martes, abril 08, 2008

Artículo La Jornada Jalisco, 6-04-2008

Las minorías según González Márquez

Jorge Gómez Naredo

González Márquez es despectivo con lo que a su entender son las minorías, pues éstas, según el gobernador, no quieren que México progrese, que tenga un turismo religioso de gran calado ni que Jalisco sea considerado en América Latina como el lugar de los santuarios. Las minorías, según esta lógica, son retrógradas, necias y tercas, intransigentes, fanáticas y mentirosas; y deberían adaptarse y / o ser aplastadas por las mayorías.

Pero hay de minorías a minorías: están las que son marginadas (que desagraciadamente, en México, y contraviniendo las “reflexiones” de González Márquez, son mayorías), las que no pueden cumplir sus sueños porque no hay dinero, porque no hay futuro, porque no hay viabilidad. Pero también están las otras minorías, las que están alejadas de las que menciona y discrimina González Márquez: son las minorías beneficiadas, las que tienen todo para irse y regresar, para estudiar y viajar, para vivir bien y sin la preocupación de qué se comerá mañana. Son las que no están inscritas en el Seguro Social porque tienen el dinero suficiente para pagar un hospital particular o en el extranjero. Las que no comprenden la existencia de otras “minorías” que sufren a diario discriminación pobreza y vejaciones –minorías que son, contraviniendo nuevamente las elucubraciones sesudas del gobernador, mayorías-.

González Márquez pertenece a una minoría, pero no a las sediciosas e inconformes, a las malas y peligrosas, sino a una selecta: como funcionario público González Márquez gana la nada despreciable cantidad de 81,070.50 pesos quincenales, es decir, más de 160,000 pesos al mes. Con ese dinero cualquier mexicano se inscribe en una minoría porque, ¿quién gana esa cantidad en el país? Tuvo además la oportunidad de ascender en la estructura política del Estado y pertenece a una élite, la del PAN, que es la minoría rapaz por antonomasia. Y también es parte de una minoría porque en estos meses que lleva de gobierno se ha dedicado a beneficiar a las minorías que ganan bien, que hacen jugosos negocios y que tratan, por todos los medios posibles, de impedir que el Estado cumpla su función de redistribuir el ingreso.

Las minorías detestadas por el actual gobernador de Jalisco son tercas y están conformadas por todos los mexicanos que se oponen a cualquier cosa, ya sea a un desvío de fondos públicos de más de 90 millones de pesos o a la corrupción que existe en el gobierno federal. También son minorías las que quieren que México progrese con equidad, justicia social e igualdad; por ejemplo, esos locos que están dale y dale con que no se privatice Pemex porque sin la paraestatal como puntal de desarrollo, el país se vendría abajo. Minorías son las que critican los altos gastos de “comunicación social” de los gobiernos (dinero que, por cierto, no se reparte equitativamente entre los distintos medios de comunicación, sino que va a dar siempre a las dos televisoras particulares de México), los insultantes sueldos de los funcionarios públicos, la carencia de políticas integrales de desarrollo, cultura y artes. Las minorías, según González Márquez, son por naturaleza necias y todo les molesta.

Para el gobierno del Estado de Jalisco las quejas y la inconformidad de las minorías por el desvío de fondos (disfrazado de donación) de dinero del erario público a la Arquidiócesis de Guadalajara, son parte de la pluralidad existente en el Estado. Cada quien puede decir lo que quiera y como quiera, pero la última palabra la tiene el señor capo di tutti capi, es decir, el purpurado Juan Sandoval Iñiguez.

Las minorías, sin embargo, poco a poco se hacen mayorías: las minorías que no tienen que comer; las que están hartas de pagar impuestos de sus míseros salarios mientras los grandes consorcios empresariales los evaden; las que tienen dignidad y no admiten la usurpación de Felipe Calderón como presidente de la República; las minorías que marchan y cantan y gritan y vuelven a marchar porque saben que la manifestación es una forma de practicar la democracia; las que protestan y se inconforman con un gobierno veleidoso como el de González Márquez, que se ha dedicado a desviar recursos públicos a empresas particulares como Televisa, TV Azteca o la Arquidiócesis de Guadalajara; las minorías que buscan un mundo más justo, más igualitario y más lleno de esperanzas para millones de personas.

Las minorías según la concepción de González Márquez son todas aquellas organizaciones sociales o ciudadanos que están en contra de lo que él diga o piense. Son minorías, por ejemplo, los cientos de personas, académicos, obreros y estudiantes que han mostrado su rechazo a la “megalimosna”; también lo son quienes repudian el incremento al precio del transporte público, la falta de oportunidades y la incapacidad de las autoridades municipales, estatales y federales para crear empleos.

En esta época de cinismo, hipocresía y veleidades por parte de buena parte de las autoridades (en especial las panistas y las priístas), solamente las minorías pueden cambiar el rumbo del país. Minorías que digan no, que alcen la voz, que luchen por sus derechos; minorías que pidan, por ejemplo, la renuncia del gobernador de Jalisco y que sigan luchando para restablecer la democracia en México; minorías que salgan a las calles para impedir el saqueo al erario público que está llevando a cabo González Márquez; minorías que hagan entender al gobernador que ellas, las minorías, son mayorías, y que además, tienen derecho a mandar, porque la democracia de eso se trata.