martes, enero 02, 2007

Artículo El Occidental 31/12/2206

Aumento del transporte público y la derecha jalisciense

Jorge Gómez Naredo

El pasado 26 de diciembre subió el transporte público en el Estado de Jalisco. De 4 pesos pasó a 4.50. Este incremento estuvo marcado por la sospecha de corrupción y la ineficacia de las autoridades. Los más afectados por este incremento fueron, nuevamente, los pobres, quienes se transportan en servicio público; al gobierno estatal no le importó el irrisorio aumento al salario mínimo, la pobreza que día a día se acrecienta, el mal servicio de los autobuses y la insuficiencia del tren ligero. Nada lo hizo cambiar de opinión y permitió, con poca presión, un aumento que en poco tiempo se incrementará todavía más.

La dictadura del automóvil es la constante en la ciudad de Guadalajara. Los gobernantes, acostumbrados a viajar en autos lujosos y sin haber tenido la experiencia de subir a un camión o al tren ligero, gobiernan desde una perspectiva obtusa, fijándose siempre en los intereses de sus grupos y no en los de la mayoría. El sistema de tren ligero, bien acondicionado y con una vigilancia muchas veces rayana en la intolerancia (como la prepotencia de ciertos policías al interior de las estaciones), es un servicio insuficiente que no cumple las expectativas de una sociedad necesitada de medios de comunicación más rápidos y con mayor cobertura. Los camiones dan un pésimo servicio y no hay un transporte digno para la ciudadanía: la vialidad (como la sincronización de los semáforos) es un caos y las líneas de autobuses están mal planeadas. Un rezago ancestral en las vialidades es notorio en la ciudad de Guadalajara y resultan alarmantes las perspectivas de seguir las autoridades actuales en el Estado.

Comparemos los servicios de tren ligero tapatío con el metro, el metrobús y el tren ligero en la ciudad de México. En Guadalajara el tren ligero tiene 29 estaciones repartidas en dos líneas; la población en Guadalajara, según datos oficiales, es de 1’600,940 habitantes. El Distrito Federal, con 8’720,916 habitantes, tiene una red de metro con 175 estaciones en 11 líneas; su tren ligero consta de una ruta con 18 estaciones y un metrobús con 36 estaciones: en total 229 estaciones con 13 líneas. La ciudad de México tiene 7’119,976 habitantes más que Guadalajara. Si hacemos una pequeña ecuación para saber cuántas personas hay por estación, tenemos que en la ciudad de México por cada 38,083 personas hay una estación de metro, tren ligero o metrobús. En Guadalajara, en cambio, por cada estación hay 55,204. Las diferencias son muchas y, si Guadalajara continúa con la dinámica de potenciar el transporte particular en detrimento del público, se irá denigrando la calidad de vida de los tapatíos.

Ahora bien, ¿cuánto cuesta el servicio colectivo en la ciudad de México? El metro y el tren ligero tienen un costo de dos pesos; el metrobús de 3.50. El primero y el tercero tienen servicio de prepago. Los autobuses varían por la distancia que se recorra, pero el costo jamás pasa de 4 pesos. Resumiendo: en la ciudad de Guadalajara, por un servicio mucho menos eficaz se paga (en general) el doble que en México, por un servicio mucho más amplio y rápido.

Las autoridades panistas tapatías y jaliscienses han tenido la oportunidad de beneficiar a su población a través de un subsidio al transporte público o una mejora (ampliación) al tren ligero, pero no lo han querido hacer. Para ellos las grandes avenidas, los pasos a desnivel y los puentes son la solución. Lo más absurdo de todo es que la población que viaja en transporte público (una mayoría) continúe votando por la ineptitud y la falta de visión de los gobiernos panistas; éstos siempre beneficiarán a los ricos, a los intereses de las empresas de transporte y jamás se fijarán en la inmensa mayoría de la población. Ojalá y los jaliscienses, un día, dejen de pensar en el PAN como el partido que sacó al PRI de Los Pinos y lo vean como lo que realmente es: un instituto político de derecha que no tiene intención de beneficiar a los menos favorecidos.