domingo, enero 07, 2007

Artículo La Jornada Jalisco 07/01/2007

Miedo y censura

Jorge Gómez Naredo

¿A qué le teme el gobierno de Felipe Calderón? ¿Por qué la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), dependiente de la Secretaría de Gobernación, censuró un mensaje del PRD donde se daba cuenta de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente legítimo de México? ¿Acaso la información de lo sucedido en el país debe ser analizada y, en su caso, desaparecida de los canales informativos?

Después del 2 de julio de 2006 la gran mayoría de los medios de comunicación (en especial los electrónicos) decidieron plegarse a los intereses de Felipe Calderón. El movimiento social encabezado por Andrés Manuel López Obrador, uno de los más amplios y paradigmáticos de la historia del país fue borrado de las pantallas de televisión. Cientos de miles de personas que apoyaron, apoyan y apoyarán al ex candidato de la Coalición por el Bien de Todos desaparecieron de los “informativos”. La realidad en las calles, las multitudinarias marchas, las muestras de apoyo, los esfuerzos de crear canales de comunicación alternativos no existen para quienes “dan las noticias” en la radio y la televisión. Una censura del silencio, de la inexistencia, del no eres, no estás, no cuentas.

La presidencia legítima de México ha mantenido contacto con sus simpatizantes a través de Internet, de pasar la voz, de las radios alternativas y de las pocas publicaciones objetivas que existen en el país. La censura se plantea a través del ocultamiento de la información. Ejemplos tenemos muchos: cuando López Obrador mandó a San Lázaro su iniciativa de presupuesto, la mayoría de los medios de comunicación no mencionaron nada al respecto, a pesar de haber sido retomada por legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) para enderezar la barbarie de presupuesto que había enviado Felipe Calderón (en el cual se reducía el presupuesto a la seguridad social, a la educación y a todo lo que tuviera que ver con justicia e igualdad). La censura, en este momento, es no informar, no dar voz a cientos de miles de personas; mientras tanto, los “analistas” antilopezobradoristas tienen las páginas abiertas de diarios y revistas y el tiempo aire suficiente para expresar en radio y televisión sus falacias sobre el movimiento de resistencia civil pacífica. ¡Vaya igualdad en la libertad de expresión!

Seguramente los asesores de Felipe Calderón se han dado cuenta de su fracaso al pretender esconder información sobre la presidencia legítima. López Obrador continúa siendo apoyado por millones de personas. Ni la salida de los noticiarios matutinos de Ricardo Rocha en Radio Fórmula ni las amenazas a varios periodistas por informar sobre la realidad mexicana han sido suficientes para menguar el apoyo popular a AMLO; tampoco han logrado ocultar la antipatía que cientos de miles de mexicanos sienten por Felipe Calderón.

El gobierno federal tiene miedo; no del narcotráfico (con éste siempre se puede llegar a acuerdos) ni de la violencia producida por el enfrentamiento entre cárteles, sino del movimiento encabezado por López Obrador. Por eso la Secretaría de Gobernación (comandada por el genio de la tortura y la intimidación, Francisco Ramírez Acuña), a través de RTC, ha decidido censurar un programa radiofónico de cinco minutos donde se da cuenta de la toma de posesión de López Obrador. Cinco minutos que atemorizan al gobierno federal y le devuelven su debilidad, oculta en las imágenes de aparatosos operativos castrenses en contra del narcotráfico. Tan débil se siente el gobierno federal que cinco minutos le producen zozobra.

Felipe Calderón llegó a la presidencia mancillando la voluntad popular, pues mintió, dividió, enconó a los mexicanos y apoyó un fraude que violentó los pocos avances democráticos del país. Y quien llega así al poder, siempre tiene miedo, en todas partes; a donde vaya, su rostro, a pesar de las sonrisas hipócritas, devela una mueca de miedo. Todo ello se expresará, poco a poco, en más y más censura. Dentro de las perspectivas de un gobierno débil, cinco minutos de información parecen un peligro, una cuestión de supervivencia.

Felipe Calderón experimenta miedo y para ocultarlo lleva a cabo una estrategia mediática simple: militarizar el gobierno civil. Por eso los espots de televisión con imágenes del ejército mexicano, por eso aparece Calderón con boina y chamarra militares en una visita a las instalaciones castrenses de Apatzingán; por eso Ramírez Acuña deja en manos de “los expertos” (las fuerzas punitivas) la lucha contra el narcotráfico; por eso la televisión repite los “logros” de los operativos en contra de los cárteles. Sin embargo, todo ello es imagen, simulación y un claro mensaje de intimidación al movimiento lopezobradorista. Es decir, Felipe Calderón reafirma, cada día más, su miedo a los mexicanos, esos mismos que, según el IFE, el TRIFE y el PAN, lo llevaron a la presidencia.