Artículo El Occidental 01/10/2006
Tan fácil como deducir
Jorge Gómez Naredo
Sherlock Holmes, el famoso investigador creado por sir Arthur Conan Doyle, es uno de los personajes de la literatura universal que pone en práctica un complejo sistema deductivo: todo indica algo, en todo hay que fijarse. En una de sus aventuras, Holmes le dice a su inseparable compañero Watson: “El mundo está lleno de cosas evidentes en las cuales no se fija nadie, absolutamente nadie ni por casualidad”. Por eso, la deducción es puesta como regla. Quizá en estos tiempos nebulosos, donde todo parece confuso, nos haga falta un poco de ese espíritu deductivo.
Deducir, por ejemplo, por qué la televisión se ha dedicado a injuriar cualquier movimiento social que busca reivindicar alguna causa justa; y deducir, también, por qué, después de una campaña electoral sucia y de un fraude que impuso a un mediocre individuo en la presidencia, los poderes fácticos se alistan, cada vez más, a negociar la venta de los recursos energéticos del país.
La televisión se ha impuesto una labor: manejar a la población e imponerles una realidad lejana de la cotidianidad. Desde hace mucho tiempo las televisoras han dejado de servir al pueblo y se han colocado como aliadas al poder. Pierre Bourdieu, el gran sociólogo francés, afirmó que la televisión “que hubiera podido convertirse en un extraordinario instrumento de democracia directa [se ha convertido en] opresión simbólica”. Lo vemos claramente: Televisa y TV Azteca decretaron la inexistencia del movimiento de resistencia civil pacífica encabezado por Andrés Manuel López Obrador; borraron de un jalón a cientos de miles de personas que, el 15 de septiembre, dieron el grito en el zócalo capitalino y, al mismo tiempo, protestaron en contra del fraude electoral y de Felipe Calderón; también le negaron importancia a la Convención Nacional Democrática y al nombramiento de AMLO como presidente legítimo de México. Han luchado con todas sus fuerzas por criminalizar la disconformidad del pueblo de Oaxaca con su gobernador (otro espurio) Ulises Ruiz. Para las televisoras, nada de esto tiene importancia. ¿Por qué? Simple deducción: Vicente Fox les otorgó grandes beneficios y ahora están pagando su deuda y se amoldan a la visión del gobierno federal y de los derechistas que lo encabezan.
Felipe Calderón llegó a la presidencia a través de una campaña sucia y un fraude electoral. En todo momento fue apoyado por grupos de empresarios (nacionales y extranjeros) que se frotan las manos al pensar en la apertura a la inversión privada de los recursos energéticos mexicanos. Se arriesgaron y ahora quieren su pago. Simple deducción: hay reuniones secretas entre empresarios y gente cercana a Calderón para “negociar” la privatización de los bienes de la nación. Entonces, claro está, todo se explica, se esclarece, llega con luz. ¿Por qué el PAN y el PRI han pactado en el congreso de la unión la mayoría de las comisiones y al PRD, que es la segunda fuerza, lo han relegado? Porque para privatizar PEMEX, la CFE y Luz y Fuerza del Centro necesitan un acuerdo en “lo oscurito”, donde se repartan inequitativamente las comisiones y, después, se vote por la apertura. No necesitamos mucho, simple y llana deducción. Shelock Holmes deduciría rápidamente los ajustes en la política mexicana y, con voz de satisfacción, le diría a Watson: “es claro”.
Ahora bien, ¿qué puede hacer el pueblo para defender sus recursos naturales que tanto trabajo ha costado defender (revisemos la historia del cardenismo y aprenderemos mucho)? No cabe la menor duda: la movilización. Si los mexicanos no alzamos la voz, la batalla estará perdida. Por eso, hoy es el tiempo de estar unidos y decirle a los panistas, al PRI y a la derecha que no queremos la venta de nuestros recursos naturales. De pasada, les daremos un gran mensaje a los poderes fácticos: no les creemos más y queremos un presidente legítimo, no uno espurio. Eso es todo. No es difícil, si todos salimos, ellos callarán, se asustarán y recularán. La voz del pueblo les infunde miedo.
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