lunes, septiembre 10, 2007

Artículo La Jornada Jalisco, 9/09/2007

Ciudad, destrucción y modernidad: el caso de Guadalajara

Jorge Gómez Naredo

A lo largo del siglo XX la ciudad de Guadalajara perdió su armonía arquitectónica. El centro histórico pasó de ser uno de los más imponentes y bellos del país a un amasijo de casas y locales comerciales sin un estilo predominante. Poco a poco las fincas de valor histórico y artístico fueron derruidas para que los automóviles circularan rápidamente y para que la “gente bien”, de dinero, pudiera asistir al centro de la ciudad en sus vehículos últimos modelos. No se pensó, a mediados del siglo pasado, que el turismo podía ser un negocio muy redituable y que, para echarlo a andar, se precisaba mantener una ciudad (o tan siquiera un centro) armoniosa arquitectónicamente. Nada importó. Avenidas y más avenidas sin planeación; destrucción y más destrucción; estacionamientos para que los autos pudieran estar seguros mientras sus dueños paseaban por una ciudad que poco a poco perdía su belleza.

Esta destrucción no ha terminado, continúa, está vigente en la actualidad. Las autoridades han prestado poca atención a la armonía arquitectónica. Se ha llegado al absurdo de permitir la construcción, en pleno centro histórico, de edificios llenos de vidrios sin ninguna relación con la arquitectura decimonónica. Ejemplos hay muchos: ahí está el centro joyero, en plena plaza tapatía. Otra destrucción absurda fue el conjunto arquitectónico del otrora hermoso cruce de las avenidas Juárez y 16 de septiembre, que se transformó en estacionamientos, tiendas comerciales y edificios que no guardan ninguna relación con lo que fue, hace ya muchos años, la bella arquitectura tapatía.

Estas transformaciones han sido motivadas por muchos factores: falta de visión por parte de los gobernantes, de los empresarios y de la ciudadanía en general; corrupción y, especialmente, la búsqueda denodada de una malentendida modernidad. Los resultados están a la vista de todo aquel que visite el centro histórico de la ciudad: amasijo de casas y locales comerciales sin armonía arquitectónica y una escasa captación de turistas nacionales e internacionales y, por ende, exiguos ingresos económicos.

Pese a esta preocupante situación, sigue viva la intención de continuar derruyendo casas sin ton ni son, en detrimento siempre de ciertas zonas que todavía guardan un poco de armonía arquitectónica. Es el caso del proyecto Horizontes Chapultepec, a cargo del español Grupo Lar, el cual plantea la construcción de cuatro torres de 19 niveles cada una que se ubicarán, si se llega a concretar, en avenida Chapultepec, entre las calles de Vidrio y Mexicaltzingo. Este proyecto contempla un centro comercial. Es común para las élites tapatías que el progreso venga aparejado de símbolos: avenidas rápidas, estacionamientos y los infaltables centros comerciales o malls. Lo malo en este proyecto (seguramente bien recibido en ciertas zonas adineradas de la ciudad) es que destruiría algunas casas que, aunque no tienen valor artístico, son parte del ambiente arquitectónico de la zona.

Vaya cosas extrañas de la vida: mientras Alfonso Petersen Farah, alcalde de Guadalajara, trata de “modernizar” a la ciudad para que en 2011 los juegos panamericanos resulten ser “los mejores de la historia”, se continúa destruyendo la armonía arquitectónica en diversas partes históricas de la Zona Metropolitana de Guadalajara y se demuestra, también, que no hay planes para verdaderamente modernizar a la ciudad. El centro histórico está abandonado, sin remozamiento y sin visos de intención alguna de arreglarlo. Todo se planea en derredor del automóvil y nada se piensa en el mejoramiento del transporte público. Ya las pretensiones de realizar una nueva línea del tren ligero han quedado atrás y, en su lugar, se puso una ruta más de autobús, el famoso “pre-tren”. Los proyectos para echar a andar un “metrobús” se han olvidado y nada se concreta.

La belleza de Guadalajara, sin duda, no es un asunto prioritario. Es más importante que todos los ciudadanos tengan comida, que todos sean felices, que todos estén trabajando y que por su trabajo obtengan una remuneración justa. Sí, no es prioridad la armonía arquitectónica del centro histórico. Sin embargo, este asunto demuestra claramente la incapacidad de las autoridades y la falta de visión y de miras de los gobernantes. Una ciudad moderna no significa más torres, más centros comerciales o más avenidas rápidas. Una ciudad verdaderamente moderna sería en la que la mayoría de la población tenga transporte público digno, vivienda digna, trabajo digno. Eso sería la verdadera modernidad, una modernidad llena de justicia. Y claro, una ciudad moderna que sepa, quiera y desee conservar sus zonas históricas, su patrimonio artístico, su cultura. La modernidad, y esto parece ser que no lo han entendido los gobernantes, no es el edificio alto, el túnel rápido para el auto o el centro comercial lujoso. Una ciudad verdaderamente moderna es aquella donde existe tolerancia, respeto hacia el pasado y, también, justicia en el presente y en el futuro. Edificarla es el trabajo de las autoridades. Pero, ¿cómo hacerles entender a quienes gobiernan que ésa es una de sus responsabilidades?

2 Comments:

Blogger Raúl Lara said...

Es increíble la miopía con lo que usted escribe en este blog. Lo que usted propone entonces, Sr. Gómez Naredo es que siga extendiéndose horizontalmente la mancha urbana con la consecuente destrucción de nuestros bosques. Con la terrible extensión de la mancha asfáltica que, dicho sea de paso eleva impresionantemente la temperatura de la ciudad. Viaje a Los Ángeles y verá el problema de distancias en transporte de lo que usted plantea con su pavor infundado al crecimiento vertical. Y que las firmas inmobiliarias, al no tener sus permisos para un crecimiento vertical ordenado, sigan depredando los pulmones de Guadalajara en sus alrededores y tener una ciudad chaparra, eso sí, con sus muy tapatíos cotos privados sin identidad, sin sentido de pertenencia, con el despilfarro de energía que esto implica en términos de transporte, tremendamente automovilístico. Una ciudadsota como la ciudad de México, extendida horizontalmente hasta el infinito. Ojalá usted viajara un poco más para darse cuenta de cómo funciona el mundo actual, Esta es la ciudad que nos merecemos por gente que piensa como usted. Horizontes Chapultepec es un proyecto estéticamente diseñado, que le ofrece a una nueva generación la oportunidad de vivir su ciudad desde el centro de su historia, de cuidarla más, pues está pagando un precio por ello, de transportarse rápidamente de un lugar a otro, a veces hasta caminando o en bicicleta, una oportunidad desperdiciada de unir identidades, de unir generaciones. La decisión sobre el desarrollo urbano no debe tomarse desde su visión pseudopoética, sino desde la inteligencia y la razón de lo que conviene partiendo desde la idea de que es una ciudad densamente poblada, en base al análisis de los expertos (profesionales: Ingenieros, urbanistas y Arquitectos con experiencia en el campo); la actual administración tapatía ha sido la mejor en términos de imparcialidad y promoción del desarrollo urbano. Precisamente las autoridades tienen la obligación de atender tanto a las asociaciones de colonos como a quienes invierten o son propietarios de predios en la zona (el caso de los constructores) defendiendo los intereses de todos. Entonces si el Tribunal Administrativo le da la razón a desarrolladores de edificios, se debe respetar su fallo correspondiente a un organismo facultado para lidiar con estos temas. También vendría al caso hacer valer la voz de quienes apoyan el crecimiento vertical: una gran mayoría de los tapatíos (70% en la encuesta del Informador –el diario local más importante- aprueban y se entusiasman con el crecimiento vertical).
El desarrollo vertical representa una opción viable para ordenar el crecimiento de la ciudad; desbordado hacia las afueras de la misma, si realizando adecuaciones se pueden instalar edificios altos en el interior de la mancha urbana se le da sustentabilidad y mejor imagen a Guadalajara; además de impulsar la economía. Ante el crecimiento acelerado de las ciudades y su expansión horizontal, los gobiernos no sólo de Guadalajara, sino de muchas metrópolis del mundo, han buscado alternativas efectivas que ayuden a mejorar la urbanización de los habitantes de ciudades densamente pobladas.

La nueva filosofía de las ciudades pobladas está fundada en concentrar a los seres humanos ordenadamente en un sitio: Ya no te metas al bosque, ya no destruyas tu entorno, tus pulmones.

Se ha llegado a la conclusión de que el crecimiento vertical, es decir, la construcción de edificios de departamentos y oficinas, es una solución viable para el mejor aprovechamiento de los espacios urbanos. En capitales Europeas como París, Londres y Madrid es pequeño el porcentaje de personas que viven en casas o en chalets, como lo nombran los españoles; prefieren edificios altos. Las casas ya sólo se utilizan como lugares de descanso a las afueras de las ciudades; inmersos en la sierra, o pequeños pueblos.

Aunque Guadalajara tiene terreno por ocupar, el modelo de una ciudad extendida (al más puro estilo estadounidense) plantea problemas, algunos de ellos muy serios y graves. La contaminación provocada por la mancha asfáltica, la sensible subida de la temperatura, la deforestación y la fealdad de un desarrollo urbano malo además de plano.

El crecimiento hacia arriba no sólo es el futuro por su mejor aprovechamiento de los espacios, sino posiblemente la única realidad que sin proponérselo, vuelva a hacer habitable a la ciudad. Atrás ha quedado el concepto de casas que planteaba Le Corbusier en siglos pasados.

Esta ciudad está mal de la cabeza, quiero ver en 10 años como se va a poner esto con la contaminación generada por los automotores, por el tremendo derroche de energía invertida en transportarse, ¡ah pero eso sí! con sus hermosas casitas céntricas abandonadas y habitadas por nadie, con sus bosques destruidos, con su creciente arquitectura improvisada.
Con su estrés provocado porque no alcanza el tiempo para nada, con sus habitantes enfermos tratando de sobrevivir las distancias.

Usted estará muy feliz porque, en aras de cuidar la supuesta belleza de estos terrenos baldíos llenos de basura, y una casa abandonada que no está ni siquiera catalogada en el libro de propiedades patrimoniales, usted ha puesto hasta en la boca del Secretario de Cultura palabras y conceptos que salen directamente de este blog para impedir el desarrollo de Horizontes Chapultepec. Mi frustración es muy grande porque mi familia y yo adoramos la Colonia Americana, la encontramos como una opción en la ciudad con historia, con sentido de pertenencia. Y no existe una sola casa digna que esté al alcance de una familia de clase media como nosotros en esta colonia, una colonia negada para las nuevas generaciones. Horizontes Chapultepec representaba para nosotros una opción para vivir en la zona más interesante de la ciudad: la más heterogénea. Hoy habitada tan solo por unos cuantos, con una infraestructura subutilizada. Con otros edificios verticales feos que no tienen nada que ver con la estética del proyecto de grupo Lar. Están a punto de impedir su construcción gracias a la negativa de una instancia miope como la Secretaría de Cultura, neófita en desarrollo urbano sustentable y experta en pseudopoesía.

12:40 p.m.  
Blogger Camilo Ná said...

Estimado señor Raúl Lara, muchas gracias por su comentario. Lo que me queda de él respecto al texto publicado en este blog es simple: usted no ha entendido nada del artículo. Yo no opinó en él que no se construyan edificios verticales . Lo que opino (y que desgraciadamente usted no entendió) es que en el caso de Avenida Chapultepec se rompería (como se ha estado haciendo por toda la ciudad) la armonía arquitectónica que tuvo. Es todo. No dije más ni dije menos. Me parece bastante buena la apropiación de los pobladores de su ciudad y claro, que no estemos creciendo a lo bruto y que haya un mejor sistema de transporte público. Pero con la construcción del edificio (que podrán comprar departamentos sólo las "personas bien", o clasemedieros que aspiran a ser ricos, con sus plaza comercial en plena avenida Chapultepec) no se resolverán los problemas que usted plantea.

Sobre sus irónicos comentarios, me parece que esto no abona en nada a la discusión que se precisa para que tengamos una mejor ciudad. Y bueno, si usted entiendo el mundo, dígamelo, porque habemos muchos, miles de personas que cada día hacemos un esfuerzo por comprenderlo un poquito. Pero si usted ya encontró la solución, dígalo, de verdad, sería muy benéfico para todos.

Con afecto.

1:42 p.m.  

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