Milenio cada vez peor: censura Carlos Marín a Federico Arreola
Nuevamente Carlos Marín ha hecho de las suyas, pero ahora se ha saltado la barda. Desde que Federico Arreola dejó la dirección de Milenio, Marín siempre se consideró un simple relleno, hombre mediocre que por azares del destino le había tocado la dirección del diario. Nunca se quitó la sombra de Arreola, simple y llanamente porque es infinitamente inferior en capacidades, reflexión y visión política y social. No es la intención santificar a Arreola, es más, en muchos aspectos no me cae nada bien de él; por ejemplo, cuando fue la intervención norteamericana en Irak, desesperaba su opinión para que México apoyara la masacre. Pero todo está dentro de las diferencias y divergencias de pensamiento. Ahora bien, lo que hizo Marín, no tiene nombre. Quitó la columna de Arreola y, en el lugar donde aparecía, puso sus simplonas palabras con una foto (casi de cuerpo completo) suya. Pero la cuestión no solamente de censura, también es simbólica: si observamos, veremos en el Milenio de hoy el título de la columna de Marín: “La canija persistencia de López Obrador”. El mensaje es simple: “a la chingada todo lo que huela a AMLO y aquí truenan nomás nuestros chicharrones”. Y claro, lo simbólico es eso: donde antes había una persona defendiendo (es decir, siendo objetiva) a AMLO, ahora aparece un antilopezobradoristas furibundo, mediocre y altanero.
Carlos Marín se ha adueñado, junto con Ciro Gómez Leyva, de Milenio. Van abriéndose camino (a través de su irrestricto apoyo a Calderón y al PAN) en los medios de comunicación electrónicos, pero han perdido (si es que algún día la tuvieron) credibilidad. Ahora se les ve como perros mastines (de esos que traían los conquistadores a Tenochtitlan) contra AMLO y el movimiento de resistencia civil pacífica, pero como pequineses (o French Poodle) que cuando llega su dueño, le lamen la mano y le mueven la cola.
Recordemos los encabezados de Milenio en contra de la APPO, a favor de Granier y de la tortura en Tabaco, en fin, cada día ese diario (y todos sus periódicos regionales, como Público en Guadalajara) están más desacreditados. Es decir, si comparamos Crónica, Uno más uno y Milenio, ya no encontramos diferencias muchas, quizá algunos articulistas (como Pablo Gómez y otros más), pero la línea editorial..., huele a podredumbre, junto con Carlos Marín y Gómez Leyva.
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