lunes, abril 14, 2008

Artículo El Occidental, 14/04/2008

La andanada mediática en contra de AMLO

Para Alejandra Hidalgo

desde el silencio de la terquedad

Jorge Gómez Naredo

Y la andanada mediática comenzó. Sí, las televisoras, buena parte de las radiodifusoras y varios periódicos han iniciado una campaña de desprestigio en contra del movimiento social que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el cual se opone a la iniciativa de reforma energética que envió Felipe Calderón a la Cámara de Senadores. Una reforma que pretende, sin duda, privatizar buena parte de Petróleos Mexicanos (PEMEX).

En las pantallas de televisión se discrimina a las mujeres (conocidas ya como “las adelitas”) que se movilizan en contra de la inversión privada en la paraestatal, que marchan y ejercen su ciudadanía; en las bocinas de los aparatos de radios se escuchan voces “especialistas” argumentando (si a lo que mencionan se le puede llamar “argumentación”) que AMLO está loco, que perdió piso y ya debe retirarse de la política. Se repite hasta el hartazgo que no se busca desde el Gobierno Federal privatizar PEMEX y que el ex-candidato a la presidencia por la Coalición por el Bien de Todos es un terco, un desquiciado. En las primeras planas de buena parte de los diarios se titulan las notas con palabras como “secuestro” de la “democracia” y de las “instituciones”: todos, al unísono, en contra de López Obrador y de sus seguidores

La estrategia mediática es clara: se busca engañar a la población tratando de inocular la idea de que la iniciativa calderonista de reforma energética no pretende la privatización de los recursos naturales del país. La realidad, sin embargo, es muy distinta a la que la mayoría de los medios de comunicación nos muestran: la iniciativa de Calderón tiene la intención de permitir capital privado en PEMEX, y eso, sin duda, se llama privatización.

Los noticieros del duopolio televisivo son una verdadera vergüenza para el periodismo serio, ético y que busca ser objetivo. Los presentadores de noticias (porque eso son Carlos Loret de Mola, Javier Alatorre y Joaquín López-Dóriga), a través de “entrevistas” y multitud de comentarios editoriales mezclados con notas, intentan desprestigiar a todo lo que huela a AMLO. No hacen un análisis profundo de lo que realmente significa la toma de las tribunas en las Cámaras de Senadores y diputados; les dan voz solamente a quienes están en contra de López Obrador y pocas veces a quienes están a favor.

En el caso de las radiodifusoras y de la prensa escrita, la situación no es distinta. Personaje (ya reputados de “chayoteros”) como Ciro Gómez Leyva o Carlos Marín, por mencionar solamente a dos, hacen “análisis” que ofenderían la inteligencia de cualquier académico medianamente conocedor de las ciencias sociales y de las humanidades. Por ejemplo, Gómez Leyva, en su noticiero de radio, “argumentó” que López Obrador era un “fascista” y que lo que buscaba con la movilización social era la implantación de una “dictadura”. Nada más alejado de la realidad. Lo único que demuestran estos señores (que se creen “líderes de opinión”) es su ignorancia de conceptos tan básicos como “fascismo” y “dictadura”.

No cabe duda que la andanada mediática en contra de AMLO y de sus seguidores (que no por simpatizar con el tabasqueño son “borregos” o “acarreados”, sino que son personas pensantes y conscientes de la situación que vive actualmente el país) estuvo planeada desde Los Pinos. Es imposible que en la mayoría de los medios de comunicación (con honrosas excepciones) se tenga una sola idea de lo que acontece en el país. La pluralidad de pensamiento y de opinión ha sido avasallada. Pero, a pesar de toda esta andanada mediática, millones de mexicanos siguen manifestándose y no le creen a las televisoras ni a la mayoría de las radiodifusoras porque saben que mienten, que inventan, que buscan desinformar. En esas personas que luchan, marchan y exigen su derecho a ser escuchadas (como se supondría pasaría en cualquier democracia digna de llamarse así), está, en realidad, la verdadera riqueza de México.