lunes, junio 25, 2007

Artículo El Occidental, 25/06/2007

¿Democracia y separación de poderes en México?

Jorge Gómez Naredo

El gobierno federal presentó, a través del Secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, el proyecto de “reforma fiscal”, en el cual no se toca (ni con el pétalo de una rosa) a los grandes empresarios (que pagan bajos e irrisorios impuestos con estratagemas engañosas, corrupción y demás lindezas) y, por el contrariom se les da un fuerte golpe a los bolsillos de los medianos empresarios, de la clase media y de los sectores menos favorecidos. Con el acostumbrado aparato mediático utilizado en este sexenio carente de legitimidad, se ha publicitado que la “reforma fiscal” busca favorecer a los pobres. En el Congreso de la Unión el PAN apoyará raudamente las modificaciones, olvidándose, sus diputados, que existe autonomía del poder legislativo respecto al ejecutivo. Los legisladores del PRI, por su parte, venderán caro su apoyo y serán presionados por Calderón para que aprueben la reforma y así formar una “aplanadora de dos rodillos”.

El PRI y el PAN se arreglan y cabildean siempre arriba, en la cúpula, con amenazas y presiones, con dádivas y prebendas, nunca pensando en el pueblo, en la sociedad, en la ciudadanía, sino en sus intereses partidistas e individuales, en los espacios de poder que pueden lograr apoyando o desechando tal o cual propuesta. Por ejemplo, exactamente unos días antes de ser presentada la “reforma fiscal”, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) -que ha perdido autonomía del ejecutivo y sirve a sus intereses y deseos- emprendió sendas investigaciones en contra de Mario Marín y de Ulises Ruiz, gobernadores de Puebla y Oaxaca, respectivamente. Resulta de verdad sospechoso que más de un año después de los excesos y atropellos cometidos por estos dos gobernadores, exactamente en la coyuntura de la “discusión” y aprobación de la “reforma fiscal”, se inicien estas “investigaciones”. No cabe duda que es una estrategia de presión en contra del PRI para que, a través de acuerdos siempre arriba, se apruebe la “reforma fiscal”. ¿Por qué se presiona a Mario Marín y a Ulises Ruiz y no a Enrique Peña Nieto o a Sergio Estrada Cajigal, ambos gobernadores (uno del PRI y otro del PAN) también inmiscuidos en excesos, represión, corrupción y en vínculos con el narcotráfico? La estrategia es muy clara: el gobierno federal presionará al PRI para aprobar la “reforma fiscal” a través de amenazas a Ulises Ruiz, a Mario Marín y, también, con la intimidación a la candidatura de Jorge Hank Rohn al gobierno de Baja California, quien tiene, gracias a sus muchos negocios y vínculos con todo tipo de delincuentes, posibilidades muy altas de triunfar.

La cuestión importante aquí es la falta de funcionamiento en la supuesta democracia mexicana y en la separación de poderes. El poder legislativo debería actuar de contrapeso al ejecutivo, pero observamos lo contrario: los diputados del PAN no analizan ni contradicen en nada lo planteado por Felipe Calderón, que se ha constituido como un presidente sin legitimidad pero con intenciones claras de autoritarismo; el PRI, por su parte, negocia lo que puede siempre pensando en sus intereses partidistas y nunca en el bienestar del pueblo. El PRD o la oposición no consigue tener una presencia fuerte contra la maquinaria del llamado PRIAN. Entonces, ¿dónde está la voz del pueblo supuestamente representada en el poder legislativo?

Con el poder judicial pasa algo todavía más preocupante, pues actúa siempre en consonancia con el ejecutivo. En el sexenio de Vicente Fox, el anterior presidente de la SCJN, Mariano Azuela, era un “soldado” más del presidente y obedecía lo que se le ordenaba. Ahora parece que las cosas no han cambiado y, en decisiones importantes, los magistrados tienen que “pedir” la opinión de Calderón para actuar. ¡Vaya separación de poderes!

El panorama para México no es nada halagador. Las decisiones que se deben tomar en beneficio de la sociedad se cabildean entre unos cuantos y los intereses que menos pesan son los del pueblo: todo se realiza con la lógica de las cúpulas de los partidos políticos. Por eso es necesario que la sociedad se organice pero, desgraciadamente, la ciudadanía piensa y reflexiona a partir de lo que dice la televisión. ¡Vaya problema!