domingo, octubre 08, 2006

Artículo El Occidental 08/10/2006

Confesiones de dos países que son uno mismo

Jorge Gómez Naredo

México 2006. Dos visiones de país, dos posturas, dos miradas, dos maneras de observar el mundo, de palparlo, tocarlo, hacerlo de uno. Por un lado arriba, bien arriba. Confesión 1: Vamos bien joven, ¿o no lo nota?; algunos asuntos incómodos como esos maestros y “violentos” oaxaqueños (“además de indios tenían que ser pobres”). Habrá que detenerlos: están violando el estado de derecho y eso, nada más, se nos permite a nosotros, a los que producimos y le damos vida a esta nación, nosotros que invertimos y guiamos a todos aquellos “nacos” y pobretones que viven en la pobreza por culpa nada más de ellos mismos, porque no trabajan, son alcohólicos, viciosos, y tienen, para acabarla, muchos hijos.

Nosotros, la gente bien y los empresarios, los buenos, los mejores, pues. Cultos, digamos, un poco, o un mucho, depende con quién platiquemos. Hablar inglés, viajar, y los autos lujosos... Mire a mi hijo, acabadito de llegar de Londres, un joven de bien, como usted, claro está. Es que tenemos prestigio. No invertimos en negocios peligrosos; eso no es de nosotros; nunca lo ha sido. Desde siempre, desde antes del siglo XIX. Soltamos el dinero sólo cuando el beneficio es seguro e inmediato. Seguramente habrá unos que arriesguen, pero son los menos. En las cámaras de comercio e industria estamos los más, e invertimos sobre seguro, sobre ganancia expedita y harto pingüe.

Tenemos derecho porque nosotros hacemos este país e hicimos las reglas. Pero estamos preocupados: dizque el populista ése mentado, el López, anda ahí alborotando a la gente, que dizque hicimos fraude. Pues sí, lo hicimos, pero qué, fue en bien del país, de la patria. Lo quisimos comprar; le ofrecimos los millones: “mire don Andrés, nomás déjenos trabajar como siempre lo hemos hecho, no nos quiera cobrar los impuestos que nunca hemos pagado, y el dinero para su campaña está, ¿cómo la ve?” Pero el canijo no quiso nada y se fue por la libre. A pues no, eso no se permite en la política de altura, y por eso la campaña en su contra y el fraude. No que muy gallito, pues no, con nosotros no puede. Y no podrá. Ahí anda alborotando, pero no lo vamos a dejar. Aunque, a veces, nos da un poco de miedo…

Por el otro lado, abajo, bien abajo. Confesión 2. Mire, acá siempre hemos sido pobres y siempre nos habían dicho que era la ley de Dios: “unos nacen bien, otros no tanto”. Pero yo como que ya me cansé. Digo, porque andar siempre de aquí para allá, trabaje y trabaje sin ganar nada, nomás pa’ mal comer. Pues como que no, ¿o sí? Por eso apoyé a mi presidente legítimo, mi peje, y por eso lucharé, hasta el final; morir de hambre no es nada bonito. Yo admiro a los de Oaxaca. Mire nomás, enseñándonos a luchar contra el poderoso. Años de humillación y ya, ya se cansaron. A mí me da alegría. Y así como ellos luchan contra el tal Ulises, así nosotros lucharemos contra el espurio, el dizque presidente electo, el tal Calderón.

A mí me vienen y me dicen: “a respetar el Estado de derecho, que así avanza el país”.Y pues lo he respetado, pero siempre el mentado estado de derecho, no sé por qué, se va con los de arriba; así como que no, ¿o sí? Mire joven, todos mis sobrinos están en Estados Unidos; hace seis años nomás estaba uno, pero ahora, los siete. Entonces, ¿dónde están las bondades del dizque progreso y la estabilidad? Como que no va por ahí la cosa, ¿verdad? Yo por eso con mi presidente legítimo, que aunque no cambie todo, cambiará algo: y por eso yo lo ayudaré, porque ya me harté de tanta injusticia, tan pocos ricos y tan muchos pobres, como yo, y como usted, porque también es pobre, ¿o no?

Dos mundos, dos visiones, dos países, juntos, muy juntos, pero totalmente distintos. ¿En dónde nos colocamos? Porque ambos, aunque no lo parezca, son México.