y no pocos periódicos gritaron al unísono: “secuestro”, “inadmisible”, “vergüenza”, “chantaje”, etcétera. Y lo gritaron fuerte y porfiadamente, todos los días, a todas horas. No informaron lo que se quería con la toma de las tribunas, lo que pretendían los legisladores del PRD, PT y Convergencia: todo fue descalificar las acciones reputándolas de “inadmisibles” en una “democracia” como la mexicana.

El logro de la toma de las tribunas fue un debate para dar a conocer e informar qué establece la reforma energética enviada por Felipe Calderón a la cámara de senadores; conocer, por ejemplo, si es legal, si no viola la constitución, si es lo mejor o lo peor para los mexicanos. Y saberlo de boca de expertos, de conocedores del tema, de implicados en el asunto del petróleo. El debate inició hace tres semanas y los medios de comunicación, que antes dedicaban centenas de minutos a denostar a los “revoltosos” que impedían la “democracia” en México, ahora que se está realizando el debate, poco interés muestran hacia lo que ahí se dice. ¡Vaya objetividad y pluralidad!

En las mesas de debate (celebradas martes y jueves) se han dado cita intelectuales, juristas, gobernadores, científicos, etcétera. Dos posturas se han delineado claramente: la que está a favor de la privatización de Petróleos Mexicanos (es decir, quienes apoyan la iniciativa de Calderón) y la que está en contra de la privatización y que plantea otras vías para fortalecer a Pemex. Sin duda, quienes llevan la delantera, quienes han esgrimido mejores argumentos y quienes han ganado todas las mesas, son los que están en contra de la iniciativa enviada por el Ejecutivo, es decir, quienes dicen no a la privatización de la paraestatal.

El jueves pasado estuvieron en el debate varios gobernadores y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Uno de los defensores de la iniciativa de Calderón fue el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez. Este “representante popular” no pudo, en ningún momento de su intervención, pronunciar si quiera de una manera correcta “Pemex”, pues siempre decía “Pemes”. Este enjundioso defensor de la reforma energética de Calderón demostró su ignorancia, su facilidad para ser cínico, hipócrita y mentiroso. Pronunció frases tan incoherentes como “Los hombres y mujeres libres no aceptamos una historia tendenciosa que pretende establecer un totalitarismo sobre las inteligencias”. Lo que se desprende de esta apreciación es el absoluto desconocimiento de las teorías históricas y su incapacidad para comprender lo que significa totalitarismo.

El señor gobernador de Guanajuato, no teniendo ni un ápice de vergüenza por su ignorancia de la realidad petrolera, abundó en una “propuesta” que lo único que demostró fue su amplio desconocimiento del tema. Adujo: “Los recursos petroleros si bien abundantes, son finitos. Estamos hablando de recursos no renovables. ¿Cómo transformarlos en riqueza permanente a partir de los recursos que pudieran generarse de la explotación petrolera?” La solución planteada fue: “Les propongo que un porcentaje significativo de la recaudación proveniente de los ingresos petroleros se destine a generar los cambios estructurales que demanda el país. Que utilicemos la palanca del petróleo para elevar de manera permanente la competitividad de México”. ¡Vaya sagacidad!, ¡vaya altura de miras!, ¡vaya sandez! Desde hace ya muchos años el 40% del presupuesto federal proviene de Pemex. Y han sido el PAN y el PRI quienes han utilizado esos recursos para gastos corriente y no para cambios “estructurales”.

Estas personas que se atreven a engañar de esta forma son las que apuestan a la privatización de Pemex (o Pemes, como nombra Oliva Ramírez a la paraestatal). No les interesa saber más, no buscan alternativas: quieren entregar la riqueza petrolera a los extranjeros para pagar facturas nacidas en la campaña electoral de 2006. Ellos dicen que si se aprueba la reforma petrolera todo México, automáticamente, se transformará en un país privilegiado, lleno de bienestar y próspero. Mentiras, mentiras y más mentiras.

Desgraciadamente, estos argumentos tan sin sentido, tan absurdos y tontos, no aparecen en las pantallas de televisión, no se escuchan en las radiodifusoras, no se leen en las páginas de muchos diarios. Quieren engañar al pueblo. Ojalá no lo logren porque si se llega a aprobar la reforma energética enviada por Calderón a la cámara de senadores, la viabilidad de México como nación independiente y soberana quedaría destrozada.

Artículo La Jornada Jalisco, 01/06/2008

¿Y la participación ciudadana?

Jorge Gómez Naredo

Todos los días nuestros “representantes populares” nos dicen que el bienestar de los ciudadanos es lo más importante, que trabajan por la sociedad y que hacen todo lo posible (y de vez en cuando lo imposible) para que en Jalisco haya espacios para la ciudadanía. Todo, sin embargo, es discurso hueco, palabras alejadas de la realidad, demagogia.

En los hechos, la ciudadanía tiene pocos espacios para ser partícipe de las decisiones de gobierno. Instituciones con cariz ciudadano como el Instituto Electoral del Estado de Jalisco, que ahora se llamará (con chanza incluida) Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, no está conformado por verdaderos representantes de la ciudadanía. Con la reforma electoral que se acaba de aprobar en el Congreso del Estado, los partidos políticos serán los encargados de designar a los consejeros e, incluso, tendrán la posibilidad de quitarlos de sus cargos cuando su actuación no vaya con las posturas de la mayoría de los diputados, es decir, de los partidos políticos.

Los espacios de participación ciudadana están cerrados a la ciudadanía. Por ejemplo, al elegir presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, los diputados no tomaron en cuenta los méritos de los participantes ni sus actividades en labores sociales: impusieron (claro, muy “legalmente”) a una persona que sabían de antemano no les sería incómoda y que actuaría siempre en consonancia con las posturas de las fuerzas políticas predominantes en el Congreso de Jalisco.

Cuando se les reclama a los diputados, al ejecutivo local o a los partidos políticos la falta de espacios para la participación ciudadana, alegan que ésta existe, que incluso hay una ley que la rige: “Ley de Participación Ciudadana para el Estado de Jalisco”. Sin embargo, si se lee detenidamente la citada ley, parece que está hecha para desinhibir la participación ciudadana. Respecto al referéndum, menciona: “El Congreso del Estado, con la aprobación de las dos terceras partes de sus integrantes, o los ciudadanos que representen por lo menos el dos punto cinco por ciento de los electores de la entidad, podrán solicitar al Consejo Electoral someta a referéndum derogatorio los reglamentos y decretos emanados del Titular del Poder Ejecutivo del Estado”. Claro, muy bonito y muy lindo se ve escrito, pero los requisitos son muchos y, en caso de haber una petición, hay varios caminos legales para impedir el referéndum.

Respecto al plebiscito, la citada ley indica: “El Congreso del Estado, con la aprobación de cuando menos las dos terceras partes de sus integrantes, podrá solicitar al Consejo Electoral someta a plebiscito las decisiones o actos del Gobernador”. Aquí, “los ciudadanos” simple y llanamente no se ven. Todo se deja en manos del Congreso. Y el Congreso, como actualmente vemos, está en poder de unos cuantos.

Ahora bien, si los ciudadanos presentan una solicitud para referéndum (con el 2.5 % de firmas de la población del Estado y en un máximo de treinta días después de hecho el decreto), el consejo electoral, que se supone es ciudadano -pero en realidad tiene vínculos con los diputados que lo eligieron- decidirá la procedencia o improcedencia del asunto. Todo se dificulta: el camino se hace tortuoso para que la ciudadanía no participe. En esta ley también se contempla la presentación de iniciativas populares al Congreso de Jalisco, que los diputados pueden fácilmente rechazar sin ni siquiera leer. Nadie les dirá nada.

La situación actual de la participación ciudadana en Jalisco es verdaderamente preocupante. Los caminos se han cerrado y unos cuantos manejan el destino de todos: se imponen en los organismos ciudadanos a personas cercanas. No hay una apertura a la verdadera participación ciudadana. Todo se decide entre poquitos.

La reforma electoral que se aprobó en el Congreso local es una muestra de este cinismo con que actúan nuestros “representantes populares”. No quieren que la ciudadanía se interese en los asuntos públicos, que participe en ellos y tenga voz y voto. Para nadie es un misterio que los diputados representan a su partido o a su grupo, y nunca a quienes los votaron. Es ahí donde se encuentra el problema, porque si hay una crisis de representatividad en el Congreso (en el ejecutivo ni se diga), ¿dónde queda el ciudadano?, ¿dónde la democracia representativa?

La ciudadanía puede salir a las calles, marchar, manifestarse. Pero estas acciones tienen cada día menor eficacia. Ahora, a nuestros representes populares, los mítines y los plantones simple y llanamente les “valen madre” (González Márquez dixit). Ejemplos hay muchos: en julio de 2006 más de dos millones de personas, en la marcha más grande que ha habido en toda la historia de México, salieron a las calles para exigir transparencia en las elecciones presidenciales, que se contara voto por voto. Las autoridades no hicieron nada para escuchar el clamor popular. Les valió.

¿Qué acciones eficaces tiene la ciudadanía para actuar, para ser partícipe de las acciones de gobierno?, ¿cómo se puede llegar a una democracia verdaderamente participativa y borrar de una buena vez esta simulación donde ni se respetan los votos ni se escucha a la ciudadanía? ¿Qué se debe hacer?

martes, mayo 27, 2008

Crónica vista de AMLO a Jalisco

Crónica aparecida en La Jornada Jalisco, el 26 de mayo de 2008.


Con la privatización nos convertiríamos en colonia extranjera, advierte AMLO

  • El pueblo de Jalisco es mucho para tan poco gobernador, dijo en Guadalajara y Ciudad Guzmán

Jorge Gómez Naredo

La gente llega, llega y llega. No se cansa de llegar. Se queda, espera y grita; observa, escucha y canta. “¿Un mitin en domingo?”, pregunta una señora que cruza la Plaza Universidad, antiguamente conocida como de las Sombrillas. “Sí, señora, un mitin. Y es de López Obrador”, le responde un joven con una camisa blanca que lleva pegada una calcomanía en la cual se lee, con letras rojas y verdes: “¿Vender Pemex?: ¡Nunca!” A las diez de la mañana, en el templete, alguien habla y anuncia que pronto, que rápido, que en un ratito llegará el “presidente legítimo” de México. La gente, ah, la gente, se queda, espera y grita; observa, escucha y canta.

En avenida Juárez los ciclistas pasan y pasan. Voltean y voltean. Unos meten freno, se detienen, preguntan: “¿Qué hay?”, “¿quién estará?”, “¿un grupo de rock?” La respuesta está en el cruce de avenida 16 de septiembre y la calle Pedro Moreno: de una camioneta gris clara se apea Andrés Manuel López Obrador, el ex jefe de gobierno del DF, el ex candidato a la presidencia de la República, el “presidente legítimo” de México. Las cámaras fotográficas hacen clic, clic, clic. La gente se acerca, lo saluda, lo abraza, y alguien dice: “hay que salirnos del PRD: ¡lo están traicionando!”. Él camina y sonríe, saluda y sigue sonriendo.

Arriba y abajo

Arriba del templete, políticos, líderes sociales y coordinadores de brigadas: ahí están el único diputado federal por Jalisco, dos legisladores locales y una regidora tapatía. Pero los perredistas son los menos en el templete: quienes rodean a López Obrador son jefes de brigadas y de organizaciones sociales. Eso arriba. Abajo, al pie del templete, gritando y gritando: más de dos mil personas. En primera fila, las adelitas, vestidas de blanco y la mayoría con sombrero o paliacate. Ellas saludan y mandan besos a López Obrador; toman fotos, alzan los brazos, empuñan las manos. Y todos abajo gritan al ver llegar a quien esperaban: “Es un honor / estar con Obrador” y “este es el pueblo, de López Obrador / ¿cuál es el tuyo, espurio Calderón?”

Antes de la alocución de López Obrador, Humberto Ortiz, del Movimiento en Defensa del Petróleo, da los nombres de las diversas brigadas que, casa por casa, informan sobre el intento del gobierno federal para privatizar Pemex, para saquear al país. Unas señoras, sentadas en una banca, comentan: “Ya hay muchas brigadas, ¿por qué a mi barrio no han ido?”

Todos a escuchar

López Obrador se acerca al micrófono y la gente, ah, la gente, grita fuerte el ya conocido coro “presidente / presidente / presidente”. La Plaza Universidad está casi llena. Ciclistas que pasean por la Vía Recreactiva se detienen y montados en sus bicicletas escuchan el discurso: “Si se privatiza el petróleo, si se entrega el petróleo a los extranjeros, perderíamos nuestra soberanía, dejaríamos de ser un país libre, independiente y soberano […] Si se vuelven a abrir las puertas a las compañías extrajeras va a ser muy difícil sacarlas […] Nos convertiríamos en una colonia extranjera”.

La gente escucha y escucha detenidamente. Todo es atención. El sol arriba cala, duele, hace sudar. Pero nadie se mueve, nadie deja de escuchar. Cuando López Obrador arenga y dice: “No queremos la privatización del petróleo. La disyuntiva es colonia o país. Y nosotros queremos seguir siendo un país libre, independiente y soberano”, cientos de gargantas estallan: “Es un honor estar con Obrador / es un honor estar con Obrador”.

Atrás de templete hay tres personas en sillas de ruedas. Todos vienen a escuchar al ex candidato presidencial, a decirle, como lo menciona la señora María Ángela Castillo: “No voy a dejar a López Obrador hasta que él diga que ya ganamos”. El niño Iván Alejandro Huerta, que padece distrofia muscular, sostiene desde su silla de ruedas un cartel donde se lee: “Señor Presidente López Obrador, quiero saludarlo”. Y al final, cuando ya ha acabado el mitin, cuando la gente grita y grita “Pemex no se vende, Pemex se defiende”, el “presiente legítimo” baja del templete y el deseo de Iván Alejandro se cumple: López Obrador lo saluda y lo abraza.

A más de 100 kilómetros de Guadalajara

Ciudad Guzmán es la cuna del primer gobernador panista de Jalisco, Alberto Cárdenas Jiménez; y también, López Obrador, ahí, en la plaza central, a lado de una escultura que representa al pintor José Clemente Orozco (del que dijo era el que más le gustaba de los muralistas mexicanos), dirige un discurso a los guzmanenses. El eje de sus palabras es la defensa de Pemex, la defensa de la soberanía nacional, de un país con esperanza y con libertad: independiente. Pero para tenerlo, dice el ex jefe de gobierno del DF, hay que luchar contra un enemigo que se ha aliado al gobierno en turno, al gobierno de la derecha: la televisión. “Tenemos muy presente que con la televisión se manipula, con la televisión se distorsiona la realidad; con la televisión se imponen presidentes”. Y cientos de personas, que no llenan la plaza pero que tampoco son pocas, inician musicalmente el coro “culeros, culeros, culeros”. Las cámaras de TV Azteca y de Televisa, que no se encuentran presentes, desgraciadamente no pueden registrar el hecho.

Quienes escuchan en Ciudad Guzmán a López Obrador, la mayoría, según José Zamarripa, coordinador del Movimiento en Defensa del Petróleo en Jalisco, son brigadistas, ciudadanos que casa por casa informan a la población de la importancia de estar al tanto de lo que sucede en el país, de la importancia de defender el petróleo, de la importancia de impedir que la derecha (la del PAN y la del PRI) aprueben la reforma energética que envió Felipe Calderón a la Cámara de Senadores.

El ex candidato presidencial da consejos, palabras de apoyo, esperanza: “Tenemos que actuar así, utilizar este gran recurso que tenemos, que es este movimiento, para llevar a cabo la transformación que necesita nuestro país. Y hacer nuestro trabajo sin enojarnos. Nosotros no tenemos que estar enojados. Mucho menos vamos a estarnos peleando. Nosotros tenemos que andar contentos. Estar felices porque realmente es un honor, es un timbre de orgullo, estar luchando por una causa justa, estar luchando por los demás”.

El gobernador de Jalisco: ¡presente!

Andrés Manuel López Obrador en Ciudad Guzmán repite lo que en la capital el estado dijo de Emilio González Márquez: “Lo acabo de decir ahora [en Guadalajara] y lo voy a repetir: es mucho pueblo el de Jalisco para tan poco gobernador”. La gente, ah, la gente, grita, grita y grita, descarga su ira ante la donación de más de 90 millones de pesos del erario público a la Arquidiócesis de Guadalajara, ante la mentada de madre gubernamental, ante el “me vale madre lo que piensen”. Sí, hay enojo, hay encono.

El ex candidato presidencial aduce claramente lo que piensa del actual mandatario estatal: “No se puede el gobierno convertir en el promotor de una iglesia: eso no le conviene ni a la iglesia católica. No es un mensaje de tolerancia ni mucho menos de rectitud ni de justicia”.

Al finalizar el mitin en Ciudad Guzmán, López Obrador abraza, López Obrador saluda, López Obrador besa; y también responde ante las imputaciones de quienes lo acusan de intervenir en el proceso interno del PRD: “La defensa del petróleo está por encima de cualquier interés personal o de cualquier interés de grupo o de partido: la patria es primero. Y es muy delicado lo que quieren hacer: entregar la soberanía nacional, convertirnos en una colonia”.

El objetivo principal del Movimiento en defensa del petróleo es la no privatización y el saneamiento de Pemex. Y López Obrador apuesta a la consulta pública, a que la gente, el pueblo, el verdadero dueño de las riquezas de este país, decida. Y para eso hay dos posibilidades: convencer a los legisladores del PAN y del PRI de hacer un referéndum, de pedir la opinión de pueblo y, si ésta opción no funciona, “vamos nosotros a convocar para que los ciudadanos participen y ya veremos cómo se organiza”.

La gente quiere saludar a López Obrador, quiere tomarse una foto con él, quiere tocarlo, quiere verlo de cerca. Y por eso el trayecto del ex jefe de gobierno del DF del templete al vehículo que lo llevará a Colima tarda más de veinte minutos. La gente no deja de gritar: “Es un honor estar con Obrador”. Ni tampoco se olvida de lo principal, de lo importante en estos momentos: “Pemex no se vende / Pemex se defiende”

Artículo El Occiental, 26/05/2008

Las mentiras de Felipe Calderón

Jorge Gómez Naredo

Felipe Calderón, en cada acto a donde asiste, en cada discurso que da, muestra cinismo, hipocresía y desvergüenza. Cercado siempre por cientos de vallas y policías, habla y habla con mentiras, con engaños, con estafas. Llegó a la presidencia a través de un fraude electoral y su gestión se ha caracterizado por eso: por el fraude, las palabras vacías y los discursos huecos.

Basta dar un vistazo a sus alocuciones para comprobar la distancia que guarda la realidad de Calderón con la realidad real, ésa que se experimenta abajo, con el pueblo, distante de la mayoría de los funcionarios públicos que solamente miran desde arriba los problemas de la población mexicana. El martes pasado, en San Luis Potosí, Calderón adujo: “Amigas y amigos, queremos apretar el paso, queremos seguir con el combate a la pobreza y a la desigualdad”. Esto es cinismo: buenos deseos, palabras huecas. La situación económica día a día empeora. Es fácil darse cuenta en una visita al mercado, al súper o a la tiendita de la esquina: todo ha subido. El desempleo se ha incrementado y las fuentes de trabajo que existen son temporales, con bajos salarios, sin seguridad y sin prestaciones. Miles de mexicanos a diario son explotados. ¿Esto es apretar el paso?, ¿esto es querer eliminar la pobreza? Palabras huecas, palabras alejadas de la realidad y pronunciadas por una persona que llegó al poder gracias al apoyo económico de personas que, por todos los medios posibles, buscan no cambiar el estado de cosas.

Mentiras, mentiras y más mentiras. En Veracruz, el martes pasado, respecto a Petróleos Mexicanos (Pemex), Calderón mencionó: “Queremos fortalecer a la empresa, queremos fortalecerla, en primer lugar, para hacerla más transparente, porque queremos que cada una y cada uno de ustedes, no sólo yo como Presidente de la República, también quiero verlo yo, pero no sólo yo o el Gobernador, sino cada una y cada uno de ustedes, que somos todos dueños de PEMEX, sepamos en qué se gasta y hasta dónde va hasta el último centavo de Petróleos Mexicanos”. Vaya manera de ser hipócrita y cínico. Habla de transparencia, de rendiciones de cuenta, pero, ¿cómo puede hacerlo (¡vaya moral y ética que posee el señor Calderón!) cuando su gobierno se ha caracterizado por la opacidad? ¿Por qué ahora Calderón busca hacer transparente a Pemex y, en su momento, se negó rotundamente a hacer transparentes las elecciones de 2006, a transparentar la democracia? Hipocresía, cinismo y engaños.

La estafa es clara: Felipe Calderón presentó la reforma energética no para mejorar a Pemex y dotarlo de transparencia y tecnología: lo hizo para entregar a capitales privado (esos mismos que lo ayudaron en su campaña electoral) la riqueza del país. Y miente a cada instante, miente en todo momento. No quiere hacer de Pemex una empresa que funja como palanca de desarrollo del país, quiero, más bien, pagar una factura pendiente.

El engaño es muy nítido. Desea convencer a la población con ideas absurdas: “Y yo les aseguro que si podemos hacer esa reforma [energética], México estará en capacidad de financiar su desarrollo y no habrá un solo joven que no tenga oportunidad de acceder a la educación universitaria”. ¡Pamplinas! Producir más petróleo crudo y venderlo a Estados Unidos no garantiza el desarrollo del país y el acceso de todos los jóvenes a la educación superior. Se precisa tener un gobierno con proyecto, donde se reforme el sistema tributario, donde los grandes capitalistas paguen impuestos, donde Pemex no sea exportador de crudo e importador de productos refinados, donde haya verdaderos programas para erradicar la pobreza y donde se trate, por todos los medios posibles, de reducir las grandes desigualdades económicas entre los mexicanos. El petróleo no desarrolla a un país por sí solo, es un apoyo, pero se necesita el acompañamiento de otras medidas. Y Calderón no las llevará a cabo porque dichas medidas van en contra de quienes lo impusieron en la presidencia.

Miente Calderón. En cada discurso que pronuncia se observa claramente la hipocresía y el cinismo. Miente, miente y vuelve a mentir. Ojalá que el pueblo mexicano no se deje convencer por estas palabras falaces, estas palabras llenas de descaro y desfachatez.

Artículo La Jornada Jalisco, 25/05/2008

Más allá de las mentadas

Jorge Gómez Naredo

Emilio González Márquez ya comenzó a cosechar lo que sembró aquella noche etílica en la Expo Guadalajara, cuando en un arranque de alegría y paroxismo, espetó a las minorías (es decir, a sus opositores): “¡chinguen a su madre!” Y lo cosechó (vaya ironías del destino) en su tierra natal, la que ama desenfrenadamente: Lagos de Moreno.

No sirvieron los antimotines apostados para contener a los manifestantes: varios laguenses (estudiantes y profesores del Centro Universitario de Lagos y ciudadanos en general) lograron introducirse en las cercanías de la Preparatoria Regional de Lagos, donde González Márquez inauguraría una biblioteca. Los gritos se escucharon nítidamente y nada ni nadie los pudo acallar. Fueron de enojo y de hastío ante un mandatario que ha logrado, en poco tiempo, poner a buena parte de la población jalisciense en su contra. Las pancartas reflejaron hasta dónde ha llegado la irritación a las acciones del gobernador: “Yunquista, eres un asco como persona y gobernador”, “Emilio, vete a gobernar a la chingada”, “Emilio, la tuya. Atte: Los poquitos”, “Los pendejos no van al cielo”, etcétera.

La respuesta de González Márquez a los manifestantes fue torpe: “déjenme dirigir un mensaje a los amigos que han venido a manifestar su justa protesta: respeto y respaldo las protestas de toda la gente que piensa diferente; creo que eso es parte de la democracia y tienen derecho a gritar […] Yo me equivoqué y me vi corriente. ¡No se equivoquen ustedes, no se vean corrientes! Yo estaba en una cena, ustedes están en una casa del saber, en un centro de estudios. Si yo me equivoqué, es decisión de ustedes si se equivocan como yo lo hice en alguna ocasión. Ofrecí disculpas porque lo hice mal: está en ustedes saber si son tan corrientes como yo, o si no llegan a ese nivel”.

Parecer ser que el gobernador de Jalisco no ha entendido lo que las manifestaciones buscan y reclaman: no es cuestión de ser o no “corriente”, de decir tal o cual palabra que ofenda la moralidad de las “buenas costumbres”. Lo que verdaderamente se observa en las muestras de inconformidad hacia el mandatario es la crítica a su manera autoritaria de gobernar y al desdén mostrado hacia los opositores. Las protestas no son en contra de las palabras altisonantes o de la utilización de éstas, son en contra del desvío de recursos al Santuario de los Mártires y a las televisoras, de la dilapidación del erario público y del desprecio a quienes critican estas acciones.

González Márquez ha hecho todo lo posible para reñir con sus opositores y sus críticos. Primero adujo que quienes estaban en contra de él eran “minorías”. Es decir, trató despectivamente a todo el que osara no concordar con sus acciones de gobierno. Después, debido al alcohol, a la alegría o a la sinceridad, espetó a esas minorías que le valía madre lo que pensaran y, además, gritando, les dijo: “chinguen a su madre”. Pero la ofensa no fueron las palabras altisonantes ni lo “corriente” que se vio el gobernador, el verdadero agravio fue desdeñar las opiniones de quienes piensan distinto a él y quienes creen que la utilización de recursos públicos para “donarlos” a la Arquidiócesis de Guadalajara (y a las televisoras) es simple y llanamente un desvío de recursos, un delito que, como tal, debe castigarse.

Al terminar su alocución en su terruño, en su amado Lagos de Moreno, González Márquez, entre gritos de los inconformes, dio una especia de cátedra democrática y pidió a los presentes “que entendamos que hay gente que piensa diferente y que los respetemos”. El discurso pronunciado por el mandatario dista mucho de sus acciones y de sus arengas pronunciadas bajo los efectos de unas copas de más. Cuando mencionó que quienes pensaban diferente eran una “minoría”, no entendió ni quiso entender que las minorías también tienen derechos en una democracia y que los gobernantes deben atender a sus planteamientos. Cuando espetó los ya clásicos “me vale madre” y “chinguen a su madre”, simple y llanamente no discernió que los pensamientos diferentes no sólo hay que conocerlos, sino que también, él, como gobernador, tiene la obligación de tomarlos en cuenta.

Aunque se quiera ocultar en las oficinas de gobierno, la inconformidad hacia González Márquez crece día a día. A lugar a donde vaya, hay manifestantes dispuestos a recordarle que no están conformes con su gestión. La vigilancia en torno al gobernador se ha incrementado: se va asemejando cada día más a Felipe Calderón (que llegó a la presidencia a través de un fraude electoral y, por ende, es un mandatario espurio), quien nunca puede salir de Los Pinos sin sus vallas y sus policías, sin sus retenes y sus operativos de seguridad. ¡Vaya manera de gobernar y de estar en contacto con el pueblo de estos “representantes populares” panistas!

lunes, mayo 12, 2008

Artículo El Occidental, 12/05/2008

La bicicleta como medio de transporte

Jorge Gómez Naredo

Es difícil, complicado y muy peligroso ser ciclista en la ciudad de Guadalajara. Parecería que hacer de la bicicleta tu principal medio de transporte es un atrevimiento que puede ser perseguido con un atropellamiento. La capital de Jalisco se ha transformado en una ciudad para los automóviles: ellos son los reyes, los poderosos, los que deben tener la preferencia en todo y a los cuales se les permite cualquier cosa.

Las autoridades municipales y estatales no han hecho gran cosa por incentivar el uso de la bicicleta: no existen hasta ahora ciclovías (y sí muchos pasos a desnivel, puentes y vías “rápidas” para los autos) donde el ciclista pueda ir tranquilo, sin la necesidad de cuidarse a cada instante de sufrir un accidente. Tampoco hay ciclopuertos donde los tapatíos puedan dejar sus bicicletas para ir a realizar sus actividades cotidianas. La ciudad carece de infraestructura para que la población pueda utilizar la bicicleta como medio de transporte. El auto es la autoridad: el gobernador sube en una camioneta último modelo y jamás piensa en los peatones ni en los ciclistas; lo mismo sucede con los presidentes municipales, los diputados, los ediles, los empresarios y, claro, jamás se ha visto al cardenal Juan Sandoval Iñiguez (el verdadero poder en Jalisco) paseando por las rúas de Tlaquepaque en una bicicleta de montaña o de ruta. Para ellos, que son los que al final toman las decisiones de gobierno, el único medio de transporte es el auto particular.

Cuando se habla de “inversión” en vías de comunicación, nuestras actuales autoridades siempre piensan primero en grandes avenidas, en puentes y pasos a desnivel. Jamás les pasa por la mente edificar ciclovías. Quizá reciban las iniciativas de algunas personas que buscan hacer de Guadalajara una ciudad donde el ciclista sea respetado y pueda movilizarse de manera segura y digna. Pero no toman acciones al respecto.

Actualmente, salir en bicicleta es una verdadera aventura. Los autos están por todas partes: en las calles y las banquetas. No respetan nada ni a nadie. El automóvil particular es intocable. La culpa de los accidentes siempre recae en el transporte público. Y sí, los choferes de camiones son un peligro, pero no solamente ellos, también los conductores de carros particulares.

Invertir y potenciar el transporte en bicicleta no es caro. Con más de ciento cincuenta millones de pesos que el gobernador ha desviado del erario público a empresas particulares (la Iglesia y Televisa) se pudieron haber construido varias ciclovías y ciclopuertos. Pero nada de esto sucedió. Continúan vendiéndose cientos de autos cada semana y las vialidades cada día están más llenas. Y en lugar de disminuir la proliferación de automóviles, las autoridades buscan realizar más y más vías rápidas.

La bicicleta como medio de transporte tiene varias ventajas: se trata de vehículos que no contaminan, la población hace ejercicio y se evitan embotellamientos en las avenidas. Pero parece que las autoridades no reflexionan sobre estos temas. Si bien es cierto la Vía Recrea-activa ha sido un éxito, se ha planteado como un día a la semana (o medio día) en el cual la bicicleta se hace dueña de las calles. Y está bien. Pero se precisa ir más allá. La bicicleta no solamente se debe ver como un solaz o una diversión, sino que se necesita conceptuar como una alternativa al automóvil y al transporte público (ahora tan caro y siempre con tan mal servicio).

Guadalajara se ha convertido en una ciudad llena de autos, con avenidas insuficientes para su circulación y con tráfico a todas horas. La bicicleta como medio de transporte puede y debe ser una alternativa. Pero las autoridades no hacen nada. No buscan dar seguridad a los ciclistas. Desde hace ya varios lustros quienes gobiernan Jalisco han pensado la modernidad como sinónimo de auto: entre más vehículos motorizados y más avenidas rápidas existan, más progresa la entidad. No se han dado cuenta que hoy, ser moderno, es buscar otros medios de transporte más sanos y menos contaminantes. Pero, ¿qué podemos esperar de “representantes populares” que jamás se detienen a mirar al pueblo y sus necesidades?