jueves, noviembre 01, 2007

Artículo El Occidental 28/10/2007

A propósito del gasolinazo y el placazo: ¿dónde están los excedentes del petróleo?

Jorge Gómez Naredo

Extrañas son las cosas en este país: lo que se observa en la realidad y lo que dicen nuestros gobernantes que pasa en esa misma realidad son visiones distintas, alejadas, distantes. La presidencia de la República (encabezada por un gobernante que, aunque no les guste a los de arriba, es “espurio”), hace campañas costosísimas para tratar de convencer a toda la población de las bondades del nuevo régimen. En los anuncios de televisión, radio y prensa escrita se argumenta que se lucha contra la delincuencia, se atrapa a los malhechores, a los malos, a los peores; “vamos bien”, grita en cualquier foro Felipe Calderón. Pero en la realidad, digamos, real (no virtual, no mediática), las cosas varían, se alejan de esa visión idílica de los gobernantes y hay delincuencia que es incontrolable, existe pobreza y simple y llanamente no vamos bien: nos dirigimos a un abismo.

Hay cosas en este país que son difíciles de comprender: inexplicables, enigmáticas, inextricables, llenas de misterio. El caso más visible ahora es el del petróleo. Según notas del viernes pasado, el precio del crudo tipo Brent se ubicaba en la nada despreciable cantidad de 92 dólares (precio histórico). La mezcla mexicana, por su lado, cuesta 77 dólares el barril. Es decir, los precios, por la inestabilidad en Medio Oriente, se han incrementado de una manera constante y no han bajado. México, siendo un país que tiene petróleo y posee la infraestructura para extraerlo (a pesar de las carencias que han producido gobiernos obstinados en vender barata y rápidamente la empresa paraestatal PEMEX), con los altos precios del “oro negro”, lógicamente, obtiene ganancias verdaderamente amplias. La pregunta que nace es, ¿por qué la situación de la economía mexicana no cambia?, ¿por qué no se notan en infraestructura o en programas sociales los excedentes del petróleo? Misterio.

Felipe Calderón propuso a la Cámara de diputados gravar la gasolina para obtener mayores recursos. El rechazo al llamado gasolinazo no se hizo esperar y Calderón, tan endeble, tan débil, tan sin legitimidad, no tuvo más opción que recular y posponerlo. Ello provocará, sin duda, dos aumentos: el producido al momento de la aprobación –que ya se dio– y el que vendrá cuando se lleve a cabo la medida, cuando se ponga en marcha. El caso es que, ¿para qué un impuesto a la gasolina, que cargarán todos los ciudadanos, si se tienen los excedentes del petróleo?, ¿dónde está ese dinero?, ¿en qué se ha utilizado?

Según se dijo desde el gobierno de Vicente Fox (cuando se incrementaba de una manera vertiginosa el precio del crudo), el excedente petrolero iría a parar a los Estados. Pero nuevamente surge el misterio: si dicho dinero fue a todos los Estados, ¿por qué en Jalisco, por ejemplo, Emilio González Márquez quiere cobrar un reemplacamiento cada tres años para obtener recursos y crear infraestructura, para hacer que de la nada surja todo, para llevar a Jalisco al desarrollo y al progreso inimaginable, en lugar de utilizar los excedentes del petróleo? Misterio.

Preguntas hay muchas, pero una importante, ¿en qué invirtió el gobierno del Estado los excedentes del petróleo?, ¿en pagar los altos sueldos de los funcionarios, los viajes al extranjero de los mismos funcionarios con toda su prole y de dos que tres empresarios también con toda su descendencia?, ¿en comilonas y francachelas?, ¿en campañas electorales? ¿En qué se gastó, pues, ese dinero?

Misterio, misterio y más misterio. Todo es inexplicable, todo es indescifrable. No se dice en qué se gastaron los ingresos petroleros, pero sí se llevan a cabo medidas para incrementar impuestos y cargar la mano a la ciudadanía. Cosas extrañas pasan en este país, verdaderamente extrañas. Mientras todo se esclarece (si es que algún día se conoce la verdad), no nos queda más que luchar y protestar enérgicamente contra el gasolinazo y el placazo. Porque, como dice por ahí una multitud de gente: “ya basta”.